Aún siento cómo se estrujan mis tripas. Vuelve a resonar el nombre de Heath Ledger en la prensa y tras 16 años de su trágico fallecimiento, algo me dice que ya es hora de que le dedique unas líneas. Palabras que han habitado en mí durante años y que hoy quiero remarcar, dado que su legado y trascendencia nos sigue atrayendo a muchos de nosotros.

Corría el año 1999 y en plena preadolescencia descubrí la película «10 razones para odiarte» (Gil Junger) inspirada en «La fierecilla domada» de William Shakespeare. La necesidad de sentirme identificada con un personaje que pudiera representar todos los cambios que yo estaba comenzando a experimentar, fue cubierta a la perfección con el papel de Julia Stiles en la película. Con lo que yo no contaba, era con caer platónicamente enamorada de su coprotagonista, Heath Ledger. Enseguida, se convirtió en mi actor fetiche, yo nunca había sentido algo tan absurdamente genial, tratándose de alguien a quien jamás conocería personalmente. Entre los pájaros de mi cabeza, yo creía tener una conexión muy especial con aquel actor Hollywoodense. Cada dato que recopilaba sobre él, sentía que era capaz de secundarlo, trasladándolo a las escasas referencias que yo tenía sobre la vida adulta. Seguí su trayectoria como actor y director de vídeos musicales y me aprendí su biografía de cabo a rabo. Realmente, le cogí mucho cariño por muy estrafalario que esto suene y es algo que, aun a día de hoy, puedo afirmar que sigo sintiendo.

Creo que los personajes públicos desempeñan más de una función desde su posición y una de ellas, es la de servir como referencia para los adolescentes, quienes llevando a cuestas sus tiernas inseguridades logran atisbar algo de confianza y seguridad en sí mismos al identificar aspectos de sus vidas con los de estas personalidades. Ante lo desconocido, en general, sentimos un vértigo que, en ocasiones, nos puede llegar a paralizar. Durante los años que abarca la adolescencia, tener un modelo de referencia se torna crucial para dar luz y estabilidad emocional a una época bastante convulsa. Sinceramente, siento un enorme respeto y agradecimiento hacia esos «famosos» que tienen en cuenta a sus fans. El simple acto de ser quienes son o en algunos casos, quienes aparentan ser, beneficia la existencia de muchas personas y en especial, la de los más jóvenes. Creo que se debe tener conciencia sobre ello y también responsabilidad, porque su ejemplo también puede llegar a trastocar vidas de una forma muy negativa.

Aunque Heath no era conocido por su buena relación con la prensa, sí lo fue, y cada vez más, como actor. Su gran actuación en «Brokeback Mountain» (Ang Lee, año 2005) junto a su buen amigo Jake Gyllenhaal, le supuso la nominación al Oscar como Mejor Actor. Unos años más tarde, Heath marcó un precedente representando la mejor versión del Joker en «Batman The Dark Knight» (Christopher Nolan, año 2008). Por su actuación, recibió el Oscar póstumo a Mejor Actor de Reparto en el año 2009. Ledger, llevó la preparación del papel de Joker hasta el extremo. Se encerró durante semanas en la habitación de un hotel para adentrarse en la psique del personaje. Su representación fue una llamada al caos y a la anarquía llevados, incluso, hasta la improvisación de escenas en la grabación de la película. Ejemplo de ello, es cuando parece que falla el interruptor del explosivo que hace saltar por los aires al Hospital. Otra de esas escenas es en la que interrumpe la fiesta, donde Heath también improvisaba y así, ambas secuencias se mantuvieron rodadas para poder ser hoy, testigos de ello.

Hace unos días, en una entrevista con motivo de la presentación de la exposición de Francis Bacon: Human Presence, en la National Portrait Gallery de Londres, Nolan ha revelado el haber utilizado varias pinturas del artista para el diseño del maquillaje de Ledger en la que fue su interpretación del Joker. Esa oscuridad y el vacío que caracteriza sus obras, la incertidumbre y la violencia que se percibe en ellas, dotaron del mismo aire al personaje, creando algo realmente único hasta entonces en las películas de Batman.

Poco tiempo después de finalizar el rodaje, la muerte de Heath, el 22 de Enero de 2008 con 28 años de edad, me golpeó con bastante dureza. Eran conocidas sus dificultades para dormir y su «mente siempre funcionando», lo que derivó en la mezcla de medicamentos para el insomnio (y quizá, algo más) que terminó por causarle una sobredosis accidental. Entonces, estaba trabajando en la representación de un papel para «El Imaginario del Doctor Parnasus» (Terry Gilliam, año 2009).

A través de éstas líneas, siento que de algún modo presento mi respeto y grandísima admiración por un actor que, más allá de su carrera profesional truncada cuando comenzaba a ver una bonita luz, me ayudó a atravesar una adolescencia difícil. Estoy segura de que no hablo sólo por mí, que este mismo sentimiento agridulce, con sus particularidades, lo comparten muchas más personas en el planeta. Agradecida es poco.

marta pérez fernández revista rambla

Amante de la música y las letras. Apasionada por el dibujo y el deporte. Estudié música, comencé con cuatro años y toqué el violín hasta cumplir los dieciocho. Desde entonces, Londres, Barcelona y Madrid han supuesto grandes experiencias vitales. Escribo porque tengo mucho que decir y necesidad de comprender.

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