Finalmente sabemos que el libro de A se publicó en una editorial de prestigio. A: se podría decir, había conseguido despertar la admiración de un respetado editor, (¿los hay?) del que preferiremos guardarnos el nombre, de la misma manera que hemos decidido mantener bajo secreto el nombre de A.
Finalmente sabemos que el libro de A se publicó en una editorial de prestigio. A: se podría decir, había conseguido despertar la admiración de un respetado editor, (¿los hay?) del que preferiremos guardarnos el nombre, de la misma manera que hemos decidido mantener bajo secreto el nombre de A. El caso es que A, con su libro editado, ha abierto la trocha que, tiempo atrás abrieron tantos otros escritores, de la misma manera que los futuros abrirán su trocha, quizá cuando A ya esté muerto, es probable. Imaginemos por un instante la muerte de A. ¿Cayendo de un edificio? ¡No! ¿Atropellado por un coche? ¡Tampoco! ¿Aplastado por una ola de lectores? Si acaso, sería esa y no otra la muerte más respetable para A, pero como eso no ocurrirá… Ahora bien, si hablamos de morir, morirá A de la misma manera que moriremos cada uno de nosotros, por cierto, inéditos y quizá póstumos. Pero que muera A no quiere decir que eso consiga un incremento en el número de lectores. Volvamos a lo nuestro A: estaba todavía dentro del tiempo: era joven, atractivo y, por delante, además de tener todo un futuro ¡oh qué horror! reunía obras inéditas que rápido se pondría a corregir. El caso es que A ya era alguien; eso pensaba A.
Alguien especial.
Sí. Y hasta le mejoró el carácter.
Pocas semanas después de que A celebrara aquella apoteósica noticia con una fiesta a toda madre, donde todos sus amigos más cercanos se emborracharon y drogaron, tuvimos conocimiento de que BJ había publicado también un libro de la misma temática que el libro de A. En apariencia el libro de BJ no tenía nada que envidiar al libro de A. Ambos tenían carátula plastificada (Bien) Ambos con atractivas fotos en la carátula e interior de la novela, dado que son fotogénicos los dos (Muy bien) La única diferencia era que el libro de BJ, era auto publicación. Sí señor: cansado de mandar su manuscrito a todas las editoriales, cansado de tantas misivas de rechazo, BJ decidió pagar por publicarse. Pero a ver: que no se piense que A es un todoterreno. Nada de eso. Nosotros sabemos que A también había mandado su libro a todas las editoriales. Bueno a todas no, había mandado a las que él consideraba importantes. Las mismas a las que BJ les daba importancia, para ser sinceros. Porque una de las cosas que nos caracteriza a los inéditos es la sinceridad. Somos confesos hasta las lágrimas. No sabemos hacerlo mejor. Nos falta y nos faltará mucho por aprender.
Sigamos: A había mandado sus manuscritos a las mismas editoriales a las que BJ mandó, cuando creía que de alguna editorial se pondrían en contacto con él. A había padecido el dolor de ser rechazado. Tenía varias cartas acumuladas. ¿Escondidas? De no ser porque aquella editorial de enorme presencia en el mercado lo contactó para darle la buena nueva de que publicarían su obra, —lo que no quería decir que publicaran toda su obra—, seguro que A seguiría inédito.
A consideraba que entre auto publicarse y auto flagelarse había una distancia mínima. Era como regalarse a cualquier postor. Perder. Morir un poco.
A tiene un pronóstico: dice que BJ se quedará con todos sus ejemplares en su habitación. Está seguro de eso. Espera, con ansias, el día que BJ se vuelva a sentar frente de su ordenador y de tanto en tanto voltee a mirar los edificios de libros que le entregaron en la editorial fantasma que le publicó.
BJ también tiene un pronóstico: dice que A recibirá una mierda a cambio de sus libros vendidos y que sus libros desaparecerán más rápido que los suyos.
BJ no encuentra diferencia entre uno y otro libro. Se lo ha preguntado a algunos amigos. PL, por ejemplo dice que no hay diferencia, es más, en un primer momento PL pensó que el libro de A era el libro que había escrito BJ. Aquella confusión no hizo sentir mejor a BJ. O bueno, un poco sí. Porque en el fondo, muy en el fondo BJ sabe bien que a él le hubiera gustado correr la suerte de A, aun cuando le paguen una mierda, aun cuando en las librerías su libro permanezca una semana. Sería una semana de gloria. Y aunque nadie lo reconocería en las calles, consideraría que sí.
En cuanto al prestigio intelectual, es algo que a BJ le resbala, eso dice delante de A, pero la verdad de las verdades es que BJ solo quiere publicar esos libros que tanto le gustan: sobre extraterrestres, sobre amor, poemas, teatro también escribe. BJ no es intelectual pero escribe y ya tiene otro proyecto en ciernes.
Presentarán su novela el mismo día.
A y BJ son amigos, pero, según parece ya no tanto.