No resulta fácil calificar al fotógrafo y artista Hiroshi Sugimoto, pero desde luego que echando un vistazo a cualquier de sus fotografías se capta su gran personalidad, originalidad y una gran fuerza visual. No vamos a descubrir a un fotógrafo tan reputado e influyente, experimentado y estudiado, pero bien merece la pena bucear por sus obras para buscar inspiración, como gran artista que es.
Posee un sentido estético de gran altura y sus imágenes desprenden enormes posibilidades de interpretación, a la vez que son enormemente ricas.
Hiroshi Sugimoto es un reconocido fotógafo japonés afincado en Nueva York desde la década de los setenta. Desde su llegada a la gran manzana se sintió fascinado por la sociedad norteamericana y el estilo de vida, haciendo con sus imágenes series cargadas de crítica implícita. Podemos destacar sus series “Dioramas” o «Seacapes» quizás las más conocidas, junto a sus personales capturas de edificios y monumentos de sobra conocidos.
Sugimoto se mueve entre lo conceptual y la experimentación. Como viajero inquieto ha retratado desde la naturaleza (no hay más que recordar que su foto más conocida fue por ser elegida para la portada de un álbum del grupo Ua salas de cine, retratos moda, arquitectura o formas conceptuales. Sin duda un artista que ha buscado la perfección técnica para plasmar y expresar su personal e influyente visión.
Hiroshi Sugimotoes un fotógrafo japonés (nacido en Tokio el 23 de febrero de 1948, está afincado en Nueva York desde 1974) que realiza fotografía conceptual con su cámara de gran formato 8×10” y sus largas exposiciones, consiguiendo una reputación de fotógrafo con una gran habilidad técnica.
Sus series de fotografías, desarrolladas a partir de propuestas conceptuales muy definidas, como Dioramas yWax Museums (1976), Theaters (1978), Seascapes (1980), Bays (1995) o Architecture (1997), lo han consagrado como uno de los más sólidos valedores de la fotografía estadounidense.
Sugimoto tiene mirada de escultor, de pintor, de arquitecto y de filósofo. Utiliza su cámara fotográfica en una miríada de modos para crear imágenes que contengan de sus temas la esencia, ya sea arquitectónica, escultural, de pintura o de la propia naturaleza.
Da un valor extraordinario a la artesanía, imprimiendo sus fotografías con atención meticulosa y una comprensión profunda de los matices de la impresión argéntea y de su potencial, con una gran riqueza tonal en su gama de colores aparentemente infinita de negros, blancos y grises.
Su obra se ha expuesto de manera individual en museos tan importantes como el Metropolitan y el MOMA de Nueva York.
En el año 2001 recibió el Premio internacional de la fundación Hasselblad por su obra, en 2006 el Premio PhotoEspaña, y en 2009 el Praemium Imperiale en la categoría de Pintura otorgado por la Asociación de Arte Japonesa.
Hiroshi Sugimoto es una de los fotógrafos más reconocidos de su generación. Ganador del prestigioso premio Hasselblad en el 2001, sus fotografías en blanco y negro combinan el riguroso tratamiento conceptual con una dominio de la técnica fotográfica.
Nace en 1948 en Tokyo y en 1972 se traslada a estudiar fotografía a Los Ángeles en el Art Center College of Design. Fotógrafo desde los años 70, su vida profesional transcurre entre Nueva York y Tokyo. Entre sus principales influencias artísticas se encuentran el Surrealismo, el Dadaísmo y en especial una conexión con la obra y la filosofía de Marcel Duchamp.
Asimismo, cuando inició su carrera las corrientes más en boga eran el conceptualismo y el minimalismo, cuya influencia en su composición es indudable. Su obra gira entorno la relación entre la historia y la existencia temporal. Usa la fotografía como máquina del tiempo, preservando y plasmando la memoria. Con esta idea ha realizado las series Dioramas (1976-), Theaters (1978-) y Seascapes (1980-).
Extremadamente sensible a la escultura, la pintura, la arquitectura y la filosofía encuentra en la cámara un vehículo para captar al “sujeto” en su esencia, con independencia de su origen (material o natural).
El resultado compositivo se caracteriza por el equilibrio y la simetría, lo que produce una sensación de delicadeza y fragilidad. Estudia cuidadosamente los efectos de la luz para plasmar en el instante preciso la emoción concreta.Trabajador obsesivo y perfeccionista, ha desarrollado series fotográficas durante más de treinta años. En el apartado de retrato tiende a “congelar” al sujeto en el espacio.
En su serie “Portraits” (1999) selecciona cuadros barrocos y esculturas de museos de cera y las reinterpreta mediante un elaborado proceso de iluminación que reproduce las condiciones lumínicas de la época en que fueron realizados.
Podemos encontrar obra suya en las más prestigiosas colecciones contemporáneas de fotografía como el Guggenheim, el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, el Center for Contemporary Art, Kitakyushu, Japan o la Pulitzer Foundation for the Arts
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.