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Cuando escribí sobre la italiana Constanza Miriano, pensé que sólo las mujeres de iglesia podrían hacernos la puñeta, pero parece que hay otras, al menos una más: La Sra Erika Mitchell, es decir Erika Leonard James. Hija de un cámara de la BBC. Estudio historia en la Universidad de Kent. Está casada con un guionista y ella misma trabaja desde hace tiempo en el mundo televisivo. Fan de Crepúsculo, esa serie que envenena el cerebro de nuestras adolescentes, comenzó a escribir una fanfic que derivo en  Fifty Shades of Grey, y… una cosa lleva a la otra. No voy a criticar al mercado que vio en el “culebrón” el business. Mejor es que nosotras nos preguntemos por qué algunas mujeres occidentales, muchas por lo visto, sueñan ser amadas por un psicopático controlador. Deberíamos preguntarnos cómo es posible que aún vivamos en la ignorancia. Es decir ¿aún no todas las mujeres saben que los hombres que pegan no dejan de pegar? El libro no habla de sadomasoquismo exclusivamente pornográfico y sincero, si no de una mujer inmadura que cree que hay psicopatías que se curan con amor. Entre el romanticismo y la ignorancia hay un corto camino a la autodestrucción.

Me vienen en mente los personajes de  Stieg Larsson. Tenemos hombres amigos que ven como sufrimos cuando nos tocan sin amarnos o en contra de nuestra voluntad, como el periodista enternecido por la protagonista ¡Me gusta esa chica con el bidón de gasolina, el ordenador y la pistola de hacer tatuajes! La Trilogía Millennium vendió tantos ejemplares como Fifty Shades of Grey, entre 70 y 100 millones de ejemplares. Parece que con el dolor de las mujeres se hacen buenos negocios, pero con su idiotez también. Mientras la primera novela tuvo un público mixto la segunda se vendió a mujeres.

Por lo visto la falta de seguridad en nosotras mismas nos lleva a buscar hombres guapos, ricos y poderosos. Y a cambiar espiritual o físicamente por ellos.

Imagino que todos en algún momento nos hemos sentido inseguros, sin certezas y sin confianza en nosotros mismos. Hemos intentado cambiar alguna característica de nuestro carácter o nuestro cuerpo, para sentirnos mejor, para poder afrontar el reflejo que los otros nos dan de nosotros.

Este mes pasado Uma Thurman se ha marcado un Renée Zellweger decían por  Tremending-topic, luego resulta que sólo era maquillaje, pero ¿Cuál es el motivo de este cambio de imagen?

El rostro es la parte fundamental de nuestra identidad, es aquello que nos muestra y lo que se nos devuelve en el espejo de los ojos ajenos.

La pregunta que define la identidad es: “¿Quién soy yo?” y esto involucra todos los seres humanos.

La identidad como sostiene Erikson(1): “Es el mantenimiento de la continuidad del individuo a través de  los cambios”. Ya no me pregunto por qué mujeres consideradas hermosas deciden cambiar su identidad cambiando sus rostro, conocemos cuan dura es la presión sobre las mujeres que no nos “mantenemos en forma” con el paso de los años, así que no me voy a detener en esto. Lo que encuentro terrible es la inseguridad de estas hermosas mujeres. Aunque hay otras que siguen trabajando sin llegar a pasar por quirófano, como  Meryl Streep y Diane Keaton. Quizás el trabajo de las actrices también dependa del talento. Quizás envejecer no sea tan terrible.

La identidad individual se construye, somos lo que somos por el patrimonio genético, por nuestra cultura, las interrelaciones personales y por la autoafirmación del ser.

Por esto me pregunto ¿Por qué las mujeres no se aman? ¿Por qué quieren cambiar su patrimonio genético? ¿Por qué las relaciones culturales con sus congéneres no son siempre satisfactorias? ¿Por qué la autoafirmación siempre se está poniendo en duda en el género femenino? En resumen ¿Por qué necesitan, algunas mujeres, cambiar de identidad? o ¿Por qué necesitan reflejarse en el hombre que tiene al lado?

Intentar rejuvenecer los rostros y el cuerpo de las mujeres, no es lo mismo que ocultarlo, pero también en este caso se manifiesta el fenómeno identitario. Cubrir culturalmente con un burka el rostro de una mujer por temor a que su belleza vuelva locos a los hombres es negar su existencia, su autoafirmación como mujer ¿Cuánto segura se siente una mujer detrás de un velo? ¿Qué pasa con la autoestima?

Identificarse como mujer implica aceptación de nuestro patrimonio genético y cultural, negarlo cubriéndolo o cambiándolo brutalmente niega el “yo”, depende de nosotras afirmarlo y querernos.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anuló la prohibición del uso del burka en Reus, esto ocasionó escándalo en las mentes bien pensantes. El TSJC explica que algunos apartados de la  ordenanza municipal vulnerarían la libertad religiosa. Realmente el Tribunal hace gala de su talante relativista. No discuto sentencias, no soy versada en términos legales y sobretodo creo en la libertad individual. Así que si hay Señoras que quieren ir con burka, personalmente, no me molestan, como no me molesta que haya señoras o señores, a los que les guste dar o recibir palos o que se editen libros asquerosos. Pero me pregunto ¿acompañando a la sentencia no habría que destinar recursos a los proyectos de género de las Regidorías de Bienestar Social, formación del personal y del profesorado etc? ¿No se debería destinar recursos humanos y monetarios a la custodia de las mujeres que denuncian, que se escapan o que piden ayuda? Está claro que en este momento es el último de nuestros problemas. Luego está la voluntad individual de las mujeres, imprescindible para el cambioCuando al antropólogo argelino Malek Chebel le preguntaron en el año 2011: “¿Cómo interpreta usted que en países como Francia y España se haya prohibido el uso del velo integral o burka?” Respondió:

El burka no es ni será una prenda del Islam. En todos los lugares donde viven las mujeres deben combatir ellas mismas para parar esta prenda tan absurda como lo es el burka o velo integral, que supone una anomalía del Islam, puesto que es la negación de la libertad individual. El año pasado visité la Meca (una de los cinco preceptos que debe cumplir cualquier musulmán practicante), y el oficial del puesto fronterizo de Arabia Saudí pidió a una mujer que se levantara el burka para poder identificarla y pasar el control. Fui testigo directo de aquella situación.  De hecho, lo que el oficial de un régimen wahabita como el Saudí le reclamó a la mujer con velo integral a fin de identificarla debería ser aplicado en los países europeos (como ha hecho Francia en su ley sobre la prohibición de cualquier velo integral que impida la identificación de una personas). Ni más ni menos.

Pero, me pregunto continuamente ¿cómo vamos a ayudar a quitarse el velo a las mujeres musulmanas si nosotras loamos los defectos de un sádico como Grey o nos cambiamos la cara pensando que eso nos ayudará a conseguir mejores trabajos o lo que es peor, cuando vemos a nuestra vecina con un ojo negro no denunciamos? ¿Cuánto lejos estamos de lo que consideramos barbarie? ¿Cuándo vamos a dejar de odiarnos?

(1) Erikson, E. 1964 Insight and Responsibility: Lectures on the Ethical Implications of Psychoanalytic Insight.  London: Faber and Faber.

http://www.telecinco.es/informativos/sociedad/50_sombras_de_Grey-Harry_Potter-Crepusculo-James_Bond-E-L_James_0_1755600720.html

http://www.abc.es/cultura/libros/20131112/abci-larsson-vende-setenta-ocho-201311121656.html

http://www.lavanguardia.com/cultura/20110602/54164615627/el-burka-no-es-ni-sera-una-prenda-del-islam.html#ixzz3S2QbNRlO 

http://blogs.publico.es/tremending-topic/2015/02/10/podemos-sigue-sin-dar-explicaciones-del-cambio-de-imagen-de-uma-thurman/

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/02/06/catalunya/1423224271_094171.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Trilog%C3%ADa_Millennium 

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