Dimos una vuelta por Plaza Catalunya, donde las carpas instaladas en los pastos conmemoran el comienzo de un movimiento que desde hace un año intenta poner freno a las políticas de recortes y a una crisis de la cual no se sienten culpables. Aquí un pequeño resumen de algunos de los grupos que hoy representan parte de ese descontento que se hizo escuchar en el mundo entero.

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No es necesario contar aquí la historia de ese particular nombre que llevan colgado en sus petos amarillos y que combina tan bien con el blanco de sus cabelleras. Son los abuelos catalanes que ven con miedo como ese “estado benefactor que tanto nos costó construir” se va desmoronando cada viernes con los tan anunciados recortes. Conversamos con ellos pues es su propia voz la que ha demandado salir a la luz pública para apoyar el movimiento.

Es que, como ellos mismos nos señalaron, no están acá para pedir nada en particular, sino que para dar fuerza moral al resto de los manifestantes “nos costó una enormidad crear el estado benefactor y hoy quieren destruirlo”, dicen. Están organizados como movimiento autónomo desde el mes de octubre del 2011 cuando se encerraron en el Banco Santander y se hicieron conocidos en todo el mundo.

“Somos un movimiento asambleario, no dependemos de ningún partido político y nos hemos plegado al 15-M” cuentan orgullosos, “lo particular de nuestro movimiento es que no pedimos nada para nosotros, lo que no queremos es que nuestros hijos y nietos se encuentren con una sociedad peor que la que hemos vivido nosotros” agregan “es que nosotros ya hemos pasado más de tres cuartas partes de nuestras vidas y lo que queremos es que la gente que viene detrás tengan esa sociedad por la que luchamos  durante la dictadura y la transición. Esa es nuestra filosofía”

Los estafados: «Hemos tenido que aprender pagando»

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Hasta hace un tiempo para Jordi y Antonio los términos “mercado secundario”, “prima de riesgo” o “deuda subordinada” les eran totalmente desconocidos. Pero la actual situación los ha transformado en peritos en el tema y ese léxico antes tan lejano, a la fuerza, es hoy parte de su discurso. Es que son dos de las víctimas de los bancos y han visto como el sueño de un piso propio, en el caso del primero, o el fruto del trabajo de toda una vida, en el segundo, se han esfumado en manos de las instituciones en que un día confiaron.

Jordi tiene veintinueve y hasta el año pasado había depositado treinta y cinco mil euros para optar a la compra de un piso. En el banco la posibilidad de una cuenta para vivienda no le ofrecían, así que optó por “participaciones preferentes”. En diciembre del 2011 tuvo que acudir al banco ya que un imprevisto lo obligó a la necesidad de retirar parte de sus ahorros, pero le dijeron que no, que lo sentían mucho pero que su dinero estaba congelado.

Lo citaron para enero y la respuesta fue la siguiente “del cien por cien del capital que yo había invertido, el treinta se me trasformaba en acciones del mismo banco y el setenta restante, en deuda subordinada”. En resumidas cuentas, si en junio de esta año vende esas acciones, pierde el cuarenta por ciento. “Yo no entendía nada, de “participaciones preferentes” pasaba a “deudas subordinadas”, lo que significa que si quiero recuperar la totalidad de mi dinero tengo que esperar diez años”.

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La posibilidad que le dieron para contar con el dinero hoy es solicitar al mismo banco un préstamo, es decir, pagar un interés por usar lo propio. “Le entregué el dinero de mi casa, el banquero era de confianza no sólo mía, sino que de toda mi familia, paso un tiempo y cuando fui a sacar el dinero al banco, vino la sorpresa”, cuenta Antonio.

Le dijeron que no podía por que ahora era un cliente “preferente”. Eso lo descolocó, jamás se había enterado que era “preferente”, y en todo caso, si era así, con mayor razón esperaba que le dieran su dinero cuando él lo necesitara. La palabra misma lo anunciaba como un cliente con un trato especial.

Además del dinero, lo que más le duele es la traición a su confianza “yo a la chica que me atendía hasta le había regalado un ramo de flores, para que veas que nos llevábamos bien”, cuenta en relación a la ejecutiva que le informó de la imposibilidad de realizar su giro. Ahí se acordó que todo lo que había visto por la televisión no era tan lejano, ahora él era una más de las víctimas de los bancos y por eso está en Plaza Catalunya para contar su historia y avisar al resto de los riegos que significan las instituciones financieras.

Plataforma de afectados por las hipotecas: «La vivienda no tiene que ser un negocio, sino que un derecho»

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Cuentan que si bien la plataforma nació hace tres años, pero “cuando se hizo la convocatoria nos sentimos plenamente identificados pues no somos mercancía de políticos ni banqueros y hemos estado trabajando en las asambleas de barrio, así que nos sentimos plenamente 15-M”

Para ello se han planteado tres objetivos principales, estos son que gente que está en proceso de ejecución hipotecaria y la gente que ya ha acabado su proceso, pero que mantiene una deuda, se le condone y puedan comenzar de cero. La segunda es la moratoria de los desahucios, y la tercera,  es crear un parque público de alquiler social con los pisos que ya han sido ejecutados.

Señalan la vergüenza que es ver hoy que muchas entidades financieras han creado inmobiliarias que ofrecen “pisos a saldo” provenientes de esas mismas ejecuciones hipotecarias que han dejado sin casa a un numero cada vez más grande de ciudadanos.

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