La crisis económica se ha convertido en una excusa perfecta para presionar con duras medidas económicas y sociales a los trabajadores de numerosas empresas estatales. Es el caso de Unipost, una empresa de correo privado, cuyos empleados llevan más de tres años sufriendo las consecuencias de la crisis. Las congelaciones y las rebajas salariales, los despidos o el pago de la nómina el día 6 de cada mes se ha convertido en el día a día de sus empleados. Actualmente, toda la plantilla se encuentra bajo un expediente de regulación temporal de contrato, por lo que en algunos centros los empleados se van durante unas semanas y en otros incluso meses. Esta medida implica directamente el consumo del paro, por lo que muchas familias se han visto inmersas en una situación cada vez más precaria. Este fin de semana se han lanzado a la calle para manifestarse contra la dirección de Unipost.
“Los trabajadores llevamos mucho tiempo pagando la crisis y estamos sufriendo las consecuencias de la mala gestión interna de la dirección de la empresa” asegura uno de los manifestantes. Unipost nació en Barcelona hace ya más de cuarenta años y pronto alcanzó una expansión por todo el país, convirtiéndose en un importante operador postal privado a nivel estatal. Actualmente, cuenta con una plantilla de cerca de 2.700 trabajadores y alrededor de 2.000 franquicias. De esta manera, a pesar de la situación extraordinaria de crisis, los empleados confían en la viabilidad de la empresa y aseguran que el trabajo no ha descendido y que incluso están entrando clientes muy importantes a nivel estatal.
No obstante, las cuentas de la empresa no se muestran con total transparencia a los empleados: “nos presentan números pero faltan más y nuestro gabinete jurídico de UGT y el de CC.OO no lo entienden. Pedimos una mayor claridad”. Mientras tanto, llevan ya cuatro años con rebajas salariales y con retrasos en el pago de la nómina, una situación insostenible que ha hecho inevitable la salida a las calles. Del mismo modo, la reforma laboral no ha hecho más que dificultar aún más la situación de los empleados ya que a parte del ERE que se realizó en el 2009, que supuso el despido de 435 empleados en todo el Estado, los manifestantes temen un nuevo expediente de regulación de empleo en el que alrededor de cien personas se quedarían sin trabajo.
Los trabajadores temen que la empresa esté reduciendo los costes laborales con el fin de vender la empresa. De hecho uno de los manifestantes afirmó que el año pasado estuvo a punto de formalizarse la venta de Unipost, pero que al ser los costes laborales tan altos la compra fracasó. La manifestación que ha tenido lugar este sábado en Barcelona no ha sido un caso aislado, puesto que al tratarse de una empresa estatal las protestas se han sucedido en otras ciudades como Madrid o Zaragoza y está prevista una en Valencia. Los trabajadores piden a la dirección de la empresa que sean los inversores como Raventós, uno de los mayores accionistas de la empresa o Deutsche Post, que cuenta con el 37% de la empresa, los que inviertan el dinero. Confían en la rentabilidad de la empresa pero consideran que ellos ya han pagado la crisis con las duras medidas económicas y sociales impuestas por la dirección de Unipost.