Quieren romper el muro de la vergüenza con la única arma que conocen: la risa. La ONG Payasos en Rebeldía prepara un festival en Palestina para el próximo mes de octubre con el objetivo de que ese conflictivo rincón del mundo se convierta por unos días en un espacio en el que los más pequeños olviden los sinsabores cotidianos y se contagien de la magia y de los sueños de este grupo de actores y payasos.

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Pero no es tarea fácil. Iván Prado, presidente de Payasos en Rebeldía y promotor de esta iniciativa del Festiclown (Festival Internacional de Clown de Galicia)- “fue expulsado” la semana pasada por las autoridades de Israel cuando intentaba entrar en el país para iniciar los preparativos de este evento, como denuncia en una entrevista a revistarambla.net el propio Iván Prado.

Festiclown, con diez ediciones ya a sus espaldas, ha puesto este año en su punto de mira a Palestina. El festival incluye actuaciones de teatro en la calle, circo, visitas a campamentos de refugiados de Cisjordania, acrobacia, talleres de malabares o galas con artistas de gran reconocimiento internacional, entre otras actividades. Artistas de países tan diversos como Bélgica, Chile o Estados Unidos ya han confirmado su asistencia.

Con ello pretenden paliar en la medida de lo posible las consecuencias psicológicas de este conflicto en los niños, fomentar los grupos locales de circo y clown o capacitar a los agentes sociales en las técnicas de la risoterapia.

Sin embargo, la incertidumbre se cierne ahora sobre el Festival, después de que le fuese denegada la entrada en Israel a Iván Prado. El promotor del festival considera que esta “expulsión injustificada” obedece al deseo de las autoridades del país a “boicotear” esta iniciativa.

El artista gallego relata que a su llegada al aeropuerto de Ben Guiron de Tel Aviv fue “detenido”, “cacheado” y sometido a un “intenso” interrogatorio durante seis horas. Después, fue llevado a un centro de detención de inmigrantes “sin que me diesen ningún tipo de explicación”, donde pasó la noche en una celda. Cinco horas después, y sin su pasaporte –que fue requisado por las autoridades de Israel-, le obligaron a subir a un avión que le devolvió a España.

“Cuando pregunté por qué me echaban del país me contestaron que por motivos de seguridad. Creo que no entienden qué es lo que queremos hacer, sino no me explico porque nos han tratado tan mal” y concluye: “es impresentable, lamentable y bochornoso”.

La ONG se plantea ahora la viabilidad de la celebración del Festival en octubre, pero no el proyecto en sí. “Iremos al Ministerio de Asuntos Exteriores de España y presionaremos a Israel para que nos dejen entrar”, porque esto es “imperdonable desde el punto de vista ético, humano y político”.

Pese a todos estos contratiempos, Iván Prado no ceja en su empeño de llevar un poco de alegría a los más necesitados de la población palestina: los niños. “El festival se va a celebrar. Voy a pelear en todos los niveles. Entraré en Palestina como sea”, dice con rotundidad.

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