Los sindicatos alertan de que el continuo descenso de autónomos en España se debe, por un lado, al fracaso de proyectos nacidos de la desesperación tras largos períodos de desempleo y, por otro, al fraude de las empresas que obligan a sus empleados a trabajar en régimen de cuentapropia para ahorrarse el pago de prestaciones.
Los sindicatos alertan de que el continuo descenso de autónomos en España se debe, por un lado, al fracaso de proyectos nacidos de la desesperación tras largos períodos de desempleo y, por otro, al fraude de las empresas que obligan a sus empleados a trabajar en régimen de cuentapropia para ahorrarse el pago de prestaciones.
El número de autónomos en España sigue cayendo pese a la recuperación económica que Rajoy insiste en vender. La fuerte tendencia a la baja que comenzó con la eclosión de la crisis, se confirma con las últimas cifras que indican que el número de afiliación es todavía un 14 % menor al del 2008. Según un informe publicado por la Confederación de Trabajadores Autónomos de Catalunya (CTAC– UGT) solo en agosto se han registrado 9.566 bajas en todo el Estado, de cuyo total, el 30 % se ha dado en Catalunya, muy por encima de la media. ¿A qué se debe este continuo descenso de trabajadores por cuenta propia? Varios son los factores que explican el fenómeno. Desde la CTAC-UGT aseguran que el principal problema es la falta de solvencia de los proyectos, nacidos en la mayoría de los casos, de la desesperación.
Hacerse autónomo como último intento
“Nosotros alertamos de que los proyectos emprendedores que se están montando en estos momentos son bastante débiles. Hace unos años, muchos iniciaban una actividad vocacionalmente: tenían una idea de negocio en la que creían y la llevaban adelante. Hoy esto ha cambiado: la gran mayoría de gente decide autoocuparse porque no tiene otro recurso” afirma Salvador Duarte, presidente de CTAC. Es el caso, por ejemplo, de los jóvenes que una vez terminados sus estudios pasan uno, dos o tres años buscando empleo y, como no lo encuentran, deciden intentarlo por cuenta propia y crearse ellos mismos el puesto de trabajo. “Para muchos significa incluso el paso previo a marcharse fuera del país “si esto no me sale bien, me voy a Alemania” nos dicen los usuarios a menudo” explica Duarte, en base a su experiencia diaria en la oficina de atención al público que este organismo tiene dedicada a la asesoría de trabajadores autónomos.
Otro perfil habitual es el de las personas mayores de 50 años que se ven de repente en la calle, con todavía 10 años o más por delante hasta llegar a la jubilación y deciden entonces invertir su indemnización en un negocio propio. También es frecuente el caso de quienes, como Luz Marina Estupiñán Cardona, comunicadora social y periodista, son parados de larga duración y la contratación les resulta muy difícil a causa de la edad, así que optan por la vía del autoempleo. “Aunque quiero darme de alta como autónoma, aún no tengo claro que en mis actuales condiciones pueda hacerlo. Tendría que saber a ciencia cierta que el volumen de trabajo será el suficiente para al final de trimestre poder pagar mi cuota” advierte Luz.
Este temor es generalizado y en muchas ocasiones bien fundado. Según explica el presidente de la CTAC,la gente desde el momento que emprende estos proyectos por necesidad, lo hace con recursos mínimos y sin contar con el apoyo de entidades financieras, dado que el crédito sigue estando muy restringido. “Los proyectos no tienen el colchón suficiente para aguantar cinco o seis meses hasta ver si encuentran un lugar en el mercado. Muchos se han visto abocados a cerrar incluso antes de este tiempo” asegura Duarte.
Para evitar que el creciente– pero, a la vez, ficticio– trasvase del trabajo asalariado al de cuenta propia por el alto porcentaje de personas que se intentan autoocupar y no lo consiguen, los sindicatos proponen dos medidas correctoras: mejorar el asesoramiento a la gente que emprende y mejorar el proyecto empresarial. “Hay que hacerle ver a quien quiere darse de alta como autónomo las posibilidades para que su empresa aguante en el tiempo y también ayudar a que la gente tenga acceso al crédito a través de herramientas públicas u otras maneras, como los microbancos” advierte el presidente de CTAC.
El fraude del falso autónomo
Desde que en febrero del 2013, el Gobierno de Rajoy lanzara lo que se conoce como “Tarifa plana” en el pago de autónomos, el número de emprendedores se multiplicó. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. Esta iniciativa consiste en que durante seis meses aquellos que se den de alta por primera vez como cuentapropia pueden abonar solo 53 euros– un 80 % del pago ordinario– y luego beneficiarse de reducciones del 50 % al cabo de seis meses y de un 30% un año después. El problema es que una vez finalizado este período de carencia, buena parte de esas actividades tienen que cerrar por falta de solvencia para pagar la cuota completa (260 euros al mes). De ahí que el optimismo con el que se recibió el incremento en casi 69.498 altas con respecto al 2013, según los últimos datos arrojados por la Seguridad Social, sea relativo.
La cifra oficial de autónomos en España asciende a 3,1 millones pero si se acude a la Encuesta de Población Activa, los que se declaran “trabajadores por cuenta propia” son cerca de 100.000 menos. Algunos expertos apuntan a que esos desajustes de cifras entre la afiliación y la encuesta se deben a las cada vez más habituales situaciones irregulares. Entre ellas, por ejemplo, la de trabajadores que, pese a pagarse sus cotizaciones sociales como autónomos, contestan que son empleados por cuenta ajena, porque en realidad trabajan con horarios fijos para una empresa. Desde el sindicato UGT llevan tiempo alertando de que muchas de estas nuevas altas corresponden a relaciones laborales encubiertas. “Hemos detectado la aplicación de la tarifa plana de 50 euros de costo de la seguridad Social durante los primeros seis meses ha facilitado el fraude, ya que muchos empresarios en vez de contratar empleados, los incorporan como falsos autónomos y asumen así un gasto mucho menor” explica Salvador Duarte.
El “falso autónomo”, es decir, la gente que dentro de la misma empresa y haciendo el mismo trabajo que antes, deja de tener un contrato para pasar a estar en régimen de autónomo, es al día de hoy una modalidad muy extendida. En la oficina de atención a los emprendedores de la UGT cuentan que, incluso, ingenieros o arquitectos de renombre “se han ido este verano como asalariados y han vuelto como autónomos, sin más remedio, porque la única alternativa era ser despedidos”.
María Pascual, vendedora de una importante compañía de seguros, explica que desde el inicio le ofrecieron un contrato mercantil “que no se sabe bien a qué pertenece ni hasta qué punto está dentro de la legalidad” y la obligaron a pagarse autónomos. “El contrato no me cubre la Seguridad Social, es como un período de prueba hasta que vean que vendo bien y me contraten” cuenta María. Pero el “período de prueba” se hace largo y María ya lleva un año pagando la cuota de autónomos. “En teoría me contratan en octubre y, bueno, la rebaja del 80% de la tarifa plana durante seis meses me ha venido muy bien. Si sabes que es temporal, pues lo aceptas, qué le vamos a hacer” dice María.
Los sindicatos alertan que esta modalidad se ha incrementado de forma alarmante en los últimos meses y que, incluso, en las páginas web de búsqueda de empleo existen cada vez más ofertas que directamente incorporan la categoría de “otros tipos de contrataciones”, detrás de las cuales lo que hay son estos contratos mercantiles que obligan a la gente a hacerse autónoma. Salvador Duarte, de CTAC-UGT, explica que este fraude se puede denunciar si se demuestra que ha habido una relación laboral encubierta. “Esto representa irse a juicio y la gente lo suele hacer cuando dice que ya le da igual porque la han echado y quiere reclamar sus derechos” atestigua Duarte. Porque ante un despido improcedente, un autónomo no tiene derecho a paro; pero si consigue demostrar esa relación laboral encubierta, sí que lo podría pedir dado que el contrato mercantil se transformaría en laboral y el trabajador adquiriría todos los derechos correspondientes.
Lo que no hay que obviar tampoco es la diferencia que existe entre montar una empresa en España y hacerlo en el resto de Europa. Salvador Duarte recalca que “igual que en Holanda montas una empresa por un euro, aquí necesitas un dineral”. La mayoría de quienes los han intentado en el extranjero aseguran que allí es más barato, rápido y sencillo. “Tú te vas a Inglaterra y por 70 libras armas en menos de 24 horas tu sociedad. Su sistema te permite tramitar todo telemáticamente, no como aquí, que tienes que ir a un registro, luego a un notario, hacer las escrituras… somos tan garantistas que todo se retrasa mucho” afirma Miguel, que ha creado una tienda de venta on-line en Londres porque fiscalmente es mucho más rentable.
En un informe internacional, el Done Business, España año tras años va cayendo en el ranking de oportunidades para hacer negocio. El año pasado ocupaba el puesto 44 y ahora ha bajado al 56, por detrás de países como Uganda.