Lola Montalvo acaba de publicar su libro “Historia de una enfermera”. Narra la historia de dos mujeres, Marina y Marian, que en épocas diferentes han trabajado de enfermeras. En este relato apasionado sobre dos enfermeras, Marina desarrolló su profesión en los años 40. Marian trabaja en el sistema sanitario actual, según la ficción ideada por Lola Montalvo. Un homenaje a una profesión poco valorada.
¿Por qué poca gente conoce el trabajo de una enfermera y, por tanto, se la valora tan poco?
En cierto que, en general, el trabajo que llevamos a cabo las enfermeras solo lo conocen los que han sufrido problemas de salud o enfermedades, suyas o de familiares, que les ha obligado acudir a los servicios sanitarios. Casi todos conocemos a nuestro médico de familia, pero casi nadie conoce a su enfermero del Centro de Salud… muchos no saben ni que existen.
Digamos que no se han sabido vender.
Creo que, en parte, es culpa nuestra y, sobre todo, de nuestros representantes. No hemos sabido vender nuestra labor, dejar patente lo necesario de nuestro papel para todas las personas, tanto en salud como en enfermedad, en todas las etapas de la vida, desde antes de nacer hasta después de la muerte. Estamos presentes en centros educativos, residencias, centros de especialidades, ambulancias de urgencias sanitarias y de bomberos, centros de salud, centros de rehabilitación, centros diagnósticos, en hospitales, en empresas, en el ejército, en servicios de urgencias. Las administraciones públicas dan más importancia a curar y no tanto a los cuidados, cuidados que, aparte de curar, ayudan a las personas a mantenerse sanos o a llevar una vida lo más completa posible aunque se sufra una enfermedad crónica o una discapacidad, se tenga la edad que se tenga.
¿Y qué ganaría su sector si fuese más reconocido?
Tener visibilidad supone que se valore nuestra labor y eso hoy día no sucede. Tener visibilidad permite estar en los lugares donde se toman decisiones y hoy día no estamos presentes en todos los foros en los que se decide nuestro futuro… es más: son otros los que deciden nuestro futuro y nuestra capacidad de obrar. Esto debería cambiar.
¿Cuál es la situación que viven las enfermeras en esta época post-recortes? ¿La crisis aún se deja notar en la Sanidad española?
Bueno, los recortes aún persisten. O sea que nos encontramos en plena etapa de escasez de recursos humanos y materiales que a las enfermeras nos afectan de forma dura y directa. Los ratios de enfermeras con respecto a la población, comparados con los de la UE, son ridículos. Estos cupos se congelan y hay bajas o permisos que no se cubren, plantas y servicios de primaria y especializada que se cierran. Y los que se conservan, quedan tan en precario que suponen una sobrecarga de trabajo para sus profesionales, a veces insostenible. En ciertas residencias no hay enfermeros por la noche o hay uno solo para varias plantas y cientos de residentes, por poner un ejemplo conocido.
¿Y eso nos afecta como ciudadanos?
Estudios recientes indican que la falta de enfermeras, permitir unos ratios de enfermeras con respecto a la población por debajo de lo conveniente, pone en peligro la salud, la seguridad y la vida de las personas a las que atendemos. Como resultado de esta penosa situación muchos enfermeros han emigrado a otros países, mientras que aquí los que tienen la suerte de tener trabajo lo hacen en condiciones penosas, sobrecargados y sobre explotados, en precario, con contratos de días o incluso de horas…
Me lo temía… ¿Y qué pensaría Marian, uno de los dos personajes de su libro, de la sanidad que existía en la época de Marina? ¿Y si Marian pudiera viajar en la máquina del tiempo hacia atrás?
Marian seguro que conoce de donde viene y sabe cómo trabajaban las enfermeras en esos años de la posguerra y la dictadura franquista. Lo que sí es cierto es que ella no se sentiría cómoda con la forma en que se trabajaba en esa época, unos tiempos extremadamente machistas donde las mujeres eran siempre personas en plano de inferioridad, supeditadas al hombre. Marian no podría sentirse cómoda en un medio laboral en el que ella no pudiera tomar decisiones con total libertad en el ámbito de su labor y de los cuidados que está capacitada para proporcionar a los enfermos que atiende.
Y Marina, ¿qué pensaría de las condiciones de trabajo de la época de Marian si pudiera tele transportarse al 2017?
Marina conoce la forma de trabajar de las enfermeras en la actualidad y las observa con una mezcla de admiración y orgullo, dado que lo que están logrando las enfermeras en la actualidad, su capacidad de avanzar, de investigar, de generar conocimiento científico y lo que ello supone, se ha logrado gracias al trabajo y al bagaje de enfermeras como Marina. No hemos llegado a lo que somos hoy día —aunque no todos lo puedan apreciar o deseen hacerlo—, por arte de magia o por generación espontánea. Somos lo que somos gracias a todos los que han sido enfermeros antes que nosotros y han aportado a esta profesión su trabajo, su curiosidad, su esfuerzo y sus ganas de ir más allá.
¿Es cierto que muchos profesionales no tienen vocación y han entrado en este mundo por la influencia de las series de televisión?
Es cierto que muchos enfermeros han estudiado Enfermería sin vocación, supongo que algo similar sucede en otras profesiones sanitarias. Solo en mi promoción conocí unos cuantos y durante mi experiencia asistencial he conocido a otros tantos. Pero es que la vocación no es imprescindible, el gusto por este trabajo se puede adquirir durante la formación o una vez que uno empieza a trabajar. Lo que es impensable es poder ser un buen profesional si, al fin y al cabo, no te gusta lo que haces, no te gustan las personas y no tienes empatía, cualidad humana imprescindible, a mi parecer, para llevar a cabo este trabajo.
¿La influencia de las series de televisión es cierta?
Sí, sí. Conocí a dos personas relativamente cercanas que se lanzaron a estudiar gracias a una serie de TV que se emitía hace unos años, en la que mostraban un mundo hospitalario bastante sui generis pero que logró despertar en algunos jóvenes las ganas por estudiar enfermería o medicina. Cualquier camino es bueno, siempre y cuando una vez que ejerzas tu trabajo te resulte gratificante, te emocione y estés dispuesto a realizar aquéllos esfuerzos que te permitan hacerlo lo mejor posible.
¿Hay que cuidar a la persona? ¿Al enfermo? ¿A la enfermedad?
El único foco, y del que jamás debemos apartar la vista, es la persona… esté sana o enferma. Cada persona es única y vive su salud y su enfermedad de forma distinta a otra. Además, la forma de vivir cada circunstancia que nos afecta a nuestro nivel de salud va cambiando con los años, con la edad y la experiencia.
¿Han que ser multidisciplinares y psicólogas también, no sólo enfermeras?
Es que durante nuestra formación universitaria a las enfermeras nos enseñan a considerar a la persona desde su perspectiva biológica: cuerpo, fisiología, anatomía, patologías, crecimiento, envejecimiento… También, sociológica. Es decir, el ser humano en el entorno social, con su familia, escuela, amigos, grupos, clases, entorno laboral. Y desde la perspectiva psicológica: lo que sientes como persona que piensa, que vive, que se relaciona, que aprende, que cree, que asume, que se frustra, que se alegra, que reacciona ante las vicisitudes. Nunca se puede separar una esfera de las demás. Se debe observar a la persona en el conjunto de todas ellas.
Su madre luchó para que cumpliera su sueño. ¿Qué pasaba en su familia que no le dejaban elegir este camino?
Mi madre me educó en la filosofía del esfuerzo, me enseñó que solo con trabajo podría conseguir lo que me propusiera, que nadie me regalaría nada, que debía tener ambición por lograr mis sueños, que nunca me debía rendir. Ciertos problemas económicos familiares junto al machismo de mi padre me pusieron dolorosas trabas para permitirme estudiar lo que yo quería, que no era otra cosa que FP Auxiliar de Enfermería. Para mí una carrera universitaria era casi como viajar a la Luna: un sueño. Mi madre se enfrentó a la negativa que se me imponía de forma cerril y me ayudó a lograr matricularme en lo que deseaba. Tras Auxiliar estudié Técnico de Laboratorio, conseguí una beca, saqué muy buena nota para acceder a la universidad y un día me vi en un aula de la Escuela de Enfermería…, indiscutiblemente el día más feliz de mi vida. Gracias a mi madre y, una vez convencido de ello, gracias a mi padre, hoy soy lo que soy.
Su hija, o una chica joven de su familia, le dice hoy que quiere ser enfermera. ¿Qué motivos le da para que lo sea? ¿Y para que no lo sea?
Para mí es muy difícil explicar de forma breve lo que supone mi profesión. Yo la considero la más bonita del mundo. Me gusta mi trabajo y me gusta lo que mi trabajo proporciona a las personas que atiendo y cuido. Me gusta aprender de las personas con las que trabajo, de los enfermos, de los familiares y cuidadores. Creo que, cuando una persona desea ser enfermera solo debe de saber que no es una profesión fácil, que implica ciertos sacrificios…
Desde luego…
… es que tendrás que estudiar toda tu vida profesional si quieres hacer un buen trabajo, que nos expone a la parte menos bonita de la existencia humana, al dolor, a la muerte, al sufrimiento… y te lleva, en ocasiones, a ser víctima de agresiones verbales o físicas. Pero también nos acerca a la parte más maravillosa de las personas. Ves la dignidad en el dolor, la superación, la solidaridad, la capacidad de llevar una vida plena aun sufriendo una enfermad o con una discapacidad importante… Te muestra de primera mano, y en primera fila, de lo que las personas son capaces ante la muerte, la enfermedad o el sufrimiento.
¿Un consejo para esa joven que quiere ser enfermera?
Más que consejo, que no me veo capaz de dar ninguno, creo que nadie debería estudiar una profesión sanitaria si no tiene empatía o no se ve capaz de desarrollar habilidades en este aspecto.
Como nutricionista y experta en dietética, ¿la comida cura?
Esa tendencia que existe hoy día de atribuir a los alimentos poderes extraordinarios o curativos me resulta inquietante porque genera expectativas que casi siempre son falsas. Creo que hay personas que se están enriqueciendo vendiendo humo con dietas a base de alimentos milagrosos o dietas detox que tienen escaso fundamento o las nulas propiedades de ciertas bebidas alcohólicas en procesos cardiovasculares.
Pero comer bien mejora la salud.
Es cierto que hay algunos alimentos que tienen propiedades que nos pueden servir de ayuda en ciertos procesos, como es el caso de los arándanos o la fibra de los vegetales, por nombrar algún ejemplo. En general, los alimentos no curan nada, aunque sí se puede afirmar que una dieta saludable con alimentos frescos y no procesados, abundante en frutas y verduras te permite estar sano mucho más tiempo e, incluso, te protege de ciertas enfermedades. Eso, junto a realizar ejercicio físico de forma habitual, evitar el sobrepeso, no fumar, evitar las bebidas alcohólicas… tendría el «efecto milagroso» que todos buscan y desean.
¿La comida Bio es el futuro?
Este tipo de producción está en constante crecimiento y supongo que sí puede suponer un medio que llene nuestros mercados en un futuro. Hoy día, estos alimentos suelen suponer, por regla general, un coste mayor para el consumidor y para muchos bolsillos demasiado magros; así que no son una opción en la cesta de la compra de todos. Tendrán que aumentar mucho más su producción y abaratar costes para que lleguen a ser una opción asequible para todos los hogares.