Este lunes, Primero de Mayo, ha sido la primera vez que ambos se encontraban en la manifestación como máximos responsables de los dos grandes sindicatos catalanes. Ros debutó el año pasado, pero Pacheco está al frente de CCOO desde hace sólo unas semanas. Sus predecesores, Josep Maria Álvarez y Joan Carles Gallego.
Este nuevo tándem ha dado impulso a una cita que lleva años en servicios mínimos por su condición de festivo (agravada ayer por un puente), el estallido primaveral y una cierta pérdida de poder de convocatoria de los sindicatos. Ambos han mostrado sintonía y un discurso coordinado. Ros ha destacado que la jornada está centrada en «la recuperación de los salarios» y ha recordado que «la mejora de la economía se ha trasladado a los beneficios empresariales, pero no a los sueldos de los trabajadores». Pacheco anunciaba una «ofensiva por los derechos de los trabajadores» y denunciaba que «el crecimiento económico no ha llegado a sus bolsillos».
La manifestación ha reunido políticos como la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, o la consejera de Trabajo, Dolors Bassa, que han reclamado que todas las competencias en materia laboral sean catalanas; dirigentes de ERC como Marta Rovira o Joan Tardà; del PSC, como Miquel Iceta, o el alcalde accidental de Barcelona, Gerardo Pisarello.
A la marcha reclamaba sus derechos laborales Aitor, de 27 años. «Con este gobierno los derechos no son seguros en ninguna parte; no nos van a regalar nada y debemos reclamar en la calle «, hacía. Elena, con camiseta de Podemos, de 34 años y trabajadora de teleasistencia, iba más allá: «Que los de arriba ganen menos, los de bajo más y que no haya propiedad privada». La Yolanda, administrativa de 53 años, lamentaba que «actualmente la gente no tiene libertad de quejarse a su puesto de trabajo».
El Xavi, educador social de 41 años, no ocultaba cierta decepción por el escaso éxito de convocatoria y manejaba la vista atrás: «Estamos reivindicando cosas que nuestros padres habían ganado hace 40 años», decía. «Esto habla del Estado donde vivimos, del estado de aquí y el de allá, que la reforma laboral la cercó CiU», añadía.
El José, albañil jubilado, recorría la manifestación con una bandera comunista con la efigie de Lenin. «Reclamamos un mundo mejor para todos los pueblos; la lucha continúa mientras exista el capitalismo «, decía. Y lanzaba un aviso: «El fascismo ha aprendido mucho, está fuerte y desgraciadamente ya no existe la Unión Soviética».
La marcha en Barcelona acabó en la plaza de la Catedral, con los parlamentos de los dos líderes sindicales y un cierre con los acuerdos de La Internacional y de Els segadors, que a falta de música -por un fallo técnica- se alzó con el canto de dirigentes y manifestantes. Poco antes, Ros había entonado el mea culpa por la acción de los sindicatos en los años pasados de crisis: «El sindicalismo tiene que hacer autocrítica, hemos salido poco a la calle», dijo.
En Girona la manifestación unitaria de los dos principales sindicatos por el Primero de Mayo llevó a las calles unas 800 personas, entre las que trabajadores de empresas con conflictos laborales abiertos como Kluh Linaer o Tecnocom. Además, también tuvo representación la plantilla del hotel Don Juan para dar voz a la precariedad en el sector turístico, así como la del hospital Trueta para desatascar el nuevo centro: «La crisis ha creado dos nuevas clases sociales, la de los trabajadores en precario y la de los empresarios especuladores, y ante ello nuestra propuesta es la lucha «, indicaba el secretario general de UGT en Girona, Xavier Casas.
Una cifra similar a la de Girona, unas 750 personas, llevaron la reivindicación por los salarios dignos y la negociación colectiva en Lleida, donde se superaron las propias previsiones de asistencia de los sindicatos. Allí el secretario general de UGT en Lleida, José Luis Aguilà, destacó que la precariedad en Lleida está diferenciada del resto del país y pidió que la demarcación deje de ser «la cenicienta» de Cataluña.
En Tarragona las reivindicaciones de los trabajadores de Bic Graphic y la papelera Abelan Catalana -que suman cerca de 270 puestos de trabajo amenazados con despidos- fueron parte de los protagonistas de la movilización, que reunió a unas 1.500 personas en la rambla Nova de la ciudad. También los sectores de la hostelería y las empresas multiservicios tomaron protagonismo en la manifestación en Tarragona.
Aparte de la manifestación unitaria, Barcelona tambié acogió las manifestaciones convocadas por los sindicatos USOC y la CGT, que reunieron unas 300 y 500 personas, respectivamente.
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