Tras aterrizar en Girona y Tarragona con un éxito indiscutible, la Molly Bloom de James Joyce llega a la Sala Muntaner de Barcelona. Dirigida por Artur Trias y con la actriz Àngels Bassas interpretando el papel protagonista, que consta de un soliloquio de poco más de una hora basado en las últimas cincuenta páginas de Ulysses. Esta obra de teatro busca distanciarse de versiones anteriores, con la particularidad de ser representada por primera vez en catalán.

Son las cuatro de la madrugada y Molly Bloom no puede dormir. Tendida en la cama de su dormitorio junto a su marido Leopold (Jep Barceló), quien tiene la extraña costumbre de dormir con los pies sobre la almohada, es incapaz de detener la corriente de pensamientos que alimentan su insomnio. En este escenario tan común, realista y atemporal, se inicia la propuesta de Bohèmia’s Productions, capitaneada por una mujer, como apunta su director, “Hundida en la mediocridad”, que se muestra optimista frente a las adversidades.

Alumbrada por la lámpara de la mesita de noche y enmarcada en la época de los 50, dentro de un entorno desordenado y repleto de detalles, Àngels Bassas encarna a un personaje sincero y convincente que nos hace participes de sus reflexiones más íntimas, rompiendo una lanza en favor de la feminidad, el amor y el deseo. Molly derrocha espontaneidad y se expresa de forma directa y desinhibida, confiando al público los temas y situaciones que han sido más relevantes para ella a lo largo de los años. Sin censura y sin prejuicios, se reivindica abiertamente la necesidad de que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre, a través de una protagonista que cuenta con tantos amantes en su haber como mujeres han estado con Leopold durante su matrimonio. El secreto está en el amor, pues, por más aventuras o fantasías que sucedan tanto en lo físico como en lo imaginario, Molly siente una total devoción hacia su marido y acepta sus incontables defectos, que cada vez se revelan con mayor claridad. Del mismo modo, él siempre termina volviendo a su lado pase lo que pase.

Tal es la naturalidad que caracteriza a su intérprete en la manera de hablar y en sus acciones que la intención principal de esta representación es conseguir, según Trias, que “El público se sienta como un espía, que sea testigo de algo prohibido que no debería estar viendo”, rompiendo una cuarta pared en la que el espectador tiene el privilegio de asistir a la apertura emocional de Molly sin que esta pueda percibir su presencia ni verse condicionada por ella. Solo así nos es posible recrearnos en su ternura, su inocencia y su constante sentido del humor, además de en su absoluta admiración hacia el cuerpo femenino, pese a ser consciente de los estragos del tiempo y de las consecuencias que la madurez lleva consigo.

Nos hallamos ante un personaje que valora su condición de mujer y nos lo demuestra a partir de sus experiencias vinculadas a la maternidad y a la sexualidad, dando una gran importancia al erotismo, ya que dichas condiciones le son necesarias para sentirse plena. Paralelamente, abre su corazón, confesándonos su gran deseo de ser amada por su pareja y de que él manifieste su afecto con más frecuencia, pues se trata de un hueco que ningún amante puede llenar. Ni siquiera Boyland, el hombre que dirige su carrera como cantante lírica, por el que experimenta una pasión desmedida. El sonido de un tren crea cierta atmósfera onírica que permite a la protagonista evocar recuerdos pasados, como el momento en que Leopold le pidió matrimonio, y de sumergirse en una corriente incontrolable de ideas y sentimientos que tienen lugar sin interrupción a lo largo de la noche, hasta que consigue conciliar el sueño.

Este papel ha supuesto un gran reto para Bassas debido a la estructura del texto, la responsabilidad que supone realizar un monólogo y por el hecho de tener que cantar a capella en varias ocasiones. Sin embargo, la personalidad dulce, sencilla y vulnerable de Molly la enamoró desde el primer momento y su necesidad de superarse la empujó a asumir este cambio de registro que le da la oportunidad de introducir nuevos matices en su faceta interpretativa. Comparte con el personaje esa búsqueda de nuevas metas de cara al futuro y admite haberse sentido muy apoyada por el equipo, en especial por el director, con quien comparte una estrecha relación de amistad desde hace años.

Del 28 de febrero al 25 de marzo, de miércoles a sábado a las 20:30 y los domingos a las 18:30, podemos disfrutar de una obra capaz de conseguir que las mujeres se vean reflejadas en su heroína y que abre la puerta de la mente femenina a aquellos hombres que sientan curiosidad por cruzarla y descubrir los secretos que esconde.

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