La creciente desafección de la sociedad israelí respecto a Netanyahu debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamás y a su nulo interés por rescatar con vida a los rehenes judíos habría provocado la caída de su popularidad hasta mínimos y según la última media de las encuestas electorales, el Likud de Netanyahu sería apeado del Poder en caso de nuevas Elecciones.

Netanyahu sería consciente de su precaria situación política y judicial, por lo que sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán, aprovechó la cruenta ofensiva de Hamás para declarar el Estado de Guerra (defensa de la seguridad de Israel) y desencadenar una demoledora ofensiva en la Franja de Gaza que le permitiera aplazar el proceso judicial en el que está acusado de soborno, fraude y abuso de confianza así como una posible condena por crímenes de lesa humanidad tras el genocidio de Gaza.

Así, el ataque israelí al consulado iraní en Damasco que habría provocado según la agencia siria SANA la muerte de tres altos comandantes de la Guardia Revolucionaría Iraní, entre los que se encontraría el General de Brigada Mohamed Reda al Zahedi aunado con los últimos atentados en el Líbano contra dirigentes de Hamas, fueron el cebo israelí para provocar la entrada de Irán en el conflicto bélico y tras la respuesta limitada de Irán al ataque israelí al consulado iraní de Damasco, asistimos a la contrarréplica israelí .

Según el diario israelí, The Jerusalem Post, el objetivo de dicho ataque habría sido «el sistema de defensa aérea S-300 de Irán», el sistema antiaéreo más avanzado de las fuerzas iraníes y un sistema radar que según dicho diario «habría sido destruido por misiles balísticos lanzados desde fuera del espacio aéreo iraní».

Según The New York Times, el plan inicial de represalia de Israel contra Irán incluía un ataque a mayor escala que tendría como objetivo importantes objetos militares en Irán, incluso cerca de la capital, Teherán, pero Netanyahu tomó la decisión de reducir el ataque debido a la presión del Presidente Joe Biden que buscaba evitar una mayor escalada regional.

Finalmente, según publica el portal Axios, Netanyahu habría negociado con Estados Unidos «la entrada militar en Rafah, en el sur de la Franja, a cambio de contención en la respuesta militar israelí al ataque de Irán»,  extremo que habría sido confirmado por fuentes militares estadounidenses.

¿Culminación de la limpieza étnica en Gaza?

Tras el castigo asimétrico infligido por Israel, toda la infraestructura básica, escuelas, mezquitas, hospitales y el 90% de los edificios de Gaza habrían sido arrasados por los bombardeos sistemáticos de la aviación con el resultado de más de 34.000 víctimas civiles palestinas y varios miles más enterrados entre los escombros.

El verdadero objetivo de la campaña militar de Gaza sería provocar una segunda Nakba en la que 1,5 millones de palestinos se vieran obligados a abandonar una Gaza convertida en un amasijo de escombros y restos humanos que imposibilitaría el retorno de la población gazatí desplazada y confinada en el campo de concentración al aire libre ubicado en Rafah, situación descrita por el alto Comisionado para los DD. HH. de la ONU, Volker Türk como «apocalíptica», al tiempo que advertía «del creciente riesgo de genocidio».

Dicho confinamiento forzoso de la población gazatí sería una medida de presión para que Egipto abra su frontera y los palestinos queden asentados en la Península del Sinaí, tras lo cual Israel procedería a la Declaración unilateral de la soberanía sobre Gaza y sus zonas marítimas.

Para completar la limpieza étnica de Gaza, Netanyahu habría ordenado el asalto final a Rafah, previo desalojo de los miles de gazatíes allí recluidos, operación militar que EE. UU. habría aceptado como mal menor aún a sabiendas de que dicha operación se podría saldar con una nueva masacre de civiles. Así, según ha informado la Radio Pública Hebrea, «Israel se prepara para ampliar una zona humanitaria en la Franja de Gaza en preparación para un posible ataque contra la ciudad fronteriza de Rafah». Según dicha emisora, la nueva zona humanitaria se extendería desde la ciudad meridional de Al-Mawasi, a lo largo de la franja costera, hasta las afueras de Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, y podría acoger a cerca de un millón de gazatíes.

¿Acuerdo con Egipto para aceptar a los gazatíes?

Egipto sería un país pobre de iure y dependería enteramente de los préstamos internacionales del FMI y los Estados del Golfo Pérsico. Así, la deuda de Egipto con el Banco Mundial sería superior a los 164.000 millones dólares en junio de 2023, pero se estaría incrementando, pues sus tradicionales fuentes de ingresos como el turismo y las tasas por atravesar el canal de Suez habrían sufrido un notable recorte dada la inestabilidad geopolítica de la zona.
En este contexto, un documento escrito por Gila Gamaliel, ministra de Inteligencia israelí y revelado por el periódico israelí Calcalist, sugería reubicar a los residentes de Gaza en el Sinaí (Egipto) como una solución «que resultaría en positivos resultados estratégicos a largo plazo». Así, Netanyahu habría mantenido conversaciones con el presidente egipcio al-Sisi para acoger a los habitantes de Gaza y asentarlos en el Sinaí a cambio de la cancelación de toda su Deuda.

Según dicho Acuerdo, Israel con el apoyo económico de EE. UU., Reino Unido y Alemania asumiría las deudas de Egipto con el FMI y el Banco Mundial, al tiempo que intentaría convencer a los países occidentales aliados para que condonen las deudas egipcias adquiridas con sus instituciones financieras y dada la asfixia económica de Egipto, no sería descartable que la presión financiera de los organismos internacionales acabe dando sus frutos, con lo que asistiremos a la Nakba 2.0 y al final del sueño palestino de crear su propio Estado.

Articulista en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Nacido en Navarra en 1957. Escribe análisis sobre temas económicos y geopolíticos. Es miembro de Attac-Navarra. Colabora habitualmente en varios medios digitales e impresos españoles y latinoamericanos.

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