España: buen vino, fiesta, sol y… la segunda lengua más hablada del mundo. En un país que pareciera que se derrumba, hay pilares que todavía siguen en pie. La enseñanza del español es uno de los sectores profesionales que, sorteando mejor o peor los embates de la crisis, consigue mantenerse a flote y ser, para muchos, una puerta abierta al mundo.

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Prueba de ello es el Encuentro práctico de profesores de ELE (español como lengua extranjera) que la red de escuelas International House y la editorial Difusión celebran cada año en Barcelona, Roma y Würzburg y que congrega a cientos de  profesionales de todo el planeta. Estas navidades, la antorcha olímpica del Montjuic ha sido testigo de cómo casi quinientas personas reflexionaban en las instalaciones del Institut Nacional d’Educació Física de Catalunya, durante dos jornadas maratónicas, sobre la mejor manera de enseñar el subjuntivo o la pronunciación de la jota. Begoña Montmany, coordinadora del Encuentro, explica que este evento ha ido creciendo de forma considerable a lo largo de los 21 años que lleva haciéndose y confiesa que, en los preparativos de esta edición, “tenía miedo de que no asistiera tanta gente por el enorme esfuerzo que significa pagar las tasas o los gastos de viaje para un sector que cuenta con condiciones laborales cada vez peores”. Sin embargo, las ganas de reunirse e intercambiar experiencias se han sobrepuesto a la precariedad. “No nos sale rentable el congreso pero seguimos por el romanticismo de brindar un espacio para que la gente se encuentre” sostiene la coordinadora con auténtica convicción.

Como formadora de futuros profesores, Begoña observa que en sus clases una de las principales motivaciones de los alumnos es la de irse a trabajar al extranjero. “El 90 % de las personas que asisten a los cursos son licenciados en Humanidades que no encuentran empleo de lo que han estudiado. Aunque, a raíz de la crisis inmobiliaria, ahora vienen también muchos arquitectos e ingenieros que buscan una segunda oportunidad fuera del país” apunta. Desde filólogos hasta informáticos, gente que lleva años en la profesión y gente que acaba de graduarse, educadores que ejercen en el exterior y otros que permanecen en España enseñando el idioma a turistas o inmigrantes; todos forman parte de este colectivo de docentes volcado a la difusión del castellano.

Jose, por ejemplo, trabaja desde hace años en un colegio privado de Alicante que se mantiene, asegura, “gracias a los rusos que vienen a la costa para quedarse, porque les encanta el sol”. A su lado, Teo tiene una historia muy diferente para contar: es ingeniero informático y recién ha terminado el curso de formación para profesores ELE. “Me  aburrí de mi trabajo y decidí irme a dar la vuelta al mundo en moto- relata- entonces pensé que dar clases de español era una buena herramienta para llevarme al extranjero”. Si el plan no funciona, el ex ingeniero no se hace problema: “vendo la moto y me voy a trabajar a Taiwan como profe”, afirma.

Buena parte de los asistentes son educadores españoles que trabajan en el exterior y aprovechan las fiestas navideñas no sólo para volver al hogar, sino también para compartir en el congreso su experiencia con otros colegas. En esta ocasión, el tema de la crisis económica en Europa ha sido uno de los más resonados dentro del recinto del Montjuic. “En Londres, aunque el castellano sigue siendo uno de los idiomas más fuertes, también están cerrando departamentos de la Universidad” explica Paloma, que da clases en una facultad privada de la capital inglesa. Alejandro, profesor en la Universidad de Heidelberg, Alemania, coincide con Paloma en que el español tiene para los germanos más peso que, por ejemplo, el francés y destaca también que “pese a lo que se cree, allá las condiciones laborales no son mucho mejores que en España”.

La enseñanza de una segunda lengua no es una tarea sencilla, requiere numerosas competencias que, como asegura Úrsula, profesora de ELE y filóloga hispánica, “no son innatas”. Desde los profesionales del sector, se advierte un incremento del  “intrusismo” de gente que se lanza a dar clases sin ningún tipo de preparación, movidos por “la falsa impresión de que no se necesita más que ser hablante nativo del idioma para poder enseñarlo”. En el Encuentro Internacional celebrado en Barcelona, conferencias sobre las diversas corrientes teóricas de la gramática, debates en torno a los procesos psicolingüísticos que intervienen en el aprendizaje o talleres sobre la incorporación de las nuevas tecnologías dentro del aula, demuestran la variedad de aspectos que un profesor de español tiene que tener en cuenta a la hora de situarse, de manera responsable, delante de una pizarra.

Concientes del reto que implica una buena educación, muchos han viajado kilómetros para no perderse el congreso. Imén es tunecina y enseña en su país el castellano a estudiantes de secundaria que lo escogen como segunda lengua. “He venido especialmente para el Encuentro porque en Túnez no hay suficientes recursos para renovarnos como profesores y pienso que es fundamental hacerlo porque una lengua es algo vivo” .

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