José María Bayas, especialista de l’Hospital Clínic de Barcelona, explica el origen, las características y los síntomas de una enfermedad, cuyo último brote provocó 41 casos en Ripollet y Sabadell, seis de ellos mortales
La Agencia de Salut Pública de Catalunya (ASPCAT) dio por controlado el pasado 13 de octubre el brote de legionela en Sabadell y Ripollet, que se ha saldado con 41 casos, seis de ellos mortales. Relegado a un segundo plano mediático por el virus del ébola y el proceso soberanista, el carpetazo final se dará con los resultados de los pruebas moleculares que determinarán el origen de los casos. Salut recordó que todas las personas ingresadas tenían patologías de base grave y una mediana de edad en torno a los 75 años.
Al margen del aspecto médico –hay pacientes todavía ingresados-, queda un fleco por resolver: el judicial. Y es que la empresa Tratamientos Térmicos Carreras S.A., acusada de originar el brote, ha defendido públicamente su inocencia y estudia medidas judiciales para reestablecer su reputación. La ASPCAT no ha querido hacer ninguna manifestación, ni sobre las intenciones de esta empresa ni acerca de la gestión de la legionela, cuyo impacto no llegó a convertirse en alarma social pese a las críticas recibidas.
Soldados veteranos en los 70
La bacteria de la legionela se detectó por primera vez en 1976, en un brote surgido durante una convención de la Legión Americana en un hotel de Filadelfia. De los 221 legionarios que contrajeron neumonía, 34 murieron. Se manifiesta de dos maneras: la fiebre de Pontiac, que es leve y presenta síntomas como dolor muscular, gripe, tos, dolor de cabeza y náuseas; y la grave y la más conocida, cuyos síntomas son una infección pulmonar importante, con una fiebre muy alta, y puede provocar la muerte.
Tal y como explica José María Bayas, doctor especialista del Centro de Vacunación de Adultos del Hospital Clínic de Barcelona, la bacteria se encuentra básicamente en medios húmedos como por ejemplo aguas estancadas. La mayoría de veces aparece de manera aislada pero en otras ocasiones surge en forma de brote: cuando se activan los sistemas de refrigeración, calefacción y agua caliente en fábricas, instalaciones deportivas u hoteles que permanecen cerrados durante una parte del año. “Hablamos de espacios públicos, no se conocen casos de alguien que haya contraído esta enfermedad con el aire condicionado de su casa. Suele ocurrir con mucha frecuencia en instalaciones que no funcionan de manera permanente”.
También se produce en excavaciones en las que hay movimientos importantes de tierra y agua encharcada. La bacteria es inhalada y produce una infección en el pulmón pero afecta a personas con un estado de salud precario. La enfermedad no la contraen deportistas o personas jóvenes sino gente mayor, que tiene más posibilidades de infección si sufre otras enfermedades como la diabetes, afecciones cardíacas o problemas pulmonares previos.
Bayas destaca que el diagnóstico es sencillo y el tratamiento antibiótico eficaz, si bien depende de la fase en la que se detecte la enfermedad. El especialista de l’Hospital Clínic admite que no siempre es fácil identificar el foco, “especialmente cuando los casos se dan en zonas urbanas densamente pobladas, o sea, con muchas fuentes de contaminación potenciales. Cuando suceden en un hotel lejano en un lugar aislado, es mucho más fácil identificarlo”. Este doctor, que por desconocimiento no se atreve a valorar lo sucedido en Ripollet y Sabadell, avisa que no se puede acabar con la legionela, porque la causa una bacteria “que está en el ambiente y no podemos esterilizar la tierra”.