Los gritos de ayer en Las Ramblas se han tornado en silencio este 18 de agosto, en el que múltiples personalidades políticas, así como el rey Felipe VI, han acudido al minuto de silencio colectivo organizado en la Plaça Catalunya de Barcelona. A escasos 100 metros de la tragedia.
Tras la tormenta viene la calma. Y con la calma, viene la imagen pública del lamento y el pesar de nuestros gobernantes.
Cientos de personas han acudido al multitudinario minuto de silencio organizado por el gabinete de crisis, al que se han sumado, siempre en primera fila, el rey Felipe VI y su séquito, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Carles Puigdemont, Ada Colau y decenas de personalidades políticas autonómicas, como Oriol Junqueras o Raül Romeva. Un silencio al que, incluso, se han unido el tráfico y las palomas tan típicos del lugar, conformando un poco habitual clima de unión.
A las 12:01h, aplausos y un cántico unánime e increscendo: “No tinc por” (No tengo miedo). Un cántico casi histérico. Una muestra rabiosa de que el ciudadano de a pie resiste y resistirá lo que le echen.
Tras el acto, las conversaciones dispares, en corrillos. Felipe VI, Rajoy y Puigdemont en el centro. Iglesias, Sánchez y Rivera en un segundo plano. Albiol con Carme Forcadell… Un pequeño ejemplo de que parece que nuestros políticos únicamente son capaces de dialogar cuando una gran tragedia nos azota.
Mientras tanto, nos llegaba la noticia de la muerte de uno de los heridos en el atentado de Cambrils. La cifra sube a 14 víctimas mortales, y se teme que ascienda los próximos días.
Posteriormente, Mariano Rajoy ha comparecido ante la prensa para ofrecer una respuesta firme, pero con poco contenido informativo. Exactamente igual que hizo la noche anterior. Abogando por la colaboración y el trabajo en equipo entre las instituciones españolas y catalanas, para llevar a buen puerto la detención de los fugados y acabar con lo que ha considerado “el primer problema que azota a Europa”.
Asimismo, ha agradecido los apoyos internacionales y ha anunciado una reunión para mañana sábado para evaluar en Madrid la posible subida de alerta terrorista en España a nivel 5 (máximo), así como la reunión el lunes del Pacto Antiterrorista para establecer las bases de la estrategia a llevar a cabo.
Pedro Sánchez, a pie de acto, envió también un mensaje de condolencia, fundamentado en la “unidad de los demócratas frente a la barbarie terrorista”, apelando a la reunión del lunes del Pacto Antiterrorista.
Pablo Iglesias, acompañado de Xavier Domènech, también en la misma Plaça Catalunya, con cierta emoción, ha recordado a Josep Lluis Carod Rovira y sus palabras tras el atentado del 11-M y ha ofrecido un mensaje de fraternidad con Barcelona y un agradecimiento pleno para las fuerzas policiales, los taxistas, los médicos y los ciudadanos que ayudaron y aportaron en el socorro de las víctimas. Ha aprovechado para ejercer una condena firme y rotunda contra el atentado, incitando a no tener miedo y a vencer a través de la democracia. Ha finalizado su intervención asegurando que “los ciudadanos han dado una lección de comportamiento que los políticos debemos seguir”.
Destacable ha sido el momento en que Albert Rivera explicaba, ante los micrófonos de la Sexta, cómo le había explicado a su hija el atentado. “La lucha de los buenos contra los malos”. Toda una declaración de intenciones, del hombre que apoyó y fomentó los bombardeos sobre Siria como respuesta a los atentados en París.
Confiemos en que el ejecutivo de Rajoy y los miembros del Pacto Antiterrorista, así como las fuerzas de la Oposición, sean capaces de evitar la miserabilidad que muestran algunas figuras públicas a la hora de criminalizar a una religión cogiendo la parte por el todo, para justificar su repugnante xenofobia, y ofrezca una actitud que esté a la altura de las circunstancias. Personalmente, tengo casi tanto miedo de su ineptitud (aún se me eriza el vello cuando recuerdo la foto de las Azores), como de la posibilidad de nuevos ataques.
El terrorismo no se vence con minutos de silencio frente a la prensa, ni con palabras grandilocuentes, ni con acciones defensivas desproporcionadas sobre inocentes. El terrorismo, de entrada, se combate ejecutando políticas lógicas y respetuosas con los Derechos Humanos y la sociedad del diferente. Fomentando la integración entre pueblos. Y repudiando actitudes discriminatorias, sin renunciar, sin embargo, nunca a la defensa, adecuada, ante salvajadas sin sentido como la vivida en Barcelona.
¿Ustedes qué opinan? ¿Tenen por?
Licenciado en Ciencias Políticas y de la Administración por la UAB.