No quieren meterse en casa cada día a las 7 de la tarde. El estado de emergencia en el que vive su país desde que los militares tomaran el poder el pasado 3 de julio, los acabó de decidir: guitarra en la mochila y billetes para Barcelona. Muhammad y Youssef, o Moon e Ibs, como prefieren llamarse, son dos músicos egipcios que, con su banda Like Jelly, forman parte del gran movimiento artístico alternativo que surgió durante la revolución de 2011 en Plaza Tahrir.

Desde entonces, actúan por todo el país atreviéndose con temas de los que nadie antes hablaba: política, sexo, trabajo, libertad.

A partir de este jueves, contarán también en el Festival de teatro de calle de Tárrega, su versión de la historia en primera persona.

Fieles a su vocación de trovadores, Ibs y Moon combinan teatro y música en un espectáculo que reivindica lo que, ellos aseguran, es la esencia del pueblo egipcio: la capacidad de reírse de todo.

Entrevista a Like Jelly

En vuestras canciones habláis de amor, de drogas, de política… ¿Es fácil tocar estos temas en Egipto?

M: No, no lo es y yo personalmente tengo miedo de hablar del ejército, ¡porque tienen armas!

I: De todos modos, a partir de 2011 han surgido nuevos espacios en donde la gente puede decir lo que piensa. Nosotros, por ejemplo, cantamos hace unos meses en el programa de televisión más visto de Medio Oriente, un tema que criticaba a Morsi cuando aún era presidente. Este espacio fue uno de los primeros en atreverse a hablar de lo que antes no se hablaba.

¿Tuvo consecuencias la actuación?

I: Sí, nos volvimos famosos [risas]. Después de tocar en la tele, dimos nuestro contacto y la página de Facebook de la banda pasó de tener 200 “me gusta” a 130 mil en un par de horas. Nos mandaron mensajes de todo Egipto pidiéndonos que fuéramos a actuar, ofreciéndonos lugares para dormir y comida, fue increíble.

M: Así es que empezamos una gira por el país que duró seis meses y, cuando volvimos a El Cairo, nos encerramos en casa para intentar comprender todo lo que había pasado. Estábamos en shock.

¿Por qué creéis que les llegasteis a tanta gente?

M: Porque hablamos de problemas que todos los jóvenes tenemos y nos hace falta compartir. Desde los 80 que en Egipto solo hay música pop que dice “te quiero, te extraño, tus ojos son bonitos”. Ahora estamos intentando recuperar la tradición de contar historias que popularizó un gran monologuista en la década de los 60 y que, desde entonces, no se ha vuelto a ver en nuestro país.

I: Pero lo interesante es que no somos solo nosotros, formamos parte de un movimiento de artistas independientes que está creciendo cada vez más.

¿Las revueltas del 2011 tuvieron algo que ver en la aparición de esta corriente underground?

M: La primera banda independiente surgió alrededor de 2004, pero con la revolución el movimiento pasó de ser únicamente musical a incluir a las demás artes, los medios de comunicación y las redes sociales.

I: En Egipto siempre se había considerado arte solo a la “alta cultura”: los teatros estaban reservados exclusivamente para la ópera o el ballet y los artistas actuaban nada más que en El Cairo o Alejandría, las grandes ciudades. A partir de este cambio, el arte empezó a circular también por los pueblos y por espacios cercanos a la mayoría de la gente.

Después de este vuelco en vuestra carrera, ¿pensáis grabar un álbum?

I: La verdad es que no, porque el espíritu de lo que hacemos está en los directos. Nuestras performances son interactivas, el público es parte del espectáculo, así que si grabáramos un CD no tendría el mismo efecto.

Ahora, entonces, actuaciones en Barcelona y el Festival de Tàrrega. ¿Cómo continúa vuestro itinerario?

M: El 8 de septiembre nos volvemos a Egipto porque vamos a participar de un Festival internacional de cuentacuentos en Jordania. Estamos muy ilusionados porque allí nos encontraremos con los grandes maestros de este arte, es toda una oportunidad para intercambiar experiencias y seguir aprendiendo.

Teniendo en cuenta las circunstancias difíciles que Egipto está atravesando, ¿no se os pasa por la cabeza la idea de no regresar?

I: Para nada. Somos muy afortunados de vivir allí en este momento. Antes de la revolución todo estaba muerto y ahora la gente habla de política, se implica y quiere cambiar las cosas.

M: Además, a diferencia de lo que ocurre en España donde pareciera que ya todo está hecho, el terreno artístico en Egipto es todavía muy virgen. Después del 2011 el movimiento underground ha empezado a crecer y está ahora en pleno desarrollo, así que hay espacio para nuevas propuestas. El cambio de nuestro país está plasmándose antes en la cultura que en la política.

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