Las Fiestas del barrio de Gràcia han devenido, con el paso del tiempo, la puesta de largo de la política catalana, tras el periodo vacacional. Y 2015, con unas disputadas Elecciones Autonómicas a la vuelta de la esquina y una alcaldesa con poco más de tres meses en el cargo, no podía ser una excepción.

Las 17h asomaban por la esquina de la Plaça de la Vila de Gràcia, cuando LLuís Rabell, candidato a la Generalitat por la formación Catalunya Sí es Pot, ha hecho su aparición, junto a su famosa Torre del Reloj, Sonriente y afable, ha agradecido la presencia de los diferentes medios de comunicación que han acudido a la llamada y, casi sin darle tiempo a esbozar una sombra de discurso, ha comenzado a responder las preguntas de los periodistas.

Rabell ha sido muy claro en su mensaje, que no se ha cansado de repetir cuantas veces fuese posible: se ha de hacer política social encaminada a las clases populares. Interpelado por las declaraciones de Oriol Junqueras, que invitó a Catalunya Sí es pot a unirse a una candidatura independentista para hacer política de izquierdas, Rabel se mostró tajante, al afirmar que, para hacer políticas de izquierdas, «hay que ser fiel a las clases populares, y siempre se pueden hacer, hasta en las condiciones más adversas». Apostó por encaminar las aspiraciones independentistas hacia el derecho a decidir de los ciudadanos, mediante referéndum y no «buscar atajos para la independencia a base de mayorías parlamentarias que habrían de negociar con el Gobierno central».

No dudó, tampoco, en criticar la ambigüedad de Junqueras y Romeva (éste, pocos minutos después, rectificó en una declaración pública) a la hora de abordar quien sería el candidato número uno de Junts pel Sí y, en caso de victoria, futuro President de la Generalitat. Para Rabell, resulta «cómico y triste» que no quieran reconocer que Artur Mas encabeza la lista, pues supondría reconocer, a su vez, que han sido partícipes a la hora de facilitar una vía de escape que permita a Convergència «cabalgar de nuevo».

Asimismo, Rabell hizo hincapié en la contradicción de miembro de esa candidatura, que afirman su interés en implementar políticas sociales: «Es difícilmente creíble cuando esto viene de los que han hecho políticas antisociales durante cinco años».

Preguntado al respecto de la decisión de la Junta Electoral Provincial de Barcelona, que ha obligado a la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) a retirar el logo de la campaña estival de TV3 y Catalunya Ràdio ‘Junts’ al considerar que se asemeja demasiado al de Junts pel sí, Rabell consideró acertada la decisión, al creer que existían demasiadas similitudes entre ambos logos y podía ejercerse un mensaje subliminal muy evidente. Criticó con dureza a Tv3, porque no era la primera vez que surgían dudas sobre su imparcialidad y la conminó a estar a la altura de lo que se espera de un servicio público.

Por último, Rabell no desaprovechó la ocasión de referirse a la convocatoria de la manifestación del 11-S, que coincide con el inicio de la campaña electoral. Remarcó la necesidad de que fuese un acto inclusivo y no hecho a la medida de los que apoyan a Junts pel Sí y dejó en el aire su participación, a la espera de reunirse esta semana con la ANC (Assemblea Nacional Catalana), convocantes de la misma, para establecer los términos de dicha convocatoria.

Tras las declaraciones de Rabell, 22 minutos de reloj, la atención se centraba en la comparecencia de Ada Colau. Prevista a las 17:30h, al otro lado de la Torre del Reloj.

Puntual, con sandalias, vaqueros y su sempiterna chaqueta clara, Colau, todo sonrisas y temple, ha declinado hacer declaración alguna y ha instado  los periodistas a preguntar directamente.

Como no podía ser de otra forma, el grueso de las preguntas ha ido encaminado a los diversos sucesos acontecidos los últimos días entre Guardia Urbana y «manteros«.

Colau ha recriminado duramente a PP y Ciudadanos, por intentar hacer política «irresponsable» con «situaciones complejas que no son nuevas». No ha dejado de insistir que el asunto de los «top manta» no se soluciona sólo con intervención policial, sino que se han de implementar acciones sociales y de prevención. Asimismo, ha querido dejar muy claro que los dispositivos y protocolos de la Guardia Urbana no han cambiado, si, acaso, han sido aumentados, y que Amadeu Recasens, comisionado de Seguridad, se ha reunido con las cúpulas de los Cuerpos de Seguridad de la ciudad y no se descartan nuevas reuniones, siempre bajo los parámetros que Recasens estipule, pues el Ayuntamiento «no puede estar todo el día reunido».

Respecto a la decisión de la Junta Electoral, igual que Rabell, Colau ha celebrado la decisión, pero de forma más cauta, afirmando que la Junta tiene sobrada experiencia en estas situaciones y debates.

Por último, ha querido lanzar un mensaje a los ciudadanos barceloneses para que disfruten del espectáculo de la Fiestas de Gràcia, antes de retirarse hacia la Plaça del Sol, donde participaría en la entrega de premios de guarnecidos, con la calle Verdi como gran triunfadora.

Como detalle curioso, habría que apuntar la cantidad de fotografías que la alcaldesa se ha tomado con las decenas de personas que ocupaban la plaza. No se recuerda una simpatía tal para con un gobernante barcelonés, quizá, desde los tiempos de Pasqual Maragall, lo que da una idea exacta de las esperanzas de gran parte de los barceloneses en la labor que puede desarrollar Ada Colau al frente del Consistorio.

Se augura un septiembre realmente divertido e interesante.

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