Motos negras de gran cilindrada conducidas por motoristas también vestidos completamente de negro. No son los jinetes del apocalipsis ni la versión cuatribarrada del motorista fantasma, se trata de la nueva idea del Servei Català del Trànsit para detectar infractores y, en consecuencia, aumentar la recaudación del ente.

De momento, solamente son dos motoristas que patrullan a la vez por las carreteras catalanas. A través del casco con micrófono alertan por radio a otros agentes, que interceptan a los infractores más adelante para multarlos.

El dispositivo se ha estrenado este viernes en un punto de Lloret de Mar, en La Selva, y en la primera hora de funcionamiento se han multado a un total de once motoristas –por infracciones diversas como avanzar por la izquierda o en línea continúa o para llevar la ITV caducada- y dos coches –para mirar el móvil mientras estaban en circulación–.

La mayoría de las sanciones impuestas rondaron los 200 euros y supusieron la retirada de tres puntos del carné de conducir. Actualmente, cada área regional dispone de ocho vehículos de cuatro ruedas no logotipados que se reforzarán poco a poco con estas motos. Ahora hay dos, pero se espera incorporar otros cuatro «a corto plazo».

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