Hablamos con Javier Pacheco, nuevo secretario general de CCOO de Catalunya desde hace apenas dos meses. Sin ningún rival ni voto en contra, Pacheco sustituye Joan Carles Gallego, quien ha dirigido el sindicato durante los últimos ocho años.

Javier Pacheco

Javier Pacheco (1970) nació en Barcelona y creció en l’Hospitalet de Llobregat. Hijo de padres extremeños llegados a Barcelona en los sesenta, se crió en un barrio de andaluces, extremeños y gallegos. Tomó consciencia sindical trabajando en Nissan y dirigió la sectorial de Industria del sindicato. Hoy, nos recibe en la sede de la Via Laietana de Barcelona para hablarnos sobre su objetivo principal en CCOO, “pasar de la resistencia a la ofensiva” recuperando el carácter reivindicativo de la sociedad.

Después de 20 años implicado con el sindicato, hace dos meses fue escogido secretario general de CCOO. ¿Qué sensaciones tiene de este poco tiempo en el cargo?

El suelo aún se mueve bajo mis pies. He llegado a una nueva realidad de representación del sindicato y tanto yo como una parte importante de la ejecutiva estamos asentando la llegada. Lo que me ha sorprendido mucho es ver la dimensión y la representación que tiene CCOO en la sociedad. Llevaba mucho tiempo participando del sindicato, pero desde aquí se ve realmente la capacidad de representatividad que la sociedad catalana reconoce a CCOO.

Su llegada es un cambio más que se suma a todos los que ha habido durante este último año en las direcciones de los principales sindicatos. ¿Nos encontramos ante una nueva etapa sindical?

Sí, por dos motivos distintos. El primero es de carácter vegetativo. Hay gente que ha llegado al final de su vida laboral y, con ello, se apartan del mundo de los sindicatos. Estas personas se ven remplazadas por una generación con una realidad totalmente diferente. Nosotros hemos nacido en democracia, no hemos formado parte de la lucha antifranquista y tenemos unas raíces muy distintas. Esto era necesario y cambia la concepción de cómo interpretar el papel de la organización. La segunda razón por la que nos encontramos ante una nueva etapa es que, después de un largo período de crisis, la gente trabajadora ve que esto se mueve y que aquello que es suyo se ve afectado. Ahora es el momento de recuperar el carácter reivindicativo de la sociedad, que saldrá del miedo y la resignación.

¿Qué le diferencia de Joan Carles Gallego? ¿Qué puede aportar de nuevo a CCOO?

Con Joan Carles Gallego hemos compartido la estrategia del sindicato estos 8 últimos años y hemos tenido bastante coincidencia en nuestros planteamientos. Evidentemente, no somos iguales ya que nuestras trayectorias son muy distintas. Él es una persona que participa del trabajo público, viene de ser profesor. Yo, en cambio, vengo de una empresa privada de carácter industrial (Nissan), de una realidad que se acerca más al núcleo de los sindicalistas. Estas realidades distintas nos diferencian a la hora de concebir el conflicto. En mi caso, trabajar en industria me ha aportado un bagaje. He visto el mundo del capitalismo transnacional de muy cerca y he tenido que plantear alternativas en una empresa de miles de trabajadores. Si bien es cierto que hoy en día tenemos un núcleo de organización de trabajadores que aún se sitúa en este tipo de empresas, este modelo no está en crecimiento sino todo lo contrario. Por eso es necesario tener representatividad plural. Lo más importante de CCOO es que complementamos todas las trayectorias y experiencias para representar a toda la clase trabajadora. Nuestra ejecutiva está formada por personas de distintas procedencias sectoriales.

Durante su primer discurso como Secretario General dijo que CCOO tiene que pasar “de la resistencia a la ofensiva”. ¿A qué se refiere?

Lo que planteamos es sacar a la gente de la resignación y recibir su apoyo. Nueve años de crisis han instalado el miedo a la vida de las personas hasta el punto que han dejado de creer en una alternativa. Nuestro trabajo ahora es demostrarles que existe. Pasar a la ofensiva es decir a la gente que ha llegado el momento de reivindicar de forma organizada y mediante la participación, no solo del movimiento sindical sino del movimiento social. Tenemos que saber plantear a la izquierda fragmentada que no tiene alternativa política para poder garantizar un marco de cohesión social. Hay que encontrar un espacio de confluencia que acabe con las políticas de recortes y pérdidas de derechos y libertades de los trabajadores. Pasar a la ofensiva es querer disputar el discurso establecido.

Y esta ofensiva, ¿cómo se traslada a la práctica?

Hemos pasado a la ofensiva conquistando un acuerdo sobre la renta de garantía de ciudadanía. También estamos intentándolo con un acuerdo de incremento de salarios y planteando la necesidad de inversiones para cambiar el modelo productivo, acabar con la precariedad y garantizar la ocupación de calidad. Hemos presentado un Pacto Nacional por la Industria y luchamos por la derogación de la reforma laboral. Es un buen momento para que la gente vea que realmente se producen acuerdos que les repercuten de forma directa.

Con la crisis, entonces, ¿se ha perdido la actitud reivindicativa y la afiliación a los sindicatos?

Ha bajado la ocupación y, a menos gente ocupada, menos afiliación. Sin embargo, la tasa de afiliación se mantiene muy igual a la que teníamos antes de la crisis.

Teniendo en cuenta que el paro juvenil es del 67,7% en Catalunya, ¿cuál es la relación entre los jóvenes y los sindicatos?

Los jóvenes no se han afiliado ni ahora ni nunca. Es cierto que el año 2006 el sindicato tenía un 12% de jóvenes en su afiliación y ahora no llega al 4%, pero como he dicho antes, la razón es que actualmente hay menos ocupación. El modelo de representación sindical de España es la primera barrera que tenemos que superar desde el movimiento sindical. En este país no es necesario afiliarse a un sindicato para tener una representación legal y para tener cubiertos ciertos derechos. Entonces, para que una persona que llega a una empresa conozca la utilidad del sindicato es necesario un proceso de arraigo en su espacio de trabajo. Desde 1991, con la reforma de la contratación temporal, un joven no llega a arraigar en un trabajo hasta que deja de ser joven. ¿Cómo superamos esto? Tenemos que preparar estrategias organizativas para conseguir que una persona pueda conocer los sindicatos antes de llegar al mundo laboral. Hoy en día, los que están practicando las políticas educativas en este país no tienen en cuenta el trabajo, que ha desaparecido del modelo educativo. Sin embargo, los jóvenes tienen cultura asociativa. De hecho, actualmente, la sociedad joven es la más proactiva socialmente de todas las generaciones anteriores. El asociacionismo de los jóvenes en este país es muy alto, pero no en sindicatos. Lo hacen en otros espacios que no siempre van atados a la reivindicación. Tenemos que convencer acerca de la importancia de la reivindicación, sobre todo en el trabajo.

El modelo de trabajo ha cambiado mucho y se aleja de las plantillas integrales. Vemos que cada vez es más individualizado con más autónomos, contratos precarios o temporales,… ¿Cómo se gana la confianza de estos trabajadores aislados? ¿Cómo afrontáis la individualización?

Aquí está el debate. Los cambios se producen a un ritmo vertiginoso y es muy complicado adaptar el modelo organizativo de los trabajadores. Los avances tecnológicos han cambiado el modelo productivo y, sobre todo, el crecimiento de la financiarización de la economía, que ha mercantilizado las relaciones laborales. La entrada de la reforma laboral ha multiplicado la velocidad de la mercantilización en las relaciones de trabajo y esto da pie a la precariedad. El ejemplo más claro lo vemos en el proceso de subcontratación y la externalización. En lugar de hacer contratos de trabajo hacen contratos mercantiles. Es lo que entendemos por falsos autónomos. La forma en la que tenemos que organizar a los trabajadores no es haciendo un convenio de trabajadores por cuenta ajena. No tenemos que dar carta de naturaleza a un espacio de fraude, ni intentar organizar aquello que esta precarizado. Lo que necesitamos es dignificar las condiciones de trabajo. Podríamos acabar con la mercantilización con una ley por la que los trabajadores cobren lo mismo que los trabajadores de la empresa principal. Con esto estás cerrando la puerta a que la externalización se convierta en una vía para reducir el coste laboral de las empresas. Nuestro papel es cambiar la ley laboral y no transitar sobre la precariedad, porque la precariedad no se negocia, se erradica.

Según el INE, un 13% de los trabajadores se encuentran en situación de pobreza en nuestro país y un 85% de los contratos que se firmaron en marzo en Cataluña fueron temporales. ¿Esta situación cambiaría con la derogación de la reforma laboral?

Evidentemente. Desde el 2012 hasta día de hoy, conforme ha avanzado la reforma laboral también ha avanzado la precariedad en España. La contratación temporal, por ejemplo, se incrementa en casi un 18% desde la entrada en vigor de la segunda reforma laboral de 2012. Pasa lo mismo con la siniestralidad laboral y el trabajo a tiempo parcial no voluntario. La reforma laboral precariza la entrada de los trabajadores, es la causante de los contratos de un año sin periodo de prueba y sin indemnizaciones. Desprotege los trabajadores de un marco de reglas que antes tenían, el convenio colectivo. Ahora se ha roto el acuerdo entre las partes y se puede modificar los horarios o el salario a un trabajador. Antes si se acordaba unas condiciones se tenían que cumplir, ahora ya no. Todo está a manos de los empresarios. Evidentemente, hay empresarios responsables que apuestan por un trabajador estable y formado, pero cada vez hay más que encuentran en esta financiarización de la economía la rentabilidad a corto plazo y aprovechan el marco de desequilibrio de la reforma laboral. Un dato alarmante es el de trabajadores que no tienen contrato. Son miles los que trabajan en negro y están fuera de la economía a pesar de estar en empresas. Algunos, como los becarios, tienen normalizada su figura.

Hablando de becarios, el cocinero Jordi Cruz despertó la polémica después de justificar que no se pagara a los becarios en su restaurante. ¿Qué opinión le merecen sus palabras?

Lo que está haciendo Jordi Cruz es fraude a la ley y explotación laboral. Está utilizando personas y no se avergüenza de decir que si tuviesen contracto laboral no podría mantener el restaurante. Es inadmisible que tenga un porcentaje tan grande de becarios en su plantilla.

Volviendo a la derogación de la reforma laboral, ¿qué opciones hay de que se pueda derogar?¿Lo ve factible?

Hay una correlación de fuerzas políticas en el Congreso de los Diputados para empezar a plantear la derogación de la reforma laboral. Lo que tenemos que intentar conseguir es aplegar la fragmentación de izquierda para que empiece a actuar. La primera cosa que más importa a la gente es tener un trabajo en condiciones. La derogación de la reforma laboral es posible y nosotros tenemos que seguir empujando desde el movimiento sindical y social, pero presionando también a los políticos para que se opongan al PP y conseguir la derogación en este mandato. Se ha aprobado el inicio del trámite de la derogación del artículo 315.3 del código penal, contra el derecho de vaga. Más de 300 compañeros sindicalistas estaban encausados por el ejercicio del derecho de vaga. Si hemos cambiado esto, podemos cambiar más cosas.

Durante una entrevista a 3/24 acusó a la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) de tener una actitud poco responsable en la mesa de negociaciones. ¿A qué se refiere?

Paralizan las negociaciones de manera no razonable, sin ninguna excusa. Con esta parálisis han incumplido el acuerdo que teníamos de negociación colectiva, que decía que antes de abril de 2017 teníamos que hacer la revisión de los salarios. Además, no paran de llenarse la boca diciendo que es el momento de subir los salarios, pero a la hora de la verdad, presentan una propuesta de incremento de entre el 1% y el 2%. No llegan ni al IPC. Es una posición muy irresponsable porque no hay coherencia entre su discurso y la propuesta. Nosotros estamos planteando que sí que es momento de reforzar la capacidad de la competitividad de la economía mediante el incremento de la capacidad de consumo interno. Por lo tanto, tenemos que subir salarios. Nuestra propuesta es realista y arraigada a la verdad del país: entre el 1,8% y el 3%.

¿Las PIMES juegan un papel importante en estos salarios precarios de los que hablamos?

Normalmente, como más pequeña es la empresa más precariedad hay. Está demostrado que los trabajadores que tienen capacidad de organizarse tienen mejores condiciones de trabajo. Es más fácil organizarse en una gran empresa que en una pequeña. Como más aislados están de la capacidad de organizarse, más expuestos están a sufrir malas condiciones de trabajo.

¿Podríamos encontrarnos ante una huelga general en un futuro no muy lejano?

Tenemos motivos más que suficientes pero hay que generar las condiciones para tener la capacidad de reivindicación. La huelga es un instrumento para transformar la realidad y nuestro trabajo es generar las condiciones para que nuestra contraparte vea que somos capaces de convocarla, así no será necesario hacerlo. Pasar a la ofensiva no es un lema, es una actitud.

Viene de Nissan y de dirigir la sectorial de Industria de CCOO. ¿Cuál es la situación de la industria en Catalunya?

La industria catalana se está recuperando un poco de la caída de la crisis. El problema es que lo está haciendo en un marco de reducción paulatina de su peso desde hace ya más de veinte años. Tenemos un tejido industrial cada vez más pequeño que tendrá dificultades para poder alcanzar los retos de la transformación tecnológica y de la revolución industrial, que parece ser que se instalará, con, por ejemplo, la digitalización, la impresión 3D, etc. Nos encontramos ante una situación compleja. En 2012, CCOO y UGT fuimos los primeros en plantear al resto de la sociedad civil una propuesta social de la política industrial del país. Planteamos el Pacte + Indústria. Desde entonces hemos dado un salto al Parlamento y al Gobierno para hacer un pacto nacional. Conseguimos, entre patronales, universidades, colegios técnicos y sindicatos, más de 138 propuestas concretas para la definición de un marco programático de la política industrial. En el pacto nacional estamos intentando hacerlas converger con la capacidad de recursos públicos que tienen que dotarse para poder hacer realidad el pacto. Una declaración de intenciones no dará la solución a la política industrial catalana, pero la dotación presupuestaria de recursos públicos sí que puede cambiar la realidad industrial. Catalunya sigue siendo un puente industrial del sur de Europa y hay apuestas de algún sector estratégico que intenta instalarse en Catalunya. Sin embargo, tenemos debilidades, y si no ponemos estas soluciones en marcha no dispondremos de las condiciones materiales para poder hacer frente a la realidad del modelo productivo que provocará la nueva revolución industrial.

Por primera vez hay más mujeres que hombres en la ejecutiva de CCOO. Sé que defiende la paridad y, como mujer, le agradezco esta decisión. No obstante, el suyo es un caso aislado y, a pesar de que la mujer representa la mayoría de los universitarios, su papel en cargos directivos es una excepción. ¿Cómo podemos combatir esta situación y la brecha salarial entre hombres y mujeres?

La mujer representa el 51% de la población trabajadora y ocupa muy por encima que los hombres los espacios más precarios. Esto es consecuencia de un modelo patriarcal de la sociedad, que condena a las mujeres a un espacio de segunda categoría. En CCOO tenemos compromiso social y no solo queremos poner más mujeres en los órganos de dirección sino cambiar las formas de hacer. Hemos planteado una propuesta de paridad, no solo en la representación sino intentando cambiar el modelo patriarcal dentro de la organización sindical. Yo soy un secretario general del modelo patriarcal, salgo de casa a las 7 de la mañana y llego a las 22:00h. Estoy obligando a mi compañera a cargar con unas responsabilidades que son de una familia. En una sociedad que está totalmente masculinizada no encontramos mujeres que quieran ser secretarias generales porque no pueden. Así como yo he encontrado una mujer que asume las responsabilidades familiares, pocas mujeres encuentran un hombre que las asuma. Tenemos que cambiar la sociedad y nuestra forma de hacer. Dentro del sindicato estamos buscando un modelo organizativo en el que mi delegación de responsabilidad tenga más horizontalidad. Así, acabando con el modelo vertical, alguien va a poder hacer alguna de mis tareas. Me alegra mucho que cinco compañeras hayan querido formar parte de la dirección del sindicato, pero no nos podemos conformar con esto.

Ha llegado al cargo de secretario general en pleno debate soberanista. Un 40% de vuestros afiliados defienden la Catalunya independiente, un 42% el federalismo, y un 13% el modelo autonómico. ¿Cuál es el posicionamiento oficial de CCOO?

Desde CCOO planteamos que el modelo autonómico del país está agotado. La política recentralizadora del PP tiene que ser contrarrestada con mayores espacios de autogobierno y soberanía. La mejor manera de hacerlo es a través de la política de radicalidad democrática, expresada por el derecho a decidir. El derecho a decidir es efectivo cuando tiene carácter de vinculación. Desde CCOO hemos hecho una resolución en el Congreso pidiendo la capacidad de hacer un referéndum vinculante, para que la gente decida si quiere o no independizarse.

Puigdemont hablaba de un referéndum unilateral. Entiendo que CCOO se posiciona en contra.

Este es su compromiso electoral, que tendrá la legitimidad que le dé el Parlamento pero no por eso el resto de la sociedad catalana tiene que acatarlo. Nosotros no decimos que la gente no participe de este referéndum unilateral, pero CCOO no le dará el carácter de legitimidad si no tiene garantías para ser vinculante. Queremos que se reconozca al pueblo de Catalunya la capacidad de decidir. Si alguien piensa que un proceso de confrontación pondrá punto y final a esto está muy equivocado. El independentismo es un sentimiento que ha arraigado en la sociedad catalana y ha venido para quedarse. Pero bueno, pase lo que pase y sea la Catalunya que sea, le hará falta un sindicato.

Raquel Vilella

Redactora en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Periodista y profesora.

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