Doña Emilia Pardo Bazán (Coruña, 1851/Madrid, 1921), se rebeló contra las limitaciones intelectuales que la sociedad marcaba a las mujeres. Novelista, ensayista, y periodista, la escritora insistió que la inteligencia no tenía sexo. Puede que sea más conocida por su famosa novela, Los pazos de Ulloa, la popular novela que fue llevada a TV con formato de serie, pero hay que bucear en su extensa obra para darnos cuenta de lo que significó esta mujer en la historia de la literatura: sus cuentos, sus novelas y ensayos marcaron un hito en el panorama literario español, tan protagonizado por hombres. Entre su obra encontramos una novela muy significativa, La Tribuna, (1883) más alejada del mundo determinista de Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza, ambas enmarcadas en la tendencia naturalista iniciada por el francés, Emilio Zola. En La cuestión palpitante, recopilación de artículo, en los que doña Emilia Pardo Bazán emitía su juicio sobre la corriente naturalista, que fue prologada por Clarín, analizó dicha corriente, resaltando los valores que había aportado a la literatura, para terminar defendiendo el realismo social de la novela española.
La Tribuna, considerada la primera novela social de la literatura española, cuenta la historia de una mujer obrera, a la vez que refleja el ambiente de trabajo en una fábrica de cigarros de La Coruña. Amparo, su protagonista, es una mujer con discurso propio que encabeza las reivindicaciones de las trabajadoras, una chica pobre, digna e inteligente que sabía leer y escribir: a menudo leía los periódicos o algún pasquín al barbero de la barriada. Tenía una madre inválida y pronto perdió a su padre; un fabricante de barquillos. La madre fue cigarrera y Amparo soñaba con ingresar en la cigarrería de Marineda porque tenía ciertos conocimientos que le había legado su madre. La novela describe los métodos industriales, formas de trabajo, duros horarios y el ambiente obrero en años de intensa movilización social, a la vez que realiza también un profundo análisis del mundo femenino, de la doble jornada de las obreras siendo madres y trabajadoras. En la cigarrería fue la voz cantante de sus compañeras, al mismo tiempo que se dejó seducir por un alférez, el cual la abandona. La Tribuna es la primera novela española con un protagonismo obrero netamente feminista: novela extraordinaria por su contenido testimonial, por el análisis implacable de una capa social y por una interpretación audaz de la efervescencia de las ideas que corrían por España en el decenio revolucionario (1868/1874). Destacar que Emilia Pardo Bazán acudió durante meses a la fábrica de tabaco de La Coruña para impregnarse con exactitud del aspecto social/laboral de las cigarreras. La Tribuna es una novela comprometida, algo insólito en la novelística del siglo XIX. Cito un fragmento de Amparo, la protagonista a su vuelta a la fábrica, después de sus desdichas: “¡Qué cuenta tan larga darán a Dios algún día esas sanguijuelas, que nos chupan la sangre toda! Digo yo, porque nadie me contesta a esto, ni puede contestarme. ¿Hizo Dios dos castas de hombres, por si acaso, una de pobres y otra de ricos? ¿Hizo a unos para que se paseasen, durmiesen, anduviesen majos y hartos, y contentos, y a otros para sudar siempre, y arrimar el hombro a todas las labores, y morirse como perros sin que nadie se acuerde de que vinieron al mundo? ¿Qué justicia es ésta? Unos trabajan la tierra, otros comen el trigo”.
La Tribuna se basa en hechos históricos: las resonancias de la revolución de 1868, la efervescencia entre las ideas lanzadas por las obreras (cigarreras en la novela) y la proclamación de la República. La autora describe a la gente, los lugares y la historia de la pobreza en Marineda, con todo lujo de detalles en las descripciones. Es una crítica a la sociedad hipócrita, cruel y machista: mujeres trabajadoras que ganaban un mísero salario por trabajar a destajo, cargadas con hijos y en ocasiones con maridos violentos o borrachos. La novela muestra la lucha del proletariado desde la visión de la mujer y por ello sufrió muchas críticas por su reivindicación social y feminista.
A partir de 1884 y tras el escándalo generado por La cuestión palpitante, Emilia Pardo Bazán comenzó a distanciarse del naturalismo, pero sin menospreciar el naturalismo de Zola, por el que siempre guardó admiración. Lo sustituyó por el espiritualismo de los escritores rusos; su novela, La revolución y la novela rusa, nos ofrece una clara muestra.
Fuente original: https://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/novela-tribuna-pardo-bazan/20240621111045228161.html