Miguel Hernández durante su estancia en Barcelona.

La retahíla de la ampulosa «color a esperanza» trae consigo un respiro de ese anhelo metafísico. Quizá lo más claro y lo más simple es lo que hace que no se espere el «a ver». Esa simplicidad de «las obras quedan, las gentes se van[…]la vida sigue igual», es una manera de que la «varita de mimbre en la mano» sea la poción mágica que dé como resultado cualquier búsqueda que traiga consigo frutos (maduros o verdes). Y sea la fuerza que nace del impulso claro de lo que se es y se quiere, sin esperar más resultado que el producido por la transparencia individual. Y no siempre desde un sentimentalismo obrador y angustiante, sino a través de lo estrictamente realista, racional y emocional; y no emotivo.

Esa autoconciencia regeneradora de posibilidades culturales y sociales, puede traer consigo diversas interpretaciones sobre esa personalidad, unos dirán que muy bien. Quizá lo verán como un estancamiento productivo y espiritual, si se me permite el término. Otros dirán «no sé yo», lo que conlleva a la anulación de una actividad prevista a corto plazo.

Este aparente juego, carente quizá de sustento, pero necesario para presentar a quien he tenido la fortuna de conocer, no existe en su preocupación existencial. Él hace y deshace. Alberga dentro de sí un Amundsen, un Tempranillo, una Amelia Earhart o el perro Buck.

Miguel Hernández Camacho ha ido creciendo en su mundo concreto de avance y emprendimiento con la sensibilidad de la profesión artística.

Serie «Sombras» (2013).

Manchego de pura cepa, ha recorrido distintas partes del mundo, a veces buscando nuevas ideas o intenciones pero otras veces simplemente estando; con esto, según él, también surgen cosas nuevas. Actualmente pasa la mayor parte de su vida en Tenerife, donde reside y labora. Un clima más agradable para él que no el de La Mancha por esta época del año, y donde está siempre en fiestas navideñas. Ayer mismo, mientras paseaba sobre la cuajada blanca que se había posado sobre la planicie de la sierra, mantuvimos la conversación para preparar esto. En su chaquetón tenía metido su móvil, porque si lo sacaba, su mano y este, mantendrían una unión irrompible al menos hasta marzo. Con un clima u otro, siempre hemos hablado de lo de uno y de lo del otro, hemos bromeado sobre el gélido tiempo del centro peninsular o compartido imágenes de gastronomía letona.

Pero lo que importa de verdad es el proceso que ha hecho que llegue a donde está. Para él, el éxito es una consecución de posibilidades probadas que llevan a vivir como se quiere y se puede en cada momento. Cual soldado en la Historia del soldado.

Miguel empezó su andadura con trece años, experimentando con una videocámara. Es entonces cuando nace la necesidad y pasión de expresarse con imágenes y videoarte.

Hernández con parte de su trabajo de fin de carrera, «EL CARRO DEL ARTE». Con esta propuesta pretendía llevar a cabo una galería de arte ambulante por todo el mundo, sin límites.

“Cuando termino el bachillerato de artes empiezo a estudiar Cine y Fotografía en Córdoba y durante esa etapa expongo Fábula, un proyecto artístico en el que interviene el filósofo Fernando Castro Flórez donde habla del potencial de mis imágenes realizadas a modelos y todas ellas producidas en la casa de mi abuela, una finca en el paso de Andalucía a La Mancha”.

Posteriormente, inicia la carrera de Bellas Artes en Barcelona. Fruto de la estancia, que siempre aprovecha, inaugura en su tierra una exposición de videoarte donde reabre el cine de verano de su bisabuelo, que llevaba más de cuarenta años cerrado.

La puesta en escena fue un éxito, más de cien personas se acercaron a ver como el cine de verano revivía aunque solo fuera durante unas horas”.

La necesidad esencial de expresión plástica y audiovisual la ha unido en cada momento a su futuro profesional, siempre dinámico.

El último año de mi carrera sabía que quería emprender pero los profesores sólo me animaban a que siguiera estudiando y comenzar un Máster en Cine. Aunque a mí, lo que me apetecía realmente era terminar Bellas Artes y emprender. Lo tenía clarísimo, tanto, que de hecho enfoqué mi proyecto final para que tuviera salida laboral. Al estudiar en Barcelona y tener muy cerca la facultad de Empresas, me permitía hablar con estos profesores, por lo que mi proyecto final fue una galería de arte. Una fusión entre Arte y Empresa, que anticipaba ya de alguna manera mi futuro laboral”.

Hernández cuenta que sus inquietudes han tenido siempre el apoyo de su familia. A veces, entre un mar de dudas, sus padres le comentaban si era el camino adecuado. El más seguro. En esas dudas siempre surgía el inconsolable consejo maternal de “el camino del emprendedor es muy difícil ya que está lleno de grandes interrogantes”. Pero Miguel siempre lo ha tenido claro. “Yo siempre he confiado en que la constancia y la búsqueda de mi propio camino tendrían sus frutos antes o después. Así, el verano que terminé de estudiar ya tenía pactado con un hotel de Mallorca exponer mis obras allí”.

Su experiencia en Mallorca la explica de esta manera en su carta autobiográfica:

Todos mis cuadros de gran formato de 2 x 2 metros, realizados durante el último año de carrera, los tuve que desplazar de la facultad al puerto, para sorpresa de los que trabajaban allí, y al verme con seis cuadros tan grandes, no me dejaban embarcar. Por un momento me vi tirado en el puerto y ahí empezó a despertar en mí el «ingenio» (nombre de mi actual empresa) y una carrera como emprendedor. Me di cuenta que los camiones estaban embarcando, entonces empecé a pararlos a todos por si alguien me podía subir la carga y una buena mujer camionera me ayudó.

Metimos entre los dos todos los cuadros en su camión, y me fui a Mallorca con un peto luminoso disfrazado de camionero y embarcando por la puerta grande. Al llegar y contarle la historia al director del hotel, se sorprendió tanto que me consiguió una habitación y decidió que me podía alojar allí, en el Gran Hotel Iberostar Playa”.

En la isla balear estuvo dos meses exponiendo y vendiendo su obra. Después, se desplazó a la plaza de toros de la ciudad para proponer un nuevo proyecto que consistía en dar cine en las plazas de toros, proyectando imágenes en el ruedo. La idea gustó mucho.

Cuando terminaron las exposiciones, se fue a Almadén, un pueblo de Ciudad Real, a seguir con «La plaza del tiempo», su proyecto cinematográfico. Y de allí, a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), para seguir con su trabajo que fusionó con flamenco en directo. Como anécdota, cabe decir que dicha producción audiovisual fue presentada por el diestro Juan José Padilla.

Realizando carteles para empresas y murales para negocios.

Después le propuse al maestro hacerle sus camisetas de despedida y ese verano las vendí por todas las plazas de España a las que él iba y es ahí cuando entonces, estando en Ciudad Real y pensando como continuar mi carrera, conocí «Mentor Day». Una aceleradora que impulsa proyectos novedosos. Y en diciembre de 2018, me seleccionaron para impulsar mi proyecto en Tenerife: una semana de aceleración de proyectos en fase de desarrollo y fue entonces cuando me cambió la vida a nivel personal y profesional”.

Esa transformación personal y profesional fue a raíz de una propuesta de uno de los profesores de «Mentor Day». Hernández propuso conocer toda la isla y en la playa de Las Gaviotas, fue donde conoció a su actual pareja.

Ese mismo día decidí perder el billete de vuelta a la península para seguir conociéndola. Además, el lugar era como si me hubiera elegido a mí. Me encanta la isla y sus gentes. A partir de ahí empecé a descubrir Tenerife.

Y es en esta etapa, inspirado por el amor y la novedad del entorno, cuando se me empiezan a ocurrir ideas y las comienzo a registrar todas, ayudado por mi amigo y socio abogado. Sombrillas con formas de corazones, sombrillas con forma y estructura de cruz para la Cruz Roja, aplicaciones de teléfono, etc.

Y con todo este nuevo trabajo cargado de buenas ideas, es cuando empieza a nacer «Hingenio»”.

Hernández dirigiendo la implantación de las ideas de «Hingenio» en un establecimiento de artículos náuticos.

En el naciente crecimiento de su empresa de ideas, decide presentarse al programa «Erasmus Jóvenes Emprendedores», en el que es seleccionado para desarrollar su empresa en Rumanía. Pero esto no le convenció. “Al tercer día de estar allí, me di cuenta que mi sitio y lugar está en Tenerife. Y a la vuelta estaba todavía más decidido a instalarme definitivamente. Ahora estoy llevando una inmobiliaria unida a la empresa de ideas y con vistas a empezar a contratar personal”.

Página web de «Hingenio»: http://www.hingenio.com/

Nací en Barcelona el 9 de abril de 1995. Tengo formación artística y pedagógica. Desde pequeño me ha interesado conocer y tratar las cosas desde un prisma muy personal. Quizá por mi formación, la mayoría de lo que he aportado, siempre ha sido analizado y mostrado no antes, sin pasar por los filtros de unos valores que siempre han ido cambiando, pero que guardan una relación común: la de hacer una función benefactora y justa.

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