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Una gran parte del cine se ha visto, se ve y se verá también como simple entretenimiento, dónde el disfrute de una película depende, casi en exclusiva, de la voluntad del espectador y su consciencia acerca de lo que va a ver. Sin embargo, en Hitman; Agente 47, el esfuerzo es mayúsculo y la manida suspensión de la realidad necesaria para que la acción avance, se convierte en un sonoro dejar el cerebro en la puerta de la sala. Esto no tendría por qué ser en absoluto un hándicap, pues a lo largo de la historia cientos de películas han explotado la fórmula, creándose estupideces realmente divertidas como, por ejemplocasi todas las películas de acción de los años 80.

Pero, existe un problema de base insuperable: Hitman; Agente 47 es terriblemente aburrida. Y esto, en un producto con un guion casi inexistente y que toma al espectador por estúpido, es imperdonable.

Las constantes y bien coreografiadas escenas de acción acaban resultando repetitivas en su ejecución, abusando, además, de un CGI mal integrado, que nos devuelve en más de una ocasión al videojuego en que está basado el film. La música, bien adecuada a lo que sucede en pantalla, acaba destrozando los tímanos, de puro machacona.

Las interpretaciones varían entre lo correcto y mínimamente carismático (Rupert Friend, sustituto del malogrado Paul Walker, protagonista previsto antes de su muerte) a lo prescindible (Hannah Ware) o ajusticiable (Zachary Quinto, que debe aferrarse con ahínco a su papel de joven Spock en la saga de Abrahams, o va a pasarlo realmente mal).

Historia confusa, no nos permite ahondar gran cosa en las motivaciones de los personajes. Ni falta que haría, si nos diese adrenalina constante y no esas innecesarias pausas de ritmo atroz, entre escena de acción y escena de acción.

sirve, a pesar de todo, como bonito publirreportaje de Audi o como campaña turística a favor de Singapur. En este aspecto, la «película» es un éxito irrefutable.

Un desastre en todos sus aspectos

Pero un desastre barato y que, más que probablemente, resultará rentable en taquilla.

Y es que todo gran estudio, en este caso 20th Century Fox, del actual Hollywood, inmerso en una evidente falta de ideas, que ha afectado gravemente las taquillas de superproducciones («El llanero solitario«, «John Carter». «El Atlas de las Nubes«…), que no siempre han sido malas películas, está explotando en sobremanera sus divisiones de cine más «barato«, obteniendo grandes beneficios a corto plazo.

La fórmula es sencilla: actores semidesconocidos, fácil producción, productos de fácil consumo, compra de licencias que aseguren cierto target de asistentes al cine, (en el caso que nos ocupa, la licencia de la saga de videojuegos Hitman, elogiada por la crítica especializada y un rotundo éxito de ventas, hecho que supone una menor inversión en publicidad para la película)… lo que se traduce en una inversión económica asumible, con base en presupuestos razonablemente bajos, que aseguran beneficios inmediatos con una mínima asistencia al cine.

No es de extrañar que, tras los créditos, se nos amenace con una secuela. El éxito económico está garantizado, por lo que, más que probablemente, veremos de nuevo al Agente 47 en la gran pantalla.

Tenemos entre manos un conato de éxito que intenta seguir el camino de la saga «Resident Evil».

No se dejen engañar.

Estreno 2 de octubre 2015

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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