Polvo
Las coronas caprichosas del polvo
en el reino de la dejadez
que de vez en cuando voy destronando
con la autarquía provisional de la higiene,
hasta que el polvo propine el último golpe de estado
y nos restituya,
deslucidos y deslúcidos,
al imperio del ácaro, la dictadura de la nada.
Mota de polvo:
bólido del viento,
roedor de la nada,
excremento del vacío en su hastío gris
crin de mugre,
mechón de cardenal,
se engendra en la demolición, procrea en el escombro,
imán de uña y pelos con los que comparte
constancia de eternidad.
Heces del fuego, las brasas están quemadas
de tanta polvorienta permanencia.
Las llamas no quedan impunes,
con el legado de las cenizas,
el testimonio de las ruinas.
Desconocemos el pulso,
la intensidad del saludo,
las arrugas,
los pliegues,
el sudor,
las llagas
y la artritis
de la mano que un día nos barrerá.
Periodista y poeta.