Las máquinas de guerra que vuelan solas buscando, a su libre albedrío, objetivos en un entorno hostil, ya son una realidad. Las hemos visto en La Guerra de las Galaxias, Matrix o Terminator, pero ha sido, precisamente, Elbyt Sitems, una empresa armamentística israelí, quien la ha desarrollado.

El ingenio, bautizado con el nombre de Lanius (del latín carnicero, aunque comparte nombre con un ave paseriforme), funciona con Inteligencia Artificial, no requiere de operador y es capaz de discernir entre «amigos» y «enemigos» gracias a diferentes software de reconocimiento facial.

El nuevo trasto-asesino de Israel está compuesto por una nave nodriza (multicóptero) que transporta hasta cuatro drones merodeadores que se despliegan y trabajan en equipo para acechar y eliminar objetivos -en su caso, palestinos-, pese a estar escondidos en edificios, viviendas o infraestructuras similares.

Lanius no lleva munición, él es la munición. Tras identificar a un sospechoso con sus múltiples cámaras dotadas de sensores visuales, mapea el entorno y busca la mejor manera de acceder al habitáculo. Una vez dentro, activa sus cargas de explosivo plástico y se inmola.

No es ninguna novedad que Israel disfrute utilizando sus nuevos juguetes de guerra contra la población palestina, para luego venderlos a otros estados con garantía de funcionamiento y calidad. Este caso sienta un peligroso antecedente, pues dejan en manos de una máquina la decisión de asesinar a una persona.

Con el paso del tiempo, tras su perfeccionamiento, en un contexto que no sea de guerra abierta, también podría utilizarse para patrullar de forma incansable, controlar y perseguir a la población e, incluso, amedrentarla si decide que usted no es su amigo. Un futuro prometedor.

Una de las unidades de Lanius dispuesta a matar.

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