El trabajo asalariado no ha sido nunca plato de buen gusto para las mentes inquietas. Hay personas que, independientemente de la situación laboral del lugar donde se encuentren, priorizan su felicidad por encima de su seguridad y acomodamiento y se arriesgan y pelean por lograr lo que, a priori, es de una dificultad inusitada. Y es que, como veremos, «hoy en día hay que luchar para ser artista».
Este sábado de julio conocemos a tres mujeres que encarnan esa búsqueda de la plenitud vital y desprecian una forma de vida monótona y catenaria: Dori (21 años. Estudiante de Relaciones Públicas y Publicidad. Directora de Producción ocasional), Silvia (23 años. Directora de Producción para Dulcinea Studios) y Gemma (38 años. Administrativa y, por encima de todo, fotógrafa). El punto de reunión es una conocida librería del barrio de Gràcia de Barcelona, ideal escenario para desbarrar sobre arte.
Toda entrevista ha de empezar con una pregunta, y, para esta obviedad, decido preguntar con una de las cinco cuestiones básicas que ha de preguntarse: “¿Por qué?”. ¿Por qué se decidieron a pelear en unos sectores tan, a priori, complejos?
Dori, como benjamina del grupo, muestra una considerable seguridad en sus respuestas. Siempre le interesó el mundo del cine, pero fuera del alcance de las cámaras. Organizada y metódica, decidió que el mundo de la producción encajaba con su modo de ser a la perfección y, acabado el bachillerato, descartó las Pruebas de Acceso A la Universidad e inició, y terminó, un ciclo superior en Dirección de Producción. Sin embargo la realidad del sector cinematográfico español reorientó sus intereses al mundo de la Publicidad e inició sus estudios en Relaciones Públicas y Publicidad.
Silvia se muestra más concisa, pero contundente en su respuesta: “Prefiero hacer algo en lo que disfrute y no que tenga más salidas. Si te esfuerzas, logras ser bueno. Y si logras ser bueno, sales adelante.”
Gemma, todo sonrisas, supone un caso atípico. Administrativa de formación, conoció la fotografía a los 28 años, a través de un fotógrafo que se ganaba la vida en bodas, bautizos y comuniones. Inicialmente la vio como una forma de ganar dinero fácil, pero, por suerte, o por desgracia, para ella, se apasionó y decidió formarse plenamente, especializándose en fotografía paisajística y de viajes. Explica su caso de forma explícita y con “salero”: “”El aburrimiento me llevó a la fotografía”.
Imagen y sonido en España
Hecha una idea de sus personalidades, la entrevista se vuelve más seria y decidimos centrarnos en el estado del sector de la Imagen y Sonido en España.
Todo camino vital comienza con un primer paso. Este pueril parafraseo laociano permite introducir los inicios de estas jóvenes. Y ninguno es sencillo.
Silvia rompe el hielo, incidiendo en la dificultad para aplicar los conocimientos teóricos adquiridos. La producción es un sector empírico y no puedes asumir experiencia con facilidad, pues nadie conoce tu trabajo y nadie te ofrece oportunidad… por no conocer tu trabajo.
Por este motivo, se suele empezar a trabajar gratuitamente. Hacer currículum es primordial y hasta que no lo consigas, no puedes marcar un alto en el camino y establecer una posición firme que te permita decir “hasta aquí”.
En su caso, Silvia se considera muy afortunada. Casi recién terminado el ciclo de Producción que realizó, conoció, a través de las Redes Sociales, el trabajo de la creativa Paola Calasanz y estableció con ella una relación laboral y de amistad que aún perdura. Sus vídeos emotivos se hicieron tremendamente virales a través de internet y desembocaron en una oferta en firme del programa de Antena 3 “El Hormiguero”, para colaborar en una sección creada ex profeso, que aún está en emisión.
A pesar del historial profesional y el prestigio en el sector que le está proporcionando su trabajo para Dulcinea Studios, Silvia tuvo que sacrificar sus emolumentos iniciales, en favor de numerosas horas extras, no remuneradas oficialmente, y un empleo a jornada parcial como dependienta en una tienda de ropa deportiva. Actualmente, por suerte, puede dedicarse casi en exclusiva a su trabajo con Dulcinea, con un salario apropiado y compagina éste con sus estudios online de diseñadora de moda y con funciones de distribución de fotografías realizadas por un fotógrafo de interiores afincado en Londres.
No deja de ser curioso darse cuenta de que Silvia habla con pasión de su situación, con ojos vivaces y una amplia sonrisa, a pesar de la saturación y el desenfrenado (y poco remunerado) ritmo de trabajo. Considera que el perfil profesional que está desarrollando (principalmente gracias a su trabajo para “El Hormiguero”) le abrirá numerosas puertas para el futuro y le hará ser mucho mejor profesional. Si bien es cierto que, a pesar de su posición gratamente establecida, considera infravalorada su función, desde un punto de vista general, pues no se tiene en valía que un productor “es el primero que entra y el último que sale”, sus habilidades sociales (e, incluso, psicológicas) han de ser enormes y ha de encontrarse disponible 24 horas al día.
“Una película no existiría sin el productor”, apostilla.
Gemma, por su parte, despotrica contra la situación actual del sector de la fotografía. A pesar de su edad, muestra la garra y el inconformismo de sus compañeras de entrevista y sus palabras se superponen a sus pensamientos.
A pesar de llevar diez años en el mundo fotográfico, no ha sido hasta hace unos pocos meses en que se ha decidido a apostar su vida profesional a esa carta, iniciándose, como es habitual, en la foto de boda, bautizo y comunión.
Su intención es abandonar su trabajo de administrativa pasado el verano y se considera una principiante, que busca su hueco en un mundo marcado por la minusvaloración del trabajo. Y, dado que se encuentra en sus inicios, se encuentra con la misma dificultad: “hacerse un nombre”. Sin embargo, Gemma se ha topado con un hándicap esencial: la fotografía digital. La decadencia de la fotografía analógica ha devenido en una proliferación de “fotógrafos de móvil”, sin una formación adecuada, con unos precios ridículamente bajos y una calidad de trabajo afín a esos precios. A esto, se une la facilidad con la que se puede reproducir cualquier trabajo, lo que merma considerablemente los ingresos del fotógrafo, al prescindirse del negativo.
Gemma carga contra los que piensan que la fotografía es “sólo apretar un botón” y no ven todo el trabajo, formación e inversión en material que conlleva. Está cansada de que le pidan reportajes gratuitos amigos (“y amigos de amigos de amigos…”) y conocidos, que no entienden la necesidad, y necesidad, de “captar el momento” en cada trabajo que realiza.
Dori, por último, ahonda en el menosprecio que recibe el productor, tanto económicamente, como a nivel de reconocimiento. No se entiende su labor, como pieza importante para publicitar un trabajo o proyecto, o permitir que éste se lleva a cabo de forma eficiente. El incremento de la utilidad de la redes sociales ha hecho aumentar la, incorrecta, a su parecer, idea de que la autoproducción es la mejor forma de fomentar el conocimiento… y reducir costes.
No es difícil darse cuenta de que todas coinciden en que el mundo audiovisual funciona por contactos y “boca a boca”.
¿Cómo ser artista?
En este punto, la entrevista ha derivado a una crítica constante. No es menester apagar ese fuego y, a mi requerimiento sobre la existencia de un mercado regulado para el sector, se produce un sonoro y sincronizado “para nada” que retumba por la cuasi vacía librería.
Todas hacen hincapié en el hecho de que, ni tan sólo, pueden ser encuadradas en una categoría laboral específica. No existen unos estudios superiores públicos específicos y los que existen privados, son exorbitados y su relación calidad-precio no es siempre simétrica, debido al hecho de que existen muy pocos centros de enseñanza.
Por este motivo, se ha de optar, generalmente, por la vía del trabajo autónomo, ya sea por libre o trabajando para una agencia. Debido a los elevados costes y la competencia en el sector, son mayoría las agencias que “aconsejan” a sus empleados la adscripción al sistema de autónomos.
El sistema de autónomos español no puede definirse de otra forma más que mediocre e injusto. Para Gemma, resulta caro y con escasa cobertura (cobrar una baja o un subsidio de desempleo resulta casi misión imposible) y las cuotas (264,44€ por mes, para los ingresos mínimos, este 2015, en los casos en que el autónomo no se puede acoger a ninguna reducción) y los constantes pagos en conceptos relacionados con IRPF e IVA, minimizan los beneficios, por lo que muchos profesionales se ven obligados a no cotizar sus primeros trabajos.
Sangrante resulta, si se compara con otros países como Reino Unido, donde la cuota de autónomos no excede los 14€ al mes, para el mismo caso de ingresos mínimos… si bien es cierto que para ingresos mayores, se establece un porcentaje fijo en base a esos ingresos.
Con estos datos, podemos deducir que el sistema de autónomos español está enfocado a beneficiar a los emprendedores que generen grandes beneficios. Sin tener en cuenta que ha de pasar un tiempo para lograr esos grandes beneficios y la exención fiscal generalizada bajo gobiernos socialistas y populares ni se ha planteado. Por tanto se intenta generar riqueza beneficiando a las grandes empresas… y se masacra a los emprendedores.
Un planteamiento económico meridianamente lógico… en un país marcado por la tradición del trabajo especializado y en plena crisis económica.
Ante este panorama, Dori, Gemma y Silvia observan un posible cambio de gobierno como una solución para sus sectores. Pero cada una con sus propios matices.
Así, Silvia, desconfía del supuesto interés en el sector cultural que destilan las nuevas fuerzas de izquierda. Pero, en el hipotético caso de que se produzca ese cambio que se anhela, considera prioritario inculcar la educación artística desde la infancia. Desde el punto económico, es vital potenciar la formación y a los emprendedores, pues, hoy en día “hay que luchar para ser artista”. Demasiado.
Gemma aboga por una profunda reestructuración política, “venga del lado que venga”, pero que mejore la situación actual. Para ella, un gobierno de derechas nunca mirará por el pequeño empresario ni por el emprendedor. Un ejemplo claro lo podemos encontrar en las masivas condonaciones a las grandes empresas, cuando el pequeño empresario sufre, incluso, embargos, a causa de pequeñas deudas.
Dori, igual que Gemma, apuesta por el cambio, pues, también en materia cultural, España va demasiado por detrás, con respecto a, por ejemplo, la mayoría de estados europeos.
Y vamos llegando al final de nuestra entrevista. A pesar de sus excelentes instalaciones, el calor de la librería hace estragos y los abanicos y el agua fresca copan el interés. Por tanto, llega la pregunta final, que, no podía ser otra…
“¿Cuáles son vuestras perspectivas de futuro?”
A pesar de las dificultades, y por su propia personalidad, como demuestra la profesión que han elegido, ninguna quiere obtener fama, pero sí reconocimiento.
Silvia, al tener la posición más estable de las tres, se conforma con seguir así. Pero no duda en seguir formándose, intentando aprender de los mejores profesionales que pueda conocer. Se marca un periodo de trabajo exhaustivo, que le permita, con vista a, al menos, diez años, no abandonar su vida personal por su trabajo. Sabe que la presión y el realizar algo que te apasiona puede enganchar, pero considera importante formar una familia y establecer y mantener vínculos personales.
Gemma, posiblemente debido a su edad (física, que no de espíritu, como se ha podido ver) apuesta con una vida humilde, pero que le permita vivir del trabajo que adora. Sus palabras son precisas: “me vale con poder pagar mi hipoteca y poder viajar de vez en cuando para sacarme la espinita de la fotografía de viajes”.
Y Dori, con todo un abanico de opciones en las que bucear, se muestra cauta y razonable y prefiere ir paso a paso. Tras acabar su diplomatura, y especializarse, prefiere, de inicio, trabajar para los departamentos de imagen de las empresas. Se muestra interesada en tratar de mejorar la imagen corporativa de las empresas que lo necesiten, para potenciarla y posicionarla lo mejor posible. No descarta, sin embargo trabajar en producción, una vez haya conseguido experiencia suficiente, que le permita ampliar su lista de contactos. Pero considera esta opción tremendamente complicada, debido a la situación actual del sector.
Desconozco si todas lo conseguirán. Pero no puedo dejar de sentir una mezcla de envidia (in)sana y esperanza ajena hacia ellas.
Hay futuro.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.