La CUP culminó ayer el veto a Artur Mas. Ni las «presiones» de CDC -que han denunciado durante tres meses-, ni la incertidumbre de unas nuevas elecciones en marzo, ni siquiera las numerosas voces dentro de la formación que clamaban por un acuerdo con Juntos por el Sí han hecho mover la formación anticapitalista de la línea que defendía desde la campaña electoral del 27-S: no investir Artur Mas.

Ayer, en la trascendental reunión del consejo político y del grupo de acción parlamentaria, la negativa a validar la candidatura del presidente en funciones se impuso en unas ajustadas votaciones. En el caso hipotético de un debate de investidura, la CUP trasladaría su negativa con una abstención de los 10 diputados en el Parlamento. Sin embargo, fuentes de Juntos por Sí aseguran que Artur Mas esperará al 10 de enero, el día en que se convocarían automáticamente nuevas elecciones. Todo apunta a que serán en marzo.

La CUP desahucia a Artur Mas

Tras ratificar el no a la investidura, la CUP volvió a pedir a Juntos por Sí «mueva pieza» y proponga un candidato alternativo para evitar unos nuevos comicios en marzo -probablemente el día 6-, un escenario electoral probable teniendo en cuenta que CDC y ERC han repetido que Artur Mas es su único candidato. «Si Artur Mas dijo que él no sería un obstáculo, ahora es el momento de demostrarlo», pidió, contundente, el diputado Sergi Saladié. El enésimo -y ya definitivo- no a Mas llegó después de las votaciones de los 56 representantes de las asambleas territoriales y los 11 portavoces de las organizaciones vinculadas a la CUP, que volvieron a evidenciar la división de la organización. En el encuentro también participaron, sin derecho a voto, los 10 diputados y los 15 miembros del secretariado nacional.

Un consejo político con seis opciones
La CUP llegaba muy dividida a todo o nada: los resultados de las asambleas territoriales, que se habían posicionado durante la semana para dar un mandato a sus representantes, dejaba un escenario del todo abierto. Después de más de cuatro horas de debate, el consejo político votó en primera ronda entre seis opciones posibles: las dos presentadas por el secretariado nacional (no investir a Artur Mas dando cinco votos a favor y cinco en contra o 10 abstenciones, o bien facilitar la investidura con dos votos a favor y ocho abstenciones) y cuatro más que habían planteado las territoriales (investir a Mas con condiciones, dar libertad de voto a los diputados, reelegir al presidente pero sin la propuesta de acuerdo y directamente votar en contra Artur Mas).

En la segunda y última ronda se sometieron a votación sólo las dos opciones que habían sacado mayoría absoluta (más votos a favor que en contra), que eran justamente las únicas que mantenían el veto a Artur Mas. Por 38 votos a favor, 22 en contra y 6 abstenciones acabó imponiéndose la propuesta de las 10 abstenciones.

El veto a Artur Mas era, de hecho, la postura que la CUP había mantenido hasta ahora. Durante la campaña prometieron hacer todo lo posible para que Artur Mas no fuera reelegido, una posición que fueron afianzando a medida que se intensificaban las denuncias por las «presiones» de CDC para que facilitaran la investidura. En una jornada de debate en Manresa, hace algo más de un mes, las bases de la CUP cerraron filas con los diputados que negociaban con Juntos el Sí el plan de choque social y reforzaron el veto al presidente. A la vez, iban surgiendo voces en el partido que apostaban para facilitar la investidura de Mas, un debate que se llevó a votación vinculante hace una semana en la asamblea de Sabadell. Después de dos rondas en las que -por poco- se impuso el no, el empate exacto entre los partidarios y los detractores del acuerdo forzó la convocatoria del consejo político de ayer. La reunión sirvió para confirmar que, aunque el sí a la investidura ha ganado terreno, no tiene mayoría.

En un último intento por esquivar un nuevo escenario electoral que dijeron que «nunca ha sido» su, los diputados Sergi Saladié y Gabriela Sierra recordaron que aún queda margen para el acuerdo. Pasando la pelota a Juntos por Sí, los cupaires pidieron a Mas que dé un paso atrás, y CDC y ERC que propongan un nuevo candidato. «Ir a marzo sería la consecuencia del inmovilismo del que tiene en la mano decidir cómo acaba esto», sentenció Serra, que reivindicó que la izquierda independentista «ha hecho lo que ha podido para que la CUP no tuviera que votar el que ha votado». A pesar de la «presión» en las filas de Juntos el Sí, en la CUP son conscientes de que la posibilidad de esquivar unas elecciones es remota. «Quizás había que llegar hasta aquí, pero si no lo han hecho hasta ahora …», aseguraba ayer uno de los participantes en el consejo político.

Después de tres meses de negociaciones y con todos los focos pendientes de la CUP, la fuerza anticapitalista cierra la etapa muy debilitada internamente. «No hemos sabido imponer nuestro relato ni hacer entender las razones de nuestro, no a Mas», afirmaba un miembro destacado del partido. Los partidarios de facilitar la investidura de Mas -entre ellos el exdiputado David Fernández, que ayer no acudió al consejo político- admitían el «desastre» de la gestión de unas negociaciones que han hecho aflorar unas divergencias «muy difíciles de superar».

Más allá de las repercusiones internas, la decisión de la CUP añade incertidumbre a los futuros pasos de un proceso que en cinco años habrá pasado cuatro veces por las urnas. Habrá que ver si en marzo se revalida la mayoría absoluta independentista. No es el único interrogante que se abre en el flanco soberanista: ¿CDC y ERC reeditarán la fórmula de JxSí? ¿El sector de la CUP favorable a construir un frente de izquierdas con En Común Podemos impondrá al resto? La negativa final de la CUP en Mas abre una nueva pantalla: si no cambia nada, la próxima será elecciones en marzo.

La presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, también ha cargado contra la CUP tras conocer que no apoyarán la investidura de Artur Mas. Aunque se le presupone neutralidad debido a su cargo institucional, ha utilizado Twitter para expresar su decepción. “Siempre he pensado que al final la CUP ayudaría a hacer realidad del mandato democrático del 27S. No ha sido así. Me equivoqué y mucho”.

Forcadell fue presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y formó parte de la candidatura de Junts pel Sí. Tras las elecciones catalanas, fue elegida presidenta de la Cámara catalana.

Dirigentes de Convergència Democràtica de Catalunya(CDC) han confirmado este domingo que «no hay candidato alternativo» a Artur Mas para ser investido presidente de la Generalitat, por lo que afronta así la eventualidad de que Cataluña vaya de nuevo a elecciones anticipadas.

«No hay candidato alternativo. No es una cuestión de personas, es lo que representa», han asegurado a Efe fuentes convergentes, que afrontan así un escenario de elecciones anticipadas en Cataluña, ante las que Mas sería de nuevo cartel electoral si este no da un paso atrás y antes del 10 de enero cede la investidura a otro dirigente, como la vicepresidenta Neus Munté.

En todo caso, Mas había dicho por activa y por pasiva que él era el único candidato posible a la Presidencia de la Generalitat y ERC lo había avalado, por lo que un cambio de escenario parece difícil. Por su parte, ERC ha convocado para mañana a su ejecutiva nacional para analizar la situación y su máximo líder, Oriol Junqueras, se ha limitado a enviar un mensaje en Twitter sin grandes concreciones. «Jamás nos cansaremos, jamás abandonaremos, jamás nos rendiremos. No lo hemos hecho nunca. Y jamás lo haremos. ¡Seguimos!», ha enfatizado Junqueras en alusión a su apuesta por el proceso independentista.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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