altLa vida es para vivirla, pero también exige que la abandonemos. Nos da momentos de amor, pero nos los roba a su antojo. No hay vida sin muerte, amor y desamor. Un grupo de nueve fotógrafas de prensa ha querido plasmar estos cuatro grandes temas sobre los que gira nuestra existencia en La vida en quatre fotos, una exposición que puede visitarse en la galería de arte contemporáneo Espai B del barrio barcelonés de Gracia hasta el 6 de Noviembre. De todos los estilos y técnicas, las fotos reflejan la concepción que tienen sobre la vida sus autoras, Inés Baucells, Cristina Calderer, Maite Cruz, Gemma Gómez, Laura Guerrero, Ana Jiménez, Elisenda Pons, Mª Àngels Torres y Roser Vilallonga. Grandes profesionales y, ante todo, muy buenas amigas.

“Teníamos ganas de hacer algo distinto, tratar de explorar otros ámbitos. También es la excusa para encontrarnos y debatir temas, reflexionar un poco”, comenta Ana Jiménez mientras pasea entre los pasillos de la galería, con sus dos hijos revoloteando a su lado. Son Lucas y Daniel, precisamente los protagonistas de las fotografías de su madre. “Es que para mí los niños son la vida”, dice ella. El amor, los dos abrazados. El desamor, Lucas enfadado. La vida, ambos jugando con su prima. La muerte, cumpliendo años, pues “lo que marca el paso del tiempo son las celebraciones”, aclara Jiménez.

Ana ha querido expresar la vida a través de sus hijos, pero cada una de ellas lo ha hecho a su manera, según su punto de vista. Para Laura Guerrero, vida es la alegría en un día de playa. Para Cristina Calderer, el rostro de un bebé. ¿Qué es venir al mundo sino empezar a trazar un camino que recorrer? Risas bajo el agua son símbolo de vida para Inés Baucells, mientras que para Gemma Gómez lo es el retrato de un anciano, pues la edad no es barrera para un espíritu joven. Muy diferente es la fotografía que Elisenda Pons dedica al concepto vida. Unas manos que se recortan en el cielo. También es metafórica la de Mª Àngels Torres. Un hombre sobre una roca que sonríe al ser salpicado por la espuma de un mar inquieto. Roser Villalonga, por su parte, ha capturado los cuidados que reciben los gallos que  son adiestrados para pelear en la isla de Bali. Maite Cruz, el vientre sobresaliente de una mujer embarazada. A poco tiempo de dar a luz, a punto de regalar vida.

Cada fotografía, una sensación, un mundo. Algunas juegan con las sombras, los claroscuros, la pureza del blanco y el secretismo del negro. Unas son más artísticas, otras modo reportaje. Algunas de archivo, otras hechas para la ocasión. Pero todas, todas ellas, transparentan lo mismo: la personalidad de sus creadoras. Fotógrafas de profesión pero también por afición que seguirán trabajando en equipo. La vida en quatre fotos es su segunda exposición, pero seguro que no será la última.

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