José Pérez Ocaña
Joan Vázquez (Ocaña) y el guitarrista Marc Sambola.

Ocaña, reina de las Ramblas será el espectáculo inaugural de la temporada 2019-20 de la Sala Beckett de Barcelona (C/ Pere IV, 228-232). Durante solo tres días, José Pérez Ocaña volverá a Barcelona para explicar los capítulos de su vida a ritmo de copla. El espectáculo se podrá ver en la Sala de arriba, convertida en un teatro de cabaret, solo tres días: el miércoles 18, jueves 19 y viernes 20 de septiembre a las 22h.

José Pérez Ocaña, performer y activista transgresor, icono de la resistencia creativa y underground de Barcelona durante los últimos años de la dictadura franquista, murió trágicamente el 1983, en un pasacalle en su pueblo natal de Cantillana. El disfraz de sol que vestía, y que él mismo había confeccionado, se encendió y le provocó quemaduras mortales por todo el cuerpo.

Precursor de toda una manera de vivir y de entender el mundo, Ocaña vuelve a Barcelona para explicar de nuevo su historia. De la mano del actor y cantante Joan Vázquez y de la guitarra de Marc Sambola, la Sala Beckett rinde homenaje a Ocaña en un recital teatralizado a ritmo de copla.

Las palabras en primera persona del carismático artista se combinan con la interpretación de clásicos del género que tanto le gustaban, con títulos como Tatuaje, Ojos verdes, Y sin embargo té quiero o La niña de fuego.

El dramaturgo Marc Rosich, conocedor profundo de la figura de José Pérez Ocaña, ha conformado una dramaturgia exquisita y penetrante, repasando los capítulos más importantes de su alocada vida y también de su trágica muerte, cuando los chispazos de una bengala encendieron aquel disfraz que lucía.

Ocaña, reina de las Ramblas se estrenó en alemán hace dos temporadas, a partir del encargo de la Neuköllner Oper de Berlín. Ahora, para esta nueva versión, Rosich hace que Joan Vázquez se transforme ante los ojos de los espectadores en la indiscutible Reina de Las Ramblas.

La pieza propone un viaje a la Barcelona de finales de los setenta y principios de los ochenta, una ciudad que, después del fin de la dictadura y la aparente llegada de la democracia, volvía a pisar las calles sin complejas y miraba hacia el futuro con irreverencia.

Ocaña fue la personificación de aquella Barcelona canalla, una manera de entender la ciudad que quedaría sepultada y olvidada con el advenimiento de los Juegos Olímpicos y que el autor y la sala no quieren dejar de reivindicar.

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