El 10 de noviembre de 2023 el equipo de gobierno de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) afirmaba “manifestar firmemente nuestro rechazo a la agresión militar del Estado de Israel” y expresaba su “solidaridad con la población palestina.” La declaración de la UAB contrasta con sus acciones. A puerta cerrada, las relaciones internacionales entre la UAB y el aparato científico-militar israelí, así como la continua normalización de instituciones académicas israelíes cómplices en el apartheid y el genocidio, persisten.
Una solicitud de acceso a información pública a la universidad, seguida de una investigación sobre las relaciones de la UAB con instituciones israelíes públicas y privadas, revela la estrecha relación entre las universidades europeas y la I+D israelí, cuyo apoyo intelectual y tecnológico al régimen del apartheid ha sido ampliamente documentado, cómo en el reciente libro de la investigadora y activista israelí Maya Wind, Towers of Ivory and Steel: How Israeli Universities Deny Palestinian Freedom (Verso, 2024).
La normalización académica desde la UAB con Israel
En julio de 2023, la UAB firmaba un acuerdo con la Universidad de Tel Aviv para establecer un programa de intercambio de estudiantes y profesorado, así como para la coordinación conjunta de proyectos de investigación y la organización de congresos o seminarios. El 18 de diciembre de 2023, cuando la ONU declaraba que más de 18.205 personas palestinas ya habían muerto en el asalto de Israel (más de 7.000 de las cuales se estimaban que eran niños), la oficina de relaciones internacionales de dicha universidad de Israel se apresuraba a solicitar a la UAB expandir los lazos entre ambas universidades, a través de un posible nuevo acuerdo de intercambio Erasmus.
No es sorprendente que, en un momento de creciente crítica hacia Israel por parte de varios gobiernos y la sociedad civil, esta universidad sionista trabaje para obtener el reconocimiento académico internacional que es clave para su normalización. Con el eufemismo característico del lenguaje de las instituciones del apartheid, desde la Universidad de Tel Aviv escribían el 18 de diciembre: “nuestra colaboración no sólo es valorada, sino que es una fuente de fortaleza para nosotros. Con nuestros socios a nuestro lado, esperamos continuar navegando por las complejidades del presente y contribuir a una comunidad global más interconectada y empática”.
Este llamado a la empatía internacional, reservado para los colonos blancos, obtuvo una respuesta de la Oficina Internacional de la UAB. Rápidamente, al día siguiente, el 19 de diciembre, la UAB respondía que los estudiantes de Tel Aviv serán bienvenidos a partir de septiembre de 2024, y que, “tan pronto como el conflicto termine”, comenzarían a enviar estudiantes desde Barcelona.
Tres semanas después, desde la UAB repetían que “les dolía no poder enviar estudiantes o personal”, pero que no se preocuparan: la UAB podía recibir estudiantes y profesorado de la Universidad de Tel Aviv de Israel. Además, desde la UAB afirmaban que estarían a favor de ampliar su relación a través de un programa de intercambio Erasmus “tan pronto como la situación vuelva a ser normal”. Parece bastante claro que, para la UAB, la situación de colonialismo de asentamiento y apartheid, bien anterior al 7 de octubre, es una situación “normal”.
El doble rasero institucional –por un lado, condenar mediante un comunicado institucional público y por otro, mantener lazos institucionales– lo observamos en La Escola Massana, centro de arte y diseño vinculado a la UAB. En noviembre de 2023 se posicionaba “en solidaridad con el pueblo palestino” y hacía un “llamado a la acción”. Mientras comunicaba esto, ocultaba que desde 2009 hasta la actualidad, La Escola Massana mantiene un programa de intercambio con la Bezael Academy of Arts and Design en Jerusalén.
A la vista del público, la Bezael Academy no aparece en la lista de escuelas asociadas en la página web de la Escola Massana, pero eso es temporal. Según la Wayback Machine, la Escuela Massana retiró a la Bezael Academy de la lista después de noviembre de 2023, pero la Bezael Academy sí incluye a la Escuela Massana en su lista de instituciones con programas de intercambio. Según las declaraciones de la Massana, la Escola ha suspendido el intercambio “mientras haya un conflicto bélico”. De nuevo, para la Escola Massana, la añorada normalidad del apartheid sí que es una condición óptima para el intercambio, y la solidaridad con el pueblo palestino, que lleva décadas pidiendo el boicot a Israel, es temporal y carente de acción.
Investigación made in UAB y el aparato militar israelí
Mientras que los acuerdos de intercambio contribuye a la normalización académica y cultural de Israel, en términos de investigación, los fondos europeos contribuyen directamente a enriquecer las arcas de empresas y universidades sionistas y militares. A su vez el tejido científico-técnico europeo se beneficia de investigaciones provenientes directamente del I+D militar israelí.
La UAB no es una anomalía. Dentro de los marcos de financiación europea actual (Horizon Europe) y anterior (Horizon 2020), la UAB participa y ha participado en varios consorcios, como Iliad (2022-2025), Water-Mining (2020-2024), Kaleidos (2024-2026) y ClearFarm (2019-2024) que involucran partners israelíes, algunos de los cuales ligados directamente al IDF, las Fuerzas de Defensa de Israel.
En el proyecto ILIAD, encontramos varias instituciones israelíes, como Agora Partners, Docktech Ltd., Eco Wave Power Ltd. y Technion, el Instituto Israelí de Tecnología. Technion es uno de los principales centros tecnológicos que mantienen y legitiman el apartheid. Científicos de Technion desarrollaron bulldozers teledirigidos, que son utilizados rutinariamente en demoliciones de casas palestinas. Además, Technion alberga programas de estudios para militares, y mantiene estrechas colaboraciones con Elbit Systems y Rafael Advanced Defense Systems, dos de los mayores fabricantes de armas israelíes.
Desde hace décadas, diversos grupos universitarios de varios países se han movilizado en las últimas décadas en línea con las solicitudes del movimiento BDS (Boycott, Divestment and Sanctions) para que sus universidades corten lazos con Technion. Recientemente desde la University of Technology Sydney, se escribió una carta a la presidencia de la universidad australiana detallando claramente el nivel de implicación institucional de Technion en el sostenimiento del régimen colonial de Israel.
En el proyecto Kaleidos, coordinado por la empresa barcelonesa Wedo Project Intelligence Made Easy y en el que participa la UAB, encontramos a la Universidad de Haifa como colaborador israelí, un participante directo del apartheid de Israel. Tal y como denuncia la Red Académica Sudafricana Contra el Apartheid Israelí (SAANAI), la Universidad de Haifa excluye a los ciudadanos palestinos de la educación, desarrolla programas de estudios para militares, ofrece becas dedicadas a exmilitares, alberga una base del IDF en el mismo campus, así como el Departamento de Geo-estrategia, cuyo objetivo es “resolver el problema demográfico de Israel”, que según afirma SAANAI, es un eufemismo para referirse a la limpieza étnica de Israel de los palestinos indígenas.
De los consorcios europeos en los que participa la UAB, el que ilustra claramente la transferencia de conocimiento entre universidades europeas y el I+D militar israelí al servicio de la dominación es el proyecto ClearFarm (Co-designed Welfare Monitoring Platform for Pig and Dairy Cattle), financiado en el marco Horizon 2020 y coordinado desde la UAB.
Este proyecto, financiado por la UE con 5,89 millones de euros (de los que 1,63 millones para la UAB) involucra a 5 universidades y 11 colaboradores privados de España (la Universidad de Murcia, la compañía El Pozo y la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches), Italia, Países Bajos, Dinamarca, Finlandia e Israel. El proyecto moviliza la inteligencia artificial y tecnología de monitorización a distancia, y promete una supuesta mejora del “bienestar animal” en la industria ganadera.
El colaborador privado israelí, la empresa Herd-ITT (antes llamada Cattle Watch y Cattle Sense) está especializada en el uso de drones y sensores para la monitorización de ganado, y recibe 420.467 euros de las arcas europeas. Su tecnología no sólo es paralela en tanto objetivos y métodos a la tecnología usada por las instituciones militares israelíes para el control de palestinos, sino que la tecnología proviene directamente del desarrollo de tecnología militar. El CEO y fundador de esta empresa, Ilan Arber, admite que antes de fundar Cattle Watch, no tenía ninguna relación con la industria ganadera y que nunca había visto una vaca. Al contrario, su experiencia procedía directamente del aparato militar. Su formación como matemático e ingeniero le llevaron a trabajar para el departamento de “élite” de I+D del Ejército del Aire Israelí entre 1976 y 1986, donde estuvo “involucrado en iniciativas tecnológicas dramáticas”.
Sin conocer más detalles de esta breve descripción en su perfil de LinkedIn, podemos intuir la aplicación. Su década dedicada al desarrollo tecnológico militar le llevaron a recibir dos premios del IDF: uno del presidente de Israel, Chaim Herzog, y otro del jefe del mando de inteligencia del IDF. Su paso por el IDF no fue su única incursión en el aparato militar israelí. En 1995 fundó la compañía Eagle, que dirigió hasta 2007, y que formaba parte de Elbit Group, uno de los principales fabricantes de armas israelíes.
La “transferencia de conocimiento” es completa. La tecnología de vigilancia de personas sirve para desarrollar tecnología para vigilar animales, en este caso, ganado. Un ejemplo concreto de tecnología civil-militar al servicio del control y sumisión. No es demasiado arriesgado entonces, afirmar que el tejido científico-técnico israelí parasita de la dominación, sea humana o no humana. No olvidemos, pues, el rol de la ciencia europea —en este caso, Horizon Europe— y de las universidades españoles en blanquear el conocimiento y tecnología militar en conocimiento y tecnología civil. Es sin duda un ejemplo de la ciencia al servicio de deshumanización y la dominación humana y animal.
El paralelismo de la dominación no es simplemente metafórico, sino que yace en el corazón del proyecto sionista. Tal y como afirmaba el diario The Jerusalem Post en el 2012 cuando cubría los primeros pasos de Arber y otros ingenieros israelíes, la industria agrícola y ganadera han estado siempre en el corazón de la estrategia sionista de expansión y dominación del territorio y de sus habitantes. La ciencia, en este caso, mediante el sueño de la automatización y la inteligencia artificial, se pone al servicio de la producción ganadera, la expansión territorial y la desposesión de tierras palestinas.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/bds-israel/universidad-autonoma-barcelona-ciencia-europea-servicio-israel