Los índices de paro juvenil en España han alcanzado el 52%. Se trata de una cifra elevadísima que dista mucho de los índices de otros países de la U.E. como Alemania donde éste alcanza tan sólo el 8%. ¿A qué se debe que la mitad de los jóvenes españoles estén sin trabajo? Revista R@mbla ha reunido a representantes juveniles de los sindicatos más relevantes para hablar sobre el tema y sacar alguna conclusión.
Aina Vidal: Responsable d’Acció Jove de CC.OO.
Daniel García Tenorio: Portavoz nacional de Avalot (UGT). Es impresor.
David Vicente: Miembro de la sección sindical de CGT . Trabaja en correos.
Gaspar Fusté: Secretario General de la Federación local de la CNT Barcelona. Es trabajador autónomo.
¿Cómo analizáis desde los sindicatos el hecho de que España tenga unos índices tan altos de paro juvenil en comparación con otros países de la U.E.?
DG: Básicamente por el modelo productivo basado en la construcción y el turismo low cost. La burbuja inmobiliaria hizo que muchos jóvenes dejasen su itinerario formativo para incorporarse al mercado laboral en un momento en que éste los podía asumir. Cuando estalla la burbuja toda esta gente queda descolgada. Muchos son los llamados «ninis» que ahora deben reciclarse. No obstante también hay jóvenes muy formados. Tenemos un 45% de subocupación, es decir, gente que trabaja por debajo del nivel de su formación. En este sentido nuestro modelo de juventud se parece a un reloj de arena porque los jóvenes se sitúan en los extremos del gráfico. O están muy formados o no lo están.
GF: Lo primero es el concepto. ¿Hasta qué edad se es joven? Porque constatamos un intento de infantilizar a la población. Parece que desde las instituciones y las empresas se pretende alargar la juventud y alargar la jubilación.
Nosotros entendemos que la juventud en paro queda englobada dentro de una estrategia empresarial. Me refiero a la fragmentación de la clase trabajadora. Es decir, la precarización de las condiciones laborales se basa en tres ejes básicos, la edad (jóvenes y mayores de 50), el género y la nacionalidad (si se tiene o no documentación)
En este sentido el paro genera un ejército de reserva que sirve como amenaza para bajar las condiciones de trabajo de los que están activos.
Nosotros entendemos además que es una estrategia política porque hay muchas empresas donde se están haciendo horas extras en vez de contratar trabajadores. Se podrían haber adoptado mediadas como las alemanas; el trabajo parcial y la compensación mediante prestación. A pesar de que estas medidas corresponden a un modelo que nosotros no defendemos indican que dentro del sistema había otras opciones que no se han tomado.
En el fondo se debe a que el empresariado entiende a la clase trabajadora como una mercancía. Se pueden comprar y vender como una bolsa de patatas en función de si hay crecimiento económico o no. Con ello el coste del factor trabajo pasa de ser fijo a variable.
DV: Coincido con lo que ha dicho el compañero de la CNT. La amenaza continua de ser expulsado del sistema productivo es una amenaza muy eficaz. Creo que para contrarrestar esta amenaza los trabajadores deberíamos tener la contra amenaza de poder tomar cada vez más cuotas de autogestión en las empresas.
AV: Se ha dicho que los jóvenes se quedaban en el paro por el hecho de ser jóvenes. Yo creo que el problema no es el hecho de ser jóvenes sino el mercado de trabajo. Ha llegado un momento en el que los jóvenes se han convertido en una especie de ejército de reserva que es utilizado como una moneda de ajuste del mercado laboral.
¿Cómo ha afectado la última reforma laboral a la situación laboral de los jóvenes?
AV: La última reforma laboral no la entenderíamos sin la que realizó el PSOE. Ésta abrió una serie de puertas que el PP ha traspasado para ir más allá. Con la última reforma se intenta eliminar la negociación colectiva e ir en contra de los convenios colectivos del sector. Esto es muy grave. En Cataluña entre el 80% y el 90% de las empresas son pequeñas y medianas. Si consideramos que los lugares más protegidos laboralmente son las grandes empresas podríamos tener una disfunción entre grandes y pequeñas empresas. Pues bien, ésta disfunción se minimiza gracias a los convenios sectoriales. En el momento en que te cargas esto haces que una mayoría de gente que hasta ahora estaba cubierta por cierta protección quede desprotegida. El golpe es monumental. Si además fomentas la contratación temporal más precaria, pues resulta que los jóvenes se han convertido en el ejército de reserva perfecto para cualquier empresario. Tu contratas de la forma más precaria y cuando te interesa lo hechas a la calle.
Además se han inventado el famoso contrato para emprendedores. Este contrato es un insulto hacia todo lo que habíamos hecho hasta ahora. Se han invertido las reglas del juego y todo lo que entendíamos hasta ahora acerca de derecho laboral que permitía que una persona pudiera ser persona además de trabajador se ha ido al garete. Es una reforma a la que yo llamaría perversa porque no sólo se trata de lo que hace o permite sino de lo que induce a pensar. Es una reforma que criminaliza al trabajador, a los jóvenes, a todos. Es una vergüenza.
DV: Lo que está consiguiendo esta reforma es que la generación de nuestros padres, que tenían ciertas garantías laborales, sea despedida y sustituida por jóvenes con condiciones laborales más precarias. También comporta la bajada de salarios. Si hace algunos años hablábamos de mil eurismo ahora es casi una utopía.
Además se da pie a que las agencias privadas de colocación hagan el trabajo del Servei Català d’Ocupació. No olvidemos que para ellas la inserción laboral es un negocio y por tanto quedarán fuera del negocio aquellas personas con un perfil de difícil colocación, como los mayores de 50. Se genera así una dualidad en el mercado de trabajo.
DG: Es que crea unas dinámicas perversas. Están dividiendo a los trabajadores porque al liberalizar la negociaciones laborales nos llevarán a un panorama en el que la lucha tendrá que volver a ser desde dentro de las empresas particulares. Aunque quizás este nuevo panorama también tenga desventajas para el empresario. Quizás, gente que hasta ahora se amparaba en el convenio sin valorar su importancia se despierte de golpe.
La crítica lanzada a los partidos tradicionales por movimientos adyacentes al 15M también se ha extendido en algunos casos a los sindicatos. ¿Qué responsabilidad creéis que tienen acerca de la situación actual? ¿Qué han hecho mal para verse deslegitimizados?
AV: Una de las cosas que no hemos sabido entender es la atomización permanente. Los sindicatos estamos acostumbrados a operar en empresas grandes donde era relativamente fácil poder organizar a los trabajadores. Tu vas a la Nissan o vas a la Seat y tienes allí a 20.000 personas juntas en el mismo centro de trabajo. Pero qué haces en Mango, qué haces en H&M, en el DIR o en el Schlecker que como mucho tienes a una o dos personas en cada centro. Cómo los organizas, cómo haces que estas personas tengan solidaridad entre ellas. Te encuentras en casos donde los trabajadores de una sección de una empresa se consideran mejores que los de otra sección. No hemos sabido enfrentar este problema. Ni hemos sabido llegar bien a sectores más atomizados como el comercio y la hostelería.
También creo que ha habido cierta institucionalización de algunos sindicatos y eso nos ha permitido conseguir acuerdos e intervenir en la política pero también nos ha quitado credibilidad frente a la gente. Pero bueno, también hay que tener en cuenta que en las últimas elecciones sindicales nos votaron 16 millones de personas. Más que al PP en las últimas generales.
En este sentido, es innegable que nosotros los sindicatos hemos hecho cosas mal. Pero también hay una deslegitimación mediática importante. El acoso y derribo hacia los sindicatos y el sindicalismo es continuo. Y no sólo en los medios, también en la sociedad. Es cansado, es agotador. Mina mucho. Creo que en este sentido los sindicatos nos hemos cerrado y lo hemos hecho en el peor momento posible.
También hay un choque de culturas en el seno de los sindicatos, hay diferencias generacionales importantes y es innegable que eso implica una diferencia de intereses y de funcionamiento. Creo que no hemos sabido encontrar los canales para que la gente joven que llegaba con maneras de hacer diferentes pudiera subir.
GF: Nosotros en nuestro sindicato tenemos una peculiaridad que es nuestro modelo sindical. En el estado español hay dos modelos de representación. La representación unitaria y la sindical. Nosotros somos el único sindicato que sólo apostamos por la sindical y de hecho normalmente llamamos al boicot en las elecciones sindicales. Así que estamos un poco al margen del funcionamiento de los otros sindicatos y por tanto, críticas como las vertidas desde el 15M, a nosotros no nos competen tanto.
Sin embargo, yo creo que un problema general de los sindicatos ha sido la falta de objetivos. La actitud de los grandes sindicatos ha sido la aspiración a incidir en las decisiones de grandes empresas a la hora de invertir o despedir gente pero sin un objetivo ideológico. No se propone nacionalizar los bienes de producción, por ejemplo. No se ve al empresario como un enemigo de clase y nuestra perspectiva ha de ser de clase. Si tienes un objetivo tienes una estrategia y si tienes una estrategia tienes una táctica y la nuestra es la de combate. Eso cambia el paradigma y si los sindicatos grandes hubiesen tenido esa perspectiva quizás lo hubieran tenido más difícil para realizar los recortes.
DV: Yo también considero que hay que hacer una tarea de ideologización importante porque sino parece que los sindicatos al final son una especie de gestoría laboral
AV: Yo no lo veo así. Seguro que hemos hecho muchas cosas mal pero España está entre los países con más cobertura en términos laborales y eso es gracias a los convenios sectoriales.
DG: ¿Hay desafección? Sí, pero el sindicato también es el último peldaño de la clase trabajadora para defender sus derechos. Cuando echan fuera del trabajo a alguien éste va al sindicato. Algo que detecto también es que la conquista de derechos ha anestesiado un poco a la sociedad. Nos falta un poco de cultura sindical. Creo que los trabajadores deberían ser más proactivos en su relación con los sindicatos y no acudir sólo cuando tienen un problema.
Respecto a plantear la relación entre el trabajador y el empresario como la de enemigos, yo creo que eso no debe ser así. Los dos vamos en el mismo barco y se trata de conseguir que las relaciones sean fluidas y justas.
El gobierno del PP está acentuando sus medidas represivas asumiendo incluso detenciones preventivas. ¿Cómo reciben estas medidas los sindicatos y qué estrategias se abren para el futuro?
AV: Hay derechos que estamos perdiendo que yo no pensaba que estuvieran en juego. Es posible que haya habido una anestesia general pero es que no sabíamos que había cosas que se pudieran perder. Más que de los sindicatos yo creo que eso ha sido problema de la social democracia. Te acostumbras a tener unas bases mínimas para todo el mundo y olvidas que los derechos, si no los luchas continuamente, los pierdes.
DG: Si las cosas siguen como hasta ahora la crispación irá en aumento. La paz social tiene un precio y la gente cada vez tiene menos miedo porque tiene menos cosas que perder. Supongo que los gobernantes son conscientes de ello .
GF: El Estado pretende hacer de disciplinador pero eso también tiene una contrapartida que es una pérdida de legitimidad. Un hecho que a la CNT en particular no le entristece mucho. Por lo que a las detenciones se refiere, bueno siempre ha habido lo que pasa que ahora quizás están dando un salto cualitativo. Creo que el Estado se está quitando la careta. No es baladí que la comisaria de Información de los Mossos d’Esquadra se creara el pasado diciembre de 2011. En cuanto al futuro, nosotros tenemos huelga convocada para el 31 de octubre.
DV: Por lo que respecta a la violencia…bueno, hay que tener en cuenta que el hecho de que el banco te eche de casa es bastante violento…pero en cuanto a la violencia en la calle creemos que se está manipulando y utilizando por la policía. No se puede tolerar el miedo que crea la represión. Y hemos de tener en cuenta que ésta irá en aumento.
¿Y en cuanto a la imagen exterior del país?
AV: Yo prefiero tener una imagen exterior combativa, de país que no se resigna y sale a la calle en contra de unas medidas que le ahogan. Me parece mucho más digna. De hecho me llena de orgullo.
En Catalunya está habiendo un aumento del sentimiento soberanista. ¿Afecta esto de alguna forma a los sindicatos? ¿Cómo se valora?
DV Fijaos que estamos haciendo propaganda subliminal de los estados. En este tema hay también una propaganda del estado como la única herramienta que garantiza la libertad de los pueblos. Nosotros creemos que los derechos que se reclaman no los aportará un nuevo marco estatal.
AV La independencia de Catalunya solucionaría los anhelos de una parte de la población. Pero no creo que solucione los problemas económicos y sociales porque la cuestión son las políticas que se llevan a cabo. Constato también cierta instrumentalización de un sentimiento que tiene una parte muy amplia de la sociedad. Nosotros estamos de acuerdo con el derecho a decidir pero también queremos decidir qué país. A mí me toca la moral que los mismos que se abrazan a la bandera independentista sean los que se cargan las inversiones en investigación, educación, los hospitales…
GF: En nuestro sindicato no entra el debate porque nuestro eje es el de clase y tenemos tanto a gente independentista como a gente que no. Aunque también hay que tener en cuenta que el nacionalismo es una cosa que ha dividido tradicionalmente a la burguesía catalana y por tanto ha beneficiado a la clase obrera. En todo caso la pregunta esencial es si en un nuevo estado catalán la clase obrera tendría más o menos poder.
¿Y a nivel interno, puede perjudicar a los sindicatos?
AV: Nosotros somos una confederación y estamos libremente asociados con el resto de el Estado. No generaría ningún problema.
GF: Nosotros también, el día que nos toque separarnos nos separaremos del resto. Pero por una cuestión jurídica porque el ámbito de relaciones laborales será el catalán.
¿Y a nivel emotivo, puede afectar a las relaciones entre miembros sindicales?
AV: Hombre, en España ir contra Catalunya da votos. Eso es así. Da votos a todo el mundo. A veces si que hay suspicacias y tensiones entre compañeros.
Licenciado en Periodismo y Filosofía con experiencia en medios de comunicación tanto en el campo de la redacción como en el de la cobertura audiovisual.