Los héroes genuinos no son musculosos e invencibles, no tienen el gesto hosco y fiero, ni resisten una buena paliza sin despeinarse. Son frágiles, tienen más derrotas que victorias, caen a plomo cuando los derriba la fuerza bruta, y parecen tener algún contencioso con el peine y los peluqueros; pero vuelven a estar en la brecha una y otra vez, dispuestos a que les zurren una vez más por defender lo que piensan, lo que creen, y lo que aman.

Santiago Pinetta

Santiago Pinetta y su investigación y denuncia del caso IBM-Banco Nación, en Argentina,  publicada en su libro La Nación robada forman parte de las lecciones magistrales y heroicas del periodismo mundial (1):

«Por suerte, un salesiano de 80 años aceptó que lo imprimiera la Imprenta de Don Bosco. Se publicó en febrero de 1994 y se vendió en librerías y quioscos, y sin embargo, el acuerdo IBM-Banco Nación se firmó el mes siguiente, en marzo de 1994. Ningún medio comentó el libro, salvo la revista Humor.»

¿La Justicia actuó?

No. Yo les regalé un ejemplar a varios jueces federales, pero como no se iniciaba ninguna investigación, redacté una denuncia judicial y el 18 de mayo de 1994 se la entregué en mano a un fiscal de Cámara, que la leyó y me dijo: Retirala, esto te va a llevar a la Chacarita. Pero se la dejé. Le tocó al juez federal Adolfo Bagnasco y, ¿qué hizo? La puso en un cajón. Pero ahí nomás, en mayo de 1994, empezó a cambiar mi vida. Me golpean en Loria y Rivadavia.

¿Cuándo empezó a moverse la causa?

El 16 de septiembre de 1995. Ese día pasaron varias cosas: desembarcó gente del FBI y allanó IBM por esa ley norteamericana que impide a sus empresas coimear. Y tal vez por eso, ese día Bagnasco fue a buscar documentos al Banco Nación. Y a las 18 de ese día sufrí el segundo atentado: en Callao, entre Rivadavia y Mitre, me pasó por arriba un taxi. Me lo tiraron encima. Me llevaron a la Clínica Colegiales con 14 fracturas, y allí me acordé de lo que me había dicho el fiscal. Estuve internado siete meses.

Luego lo tajearon

Antes hubo un tercer atentado en 1996. Armaron una falsa entrevista y, cuando los recibí en casa, me dieron una trompada con esos puños de hierro y perdí los dientes. El cuarto fue el 31 de julio de 1996. Caminaba por Corrientes cuando me tiraron al suelo. Me desperté en el Hospital Ramos Mejía. Tenía tajeado «IBM» en el pecho con un bisturí. Adrián Pelacchi, el jefe de la Federal, dijo que yo me lo escribí.» (2)

Antes de eso, la muerte ya le había rondado:

“El 16 de junio de 1955, 34 aviones de la Marina de Guerra, muchos con la insignia Cristo vence, bombardearon y ametrallaron la Casa Rosada y la Plaza de Mayo con el fin de derrocar al presidente Juan D. Perón. En ese entonces, Pinetta trabajaba para el diario Clarín y le tocó cubrir el bautismo de fuego de la Aviación Naval Argentina, que dejó como saldo 364 muertos y fue el preludio de la Revolución Libertadora, tres meses más tarde.

Con el golpe de Estado de marzo 1976, la dictadura militar, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, inició un régimen de violencia indiscriminada, persecuciones, represión ilegal, tortura sistematizada, desaparición forzada de personas, manipulación de la información y terrorismo de Estado.

En esa época, trabajaba para agencias de noticias extranjeras y medios periodísticos del exterior. En noviembre de 1976, un grupo de tareas lo secuestró porque su nombre figuraba en alguna agenda. Con cierta cotidianeidad entrevistaba líderes políticos y de organizaciones guerrilleras. Lo mantuvieron en cautiverio en Campo de Mayo hasta febrero de 1977, estuvo detenido alrededor de 100 días.

Foto: Clarin.com.ar

“Recibía torturas como todo hijo de vecino”, reconoce el periodista. La mayor parte del tiempo estuvo encerrado desnudo en una pequeña celda. Tres veces sufrió descargas de corriente de una picana eléctrica.  Finalmente, la perinola le dio a favor,  en unos meses los militares comprobaron que no tenía vínculos con grupos subversivos y lo liberaron en la autopista Richieri. (2)

Hace unos días supimos que Santiago Pinetta, a sus 83 años, desde hace más de diez años, mendiga en el metro de la estación Carlos Gardel para poder vivir.

Sería bueno pedirle amablemente al gobierno de Mauricio Macri que se ocupe de solucionar esta sangrante injusticia:

El Twitter del gobierno es @CasaRosada o Mauricio Macri @mauriciomacri o mediante petición en Change.org, dirigida a Mauricio Macri, Presidencia de la Nación, Casa Rosada, Balcarce 50, C1064AAB,  Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Buenos Aires, teléfono (11) 4344-3600. Comparte con la etiqueta: #Pinetta

Y el correo:  secretariageneral@presidencia.gov.ar

¡Pero ya! Porque gracias a hombres como Santiago Pinetta somos capaces de comprender qué es la dignidad humana y lo que significa. Y son tan escasos…

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