En los últimos años, la práctica totalidad de la población española y europea viene respirando aire contaminado, que incumple los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualizados en 2021. Esta situación ha sido puesta de manifiesto por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) y, en nuestro país, por los informes sobre la calidad del aire en el Estado español que desde hace casi dos décadas viene publicando anualmente Ecologistas en Acción.
Las últimas estimaciones globales de la AEMA y la OMS sobre la repercusión sanitaria de la contaminación atmosférica son muy preocupantes. Elevan en el año 2021 hasta al menos 300.000 las muertes atribuibles a la mala calidad del aire en los países europeos. En el Estado español, las víctimas de la contaminación fueron ese año hasta 21.000, 14.100 por partículas inferiores a 2,5 micras de diámetro (PM 2,5), 4.600 por dióxido de nitrógeno (NO 2) y 2.300 por exposición a ozono troposférico.
El costo del aire contaminado
El coste económico de la mortalidad prematura y de la pérdida de días de trabajo por la contaminación del aire ambiente y en el interior de las viviendas ha sido cuantificado por el Banco Mundial en 38.000 millones de euros en 2013, equivalentes al 3,5 por ciento del producto interior bruto (PIB) español en ese año, sin considerar los daños provocados a los cultivos, los ecosistemas naturales u otros bienes de cualquier naturaleza.
Respirar aire limpio y sin riesgos para la salud es un derecho humano. Está sobradamente demostrado que la contaminación atmosférica causa daños a la salud de las personas y al medio ambiente. Se trata de un problema con una importante vertiente local, pero también de magnitud planetaria, ya que los contaminantes pueden viajar largas distancias.
Como ha demostrado la dramática pandemia que hemos vivido, el origen del problema del aire contaminado en las áreas urbanas se encuentra principalmente en las emisiones originadas por el tráfico motorizado, a las que se suman en mucha menor proporción las causadas por las calefacciones, así como las ocasionadas por el tráfico marítimo y aéreo en aquellas ciudades que disponen de puerto y/o aeropuerto próximos. Siendo en última instancia la utilización masiva de combustibles fósiles en el transporte y la industria la causa de la mala calidad del aire, y de otros graves problemas ambientales como el cambio climático global.
En el marco del Pacto Verde Europeo, el Plan de Acción “Hacia una Contaminación Cero” de la Comisión Europea persigue reducir para 2030 el número de muertes prematuras atribuibles a la contaminación del aire en un mínimo de un 55 por ciento, en relación con las de 2005, centrándose en las partículas PM 2,5. Con este objetivo, la Unión Europea ha adoptado una nueva Directiva relativa a la calidad del aire ambiente y a una atmósfera más limpia en Europa, aprobada por el Parlamento Europeo el pasado 26 de abril y pendiente de ratificación por el Consejo Europeo.
En este contexto, el presente informe pretende dibujar una imagen amplia y fiel de la situación de la calidad del aire en nuestro país durante el año 2023, en relación con la protección de la salud y de la vegetación, a partir de la nueva legislación europea y de las directrices sanitarias de la OMS. La población estudiada es de 48,0 millones de personas, y representa toda la empadronada a 1 de enero de 2023 en el Estado español.
Para la elaboración de este informe se han recopilado los datos oficiales de 785 estaciones de medición repartidas por todo el Estado, titularidad de las Comunidades y Ciudades Autónomas, de los Ayuntamientos que disponen de red de medición propia, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), de algunas autoridades portuarias del Estado y de los principales aeropuertos gestionados por AENA.
Ecologistas en Acción agradece el esfuerzo de los gestores de las redes de vigilancia de la calidad del aire de todas estas administraciones y entidades, a la hora de facilitar la información solicitada, y espera que el presente informe contribuya un año más a alentar el necesario debate sobre el actual modelo energético y la calidad del aire que respiramos.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.