El medio LaDirecta ha publicado otro caso de infiltración policial en Catalunya. Bajo el nombre de Joan Jobet Garcia, un policía graduado en la Escuela Nacional de Policía de Ávila en 2018 se infiltró entre 2019 y 2021 en movimientos sociales de la provincia de Lleida.

Desde Diario Red hemos entrevistado a Jesús Rodríguez, uno de los periodistas que publicó este nuevo caso en LaDirecta.

¿Me puedes explicar los hechos? ¿Cómo os enterasteis de este nuevo caso?

Ya hace un año y medio, cuando se publicó el caso de la policía infiltrada en Girona, empezaron a levantarse algunas sospechas en relación con este nuevo caso. Se pusieron en contacto con nosotros organizaciones de su entorno, Endavant, el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans y el Ateneu Cooperatiu, y nos dijeron que tenían alguna sospecha, sobre todo porque esta persona desapareció de manera sorpresiva, sin mantener ninguna comunicación y ninguna relación con el entorno activista, diferentemente de otros casos de infiltración. A partir de ahí, empezamos a investigar sobre la identidad de Joan Llobet Garcia. Finalmente, encontramos que había un vacío de datos de esa identidad desde el año 2019 para atrás y eso fue uno de los indicios claros de que podía tratarse de una identidad creada por el Ministerio del Interior. Y así ha sido. Esa identidad no existía anteriormente y lo que tuvimos que hacer para poder confirmar las sospechas al cien por cien, era encontrar la identidad real asociada a esta identidad falsa. Esto se hizo a través de los vídeos de las juras de bandera de la promoción 32 de la Policía, a la cual pertenecía, y fuimos revisando todos los vídeos hasta que encontramos su cara. Una vez encontrada su cara en estos vídeos, pudimos asociar a través la lista de personas que juraron bandera ese día e identificamos cuál de ellas era la de esa persona.

¿Habéis encontrado paralelismos con otros casos?

La característica común que tiene el caso de Joan Llobet es que coincide con la misma promoción que Belén Hammad, la chica que estuvo infiltrada en la comunidad palestina y en la izquierda independentista. A diferencia de los casos de la promoción 33, que se introducen ya a los inicios del año 2020, el de Belén Hammad y el de Joan Llobet son casos que llegan al activismo antes de que se produzcan las protestas contra la sentencia del Procés en el otoño del 2019 y, por tanto, se involucran muy directamente en lo que son las movilizaciones y protestas contra las sentencias. En el caso de Joan Llobet, algunos testigos nos explican que estuvo enfrentándose directamente a la policía, a agentes de su mismo cuerpo policial. Otros nos explican que hasta creó barricadas, hizo lanzamientos de objetos contra los antidisturbios de la unidad de intervención policial. De lo que sabemos solía encontrarse en la primera línea de las manifestaciones con una actitud de enfrentamiento a la policía.

Poco a poco se están descubriendo más casos por todo el territorio del Estado español, ¿cuántos crees que podrían salir a la luz en los próximos años?

Es muy difícil llegar a estas conclusiones, no puedo dar una cifra, ni hacer una especulación con relación a esto. Algunos expertos y personas que trabajan en el entorno del cuerpo nacional de policía de la Guardia Civil hablan de que en cada promoción seleccionan entre 10 y 12 agentes. La otra información que tenemos es lo que reveló Maria Perelló, la agente infiltrada en Girona, aunque no sepamos si es verdad o mentira lo que dijo. Es decir que había infiltrados por toda España, en ciudades como Granada y Salamanca. Estas son las informaciones que tenemos con relación a la cantidad de agentes infiltrados en diferentes territorios. Es verdad que el hecho de que haya habido una tarea periodística de investigación de estos casos ha permitido que en un corto periodo de tiempo se hayan revelado muchos. Eso no forzosamente nos tiene que indicar que haya muchos más. Tampoco sabemos si durante los periodos en los que no se destapó ningún caso no había policías infiltrados o si los ha habido en la misma cantidad y en la misma extensión territorial porque simplemente nadie los ha investigado.

Hablamos de casos en los que la infiltración ya se ha concluido hace algún tiempo, ¿crees que pueda haber agentes infiltrados en este momento?

Tanto las investigaciones de LaDirecta, como en otras que se llevaron a cabo por parte de colectivos en Madrid, el primero de los casos de cada una de estas series fue de policías que aún estaban en activo. En el primer caso que investigamos y que publicamos en LaDirecta, el policía infiltrado estaba en activo cuando nosotros empezamos a investigar y desaparecía justo a los pocos días de que se publicara la información. No se sabe si coincidentemente, porque recibió una alerta o porque el propio policía tuvo información de que se iba a publicar esta investigación. A partir de ahí no se ha producido ningún caso en que la persona estuviera presencialmente infiltrada en el momento en que se estaba investigando y que se hacía la publicación. Es verdad que muchos de ellos seguían manteniendo un contacto telefónico, seguían presentes en grupos de mensajería de los colectivos donde se habían infiltrado, cuando la infiltración ya se había desactivado presencialmente.

¿Cómo está reaccionando el Gobierno y en particular el Ministerio de Interior?

La oposición del Gobierno es bastante sorprendente. El argumento que utilizan para normalizar los hechos es que se trata de una actuación de recogida de información por parte de los agentes de policía enmarcados dentro de lo que establece la Ley de seguridad ciudadana y los protocolos internos de la policía. Los agentes infiltrados observan, recogen informaciones de manera preventiva y la aportan a sus unidades de información para prevenir que pueda haber delitos. Lo sorprendente, es que el ministro sabe muy bien que las actuaciones que están amparadas por la ley son aquellas en las que no se producen vulneraciones de derechos fundamentales, como puede ser la intromisión en las comunicaciones, teléfonos móviles, correos electrónicos o listas de mensajería. En cambio, no se pueden producir vulneraciones de derechos fundamentales en relación con los espacios físicos, tanto sean domicilios particulares, sedes de asociaciones o de entidades o hasta despachos profesionales, como fue el caso de la agente infiltrada en Girona, cuando accedió a un despacho de abogados para escuchar la estrategia de defensa de los acusados de una manifestación. La ley establece claramente que estas medidas solo se pueden dar cuando hay una autorización judicial y el agente infiltrado es un agente encubierto, cosa que no se ha dado en ninguno de los once casos que hemos publicado hasta ahora. Es entonces sorprendente que la reacción del ministro sea afirmar que todo es normal, cuando a la vez la descripción de los hechos que han sucedido no encaja en lo que pueden hacer los policías, según el Ministerio. Y aquí hay una disfunción absoluta entre las líneas rojas que establece la propia ley de lo que los policías pueden hacer sin autorización judicial y lo que están haciendo.

Fuente: https://www.diario-red.com/articulo/espana/joan-llobet-policia-infiltrado-lleida-que-enfrentaba-primera-linea-agentes-mismo-cuerpo-policial/20250403181329045169.html

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