Entre vítores y gritos de Mujica, amigo, el pueblo está contigo, o Al patio, al patio, decenas de personas expresaban su anhelo por ver y escuchar al admirado presidente uruguayo, que se ha convertido en todo un mito de lucidez, valentía y sinceridad. El octogenario, Pepe Mujica, acompañado por su mujer, fue el protagonista de un acto público, organizado por Casa América en el Casinet de Hostafrancs de Barcelona, titulado José Mujica. Una referencia política. Visiones de la ética, la política y la ciudadanía, en el que lamentablemente no se pudo prever la gran convocatoria que excedió con mucho el espacio dispuesto.

Crónica de la visita de Pepe Mujica

El evento daba inicio a las 17 h, sin embargo, a las 16:30 ya hacía rato que el aforo se había completado. Los que seguían llegando no se desanimaban, fueron ocupando el patio al aire libre en el que había algunas sillas y mesas, mientras se alentaba, con cantos y gritos de todo tipo, la fuerte esperanza de que el expresidente saliera a dar su actuación entre el pueblo, es decir, en el exterior en lugar del interior, donde según los que vociferaban, había mucha más gente. Tras una espera expectante, los altavoces colocados en el patio empezaron a transmitir las palabras de presentación de la senadora Lucía Topolanski que rápidamente, cedió el turno a su esposo. Los oyentes ahora calmados, escucharon emocionados, en una ambiente de profundo respeto, las palabras del exguerrillero que ha contribuido fuertemente, junto a fenómenos como el M15, a la lucha por un cambio político y por un cambio aún más radical: el de todo nuestro sistema de vida.

pepe mujica en barcelona

El tono de su discurso fue de denuncia, de lucha, un tono fuerte, convincente. Su lógica aplastante tocó varios temas fundamentales de la agenda de A Latina y la humanidad en general. El primordial: dejar de hacer política para un propio territorio, pensar en hacer política para la humanidad. El ejemplo consistía en que tomar medidas para cuidar el ecosistema, como no abrir una central eléctrica de carbón en un pequeño país como el suyo, resultaba absurdo si estamos compartiendo la atmósfera que intentamos proteger con países como China que abre una de esas plantas al mes. Otra frase, que Pepe repitió más de una vez, fue que -Esto no es sencillo. Pasó revista a una serie de datos bastante desalentadores, como por ejemplo que 85 personas de este mundo tienen más capital que el 40% de toda la humanidad, hecho que subrayó de indignante. Realidad desoladora que no dejó de mitigar aportando otro tipo de información, como por ejemplo, la promesa cumplida por Lula de ofrecer tres comidas por día a un porcentaje altísimo de población que pasaba hambre en el gigante verde. Asimismo, dio respuesta a preguntas que representan bisagras de la comprensión del mundo en que vivimos, como : La globalización es un hecho, la pregunta es ¿Cómo nos enfrentamos a ese hecho?, o, Cada vez producimos más cosechas, tenemos la cantidad más alta de recursos en la historia de la humanidad, entonces ¿Cuál es el problema? Y el público que lo escuchaba, además de emocionarse por oír aquello que siente como verdadero y trascendental, valoraba el hecho de que si bien muchas de las afirmaciones de Pepe no son nuevas, se expresa de una manera, y con una claridad lógica, que logra que tantas ideas desordenadas se iluminen como un todo en el que la historia, la política, y los miles de fenómenos que nos ocurren cobran sentido.

El último punto, en el cual Pepe Mujica se detuvo y destacó con fuertes inflexiones de la voz, fue el del compromiso. Declaró que no debemos clasificar a las personas con etiquetas como hombre, mujer, oriental, negro, u, otras; sino que la única clasificación que interesa es: comprometido o no comprometido. De ese compromiso depende que no nos dejemos engañar, que pongamos límites a las políticas que no están mirando por nuestro oxígeno, por el cuidado de nuestro planeta, nuestra casa, y por los mil millones de personas que pasan hambre en el 2015.

Pensar a gran escala muchas veces nos provoca sensación de impotencia y esta se transforma en sensación de apatía, o evasión. Por eso, si pensamos a escala más reducida, estamos en una ciudad, Barcelona, donde no casualmente el domingo pasado escuchamos un mensaje parecido en boca de Ada Colau. La nueva alcaldesa decía, -Hasta ahora hemos necesitado vuestra ayuda, pero desde este momento os necesitamos más que nunca. No podremos hacer nada sin vosotros. Los políticos que creen en un mundo mejor son conscientes de que la fuerza de un pueblo como dice Mujica, o, ejercer la ciudadanía, como diría Colau es la base de ese logro. Así que, y ahora introduzco una reflexión personal, sería interesante poder charlar de esto en las escuelas, institutos, universidades, entre amigos, en la calle, ¿Cómo ser más partícipe? ¿Cómo formar parte de las personas que controlan que las cosas vayan por un camino que nos sirve a todos incluida nuestra atmósfera? El debate está abierto.

Gracias Pepe Mujica por recordarnos que hay cosas mucho más trascendentales y urgentes en nuestra agenda, y por ayudarnos a dar un paso más en el camino de la conciencia.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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