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Dentro de una misma familia existen diversas posturas con respecto a la independencia de Catalunya y la consultaEs el casopor ejemplo, de un matrimonio de Barcelona y sus dos hijos que, ante la mesa electoral, irán cada uno por su lado.

 

 

 

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No todo es blanco o negro este 9-N en Catalunya. No todo es ser independentista o no serlo, ni siquiera en el seno de una misma familia. Aunque en la mayoría de los casos, la postura de los grupos familiares catalanes con respecto a la soberanía es unánime y los clanes se definen claramente como pro o anti independencia, también los hay con divergencias internas. Casas en las que unos votan y otros no, o en las que el padre apoya el “sí-sí” y la madre el “sí-no”. Hogares en los que los padres quieren quitar la bandera estelada que los hijos colgaron en el balcón. Y viceversa.

 

Ante una realidad tan delicada y compleja, múltiples lecturas. Existe un infinito abanico de posicionamientos, aunque seamos todos parientes. Tal es el caso de esta familia del barrio de La SalutDistrito de Gràcia, Barcelona- cuyos cuatro integrantes “son cada uno de un padre y una madre”, como se suele decir. Arnau (músico, 58 años, “de Gràcia de toda la vida”) y Juana (54 años, funcionaria administrativa que llegó a Barcelona de su Extremadura natal cuando era una niña) son los progenitores de Lluna (24 años, psicóloga) y Joan (20 años, estudiante de Ingeniería). Los cuatro comparten el mismo techo y se llevan muy bien perouna cosa no quita la otra– la jornada de hoy la viven de maneras muy diferentes.

 

El padre

 

“El día de hoy para no tiene ningún interés porque es algo mediático, publicitario y poca cosa más. Yo ahí no entro y por eso no voy a ir a votar”, dice Arnau, el padre. “Quiero la independencia para hacer un país acorde a como yo lo veo. España no nos está dejando la libertad de hacer las cosas a nuestra manera, así que entiendo que, como se ha intentado a través del Estatut y de mil formas y siempre es un  no no no, la única manera es romper la baraja y dar de nuevo”, declara este vecino de la zona alta de Barcelona.

 

Arnau es independentista pero no piensa votar en la consulta del 9-N porque prefiere expresar su opinión directamente en las elecciones plebiscitarias. “Yo creo que una vez que nos han dicho desde Madrid que no podemos votar, lo suyo es que Mas hubiera convocado unas elecciones anticipadas”, afirma. Además, Arnau está enfadado por la gestión de las votaciones de este domingo por parte tanto de los partidos como de las entidades organizadoras. “Las escucho decir que ojalá haya muchas colas en las escuelas… ¡Si tiene que ser al contrario, poner más urnas y que la gente no tenga que esperar! Pero claro, quieren que en la foto salgan colas enormes”, se queja este padre de familia. 

 

“Yo me pronunciaré cuando haya elecciones porque creo que ahí será el momento en el que Catalunya podrá empezar a decidir sobre su futuro”, recalca Arnau, quien aboga por un nuevo modelo de Estado siempre y cuando sea una mayoría la que lo apoye. “Una decisión como esta tiene que ser clara, con un 60% de la población a favor como mínimo”, advierte.

 

En esas elecciones, según Arnau, tendrían que salir ganadores los partidos que apoyan la independencia y entonces “sí que se podría empezar a pensar en qué hay que hacer”, augura. “Lo primero, como a mí no me gusta ninguno de los partidos que hay ahora, ni los catalanistas ni los anticatalanistas, hay que crear una nueva Constitución catalana y una organización de listas abiertas para que el pueblo de la Comunidad pueda decidir qué políticos quiere que lo gobierne”. Arnau se muestra esperanzado en que, una vez llegados a ese punto, los catalanes se decantarán  por “políticos jóvenes, preparados, con ganas, no corruptos (al menos todavía), que lleven adelante una nueva manera de funcionar como, por ejemplo, los de Guanyem o Podem”.

 

En este sentido, el mayor de la familia se confiesa muy interesado en la formación Podemos para el Estado porque piensa que “con otra España sí que sería posible negociar y llegar a un acuerdo interesante”. Pero, de momento, Arnau vé ese consenso muy lejano porque Podemos “es todavía una idea” y lo que rige es un bipartidismo “que demuestra que el PP y el PSOE son capaces de unirse después de votaciones para seguir mandando y haciendo lo de siempre”.

 

Consciente de que su postura no es la habitual, ya que, en general, quienes apoyan la independencia irán a votar y quienes están en contra se quedarán en casa, Arnau sabe que su abstención probablemente “vaya a parar al saco de los anti independentistas”. Por eso, está contento de poder expresarse y dejar claro que con casos como el suyo “se demuestra que esta sería una interpretación errónea”. Eso sí, el falseamiento en el análisis de los datos no hace flaquear a Arnau ni un instante en su decisión y subraya: “A mí me da igual a la bolsa que vaya mi abstención, lo importante para mí es expresar libremente, como individuo, que estoy en desacuerdo con todos los partidos que hay ahora en nuestro país y ya está. ¡Haced con los datos los que os dé la gana!”.

 

La madre

 

Juana, la esposa de Arnau, ha estado infórmandose mucho sobre la consulta del 9-N y, después de largas reflexiones, ha decidido, en cambio, participar. Votaré por un sí-no para que se vea que estoy en desacuerdo con la situación actual aunque no veo Catalunya fuera de España, sino que creo que hay que trabajar para un cambio pero de manera conjunta”, explica. “Como demócrata que soy pienso que el derecho a votar es importante y quiero ejercerlo”, añade Juana.

 

 “Además estoy en favor de la consulta porque rechazo el fascismo que no nos deja expresarnos libremente. Yo voto en contra de la prohibición de no votar”, remata esta administrativa de 54 años.

 

La hija mayor

 

Lluna es psicóloga, pero también se dedica a la música y el  arte, por lo que, en opinión de su padre, “vive por encima del bien y del mal”. Lluna no va a votar este domingo porque no quiere entrar, de momento, en el tema de la independencia ni de la consulta. “Veo a los políticos como mala gente, así que no quiero ensuciarme”, argumenta esta chica de 24 años. Su padre la mira seriamente y dice “¡ya cambiará!”, suponiendo que terminará implicándose en asuntos políticos, al igual que el resto de la familia.

 

El hijo menor

 

Joan tiene 20 años y está en tercer año de Ingeniería. A diferencia de su hermana, el 9-N ha empezado – desde hace muy poco- a interesarle, por lo que cree que votará, aunque todavía no tiene demasiado claro qué opción marcará en la papeleta. “Viendo que mi madre va a participar, es posible que vaya y vote yo también”, declara el benjamín de la familia.

 

Pese a que aún no ha decidido si pondrá en la urna un sufragio en favor a que Catalunya sea un Estado propio o no, sí que sabe seguro que se decantará por un “primer sí”, es decir, por un apoyo a la independencia. “Yo no soy soberanista ni catalanista pero así no podemos seguir, eso está claro”, afirma Joan, para quien hoy son las primeras elecciones de su vida. 

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