Manifestación en Barcelona por la libertad de 'los Jordis' - Revista Rambla

Miles de personas se manifiestan en el Paseo de Gracia de Barcelona y algunas de las calles adyacentes para reclamar la libertad de los presidentes de la ANC, Jordi Sánchez, y Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. Además, muchos de los participantes protestan también contra el anuncio de la activación del artículo 155 de la Constitución, con carteles contra la “represión” o la intervención de los medios de comunicación públicos. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, finalmente está en la manifestación, aunque no tenía previsto ir. El lema de la manifestación es ‘Libertad Jordi Sánchez y Jordi Social. En defensa de los derechos y las libertades ‘, y la lideran los números dos de las organizaciones civiles, Francesc Mauri y Agustí Alcoberro.

La manifestación hace el recorrido desde el cruce entre Paseo de Gracia y Aragón, y se detendrá ante la Gran Vía. Allí está previsto un acto presentado por Rosa Andreu y Jordi Llovet, que incluirá una actuación de Maria del Mar Bonet. La actriz Lloll Bertran leerá el manifiesto.

Los manifestantes llevan carteles pidiendo la libertad de Sánchez y Cuixart, muchas esteladas o mensajes en contra del artículo 155. Entre los cánticos que se pueden sentir, uno en contra de la intervención de los medios públicos: “TV3 será siempre nuestra” .

Los participantes en la manifestación, incluidos representantes políticos, llevan lazos amarillos en solidaridad con Sánchez y Cuixart. A nivel político, participan en la manifestación el presidente Puigdemont y los consejeros, la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, el ex Artur Mas, representantes del PDECAT como Neus Munté, Marta Pascal, David Bonvehí o Lluís Corominas; de ERC, con Marta Rovira y Gabriel Rufián al frente; Gabriela Serra y Carles Riera por la CUP, Xavier Domènech, Joan Josep Nuet o Jessica Albiach y David Cid de Cataluña en Común o Albano-Dante hechos de Podemos. Entre los participantes también hay eurodiputados como Ramon Tremosa (PDECAT) o Jordi Solé (ERC).

La respuesta política se irá tejiendo durante la semana. Mientras los trámites del 155 avancen (acabarán viernes, con el pleno del Senado que debe avalar todas las medidas), el soberanismo preparará una declaración de independencia que quiere ser la salvación del autogobierno catalán.

En una declaración institucional, Puigdemont anunció que pedirá una convocatoria del pleno del Parlamento para “debatir y decidir sobre el intento de liquidar nuestro autogobierno” y “actuar en consecuencia”. El presidente no habló en ningún momento de declaración de independencia, para evitar la impugnación del pleno. Pero el plan con el que trabajan Juntos el Sí y la CUP es hacer la DUI y que el pleno sea viernes, coincidiendo con la sesión en el Senado.

Manifestación en Barcelona por la libertad de 'los Jordis' - Revista Rambla

La duda, ahora, es si finalmente se votará la declaración -el formato de pleno monográfico obliga a votar las resoluciones-, si habrá algún movimiento previo -ERC quiere hacer un “Gobierno de concentración” con agentes sociales- y si el presidente convocará elecciones inmediatamente. Una opción que defiende especialmente un sector del PDECat y que rechazan ERC y la CUP. Rajoy, sin embargo, no aseguró que la convocatoria electoral garantiza la retirada de la intervención. “Sólo el Senado puede echarlo atrás”, subrayó.

Puigdemont dio pocas pistas sobre el futuro en un discurso muy duro contra la intervención del Gobierno, que calificó como “el peor ataque a las instituciones catalanas desde los decretos de Franco que abolieron la Generalitat”. El presidente volvió a enviar un mensaje en castellano a los “demócratas españoles” para advertirles de que los abusos contra Cataluña pueden ser, mañana, abusos contra otras ideas. Y por primera vez usó el inglés para hacer un aviso similar en Europa: “Si los valores europeos están en riesgo en Cataluña, estarán también en riesgo en Europa”.

Ante un estado español “situado fuera del estado de derecho” y que pretende “humillar” a los ciudadanos, Puigdemont resaltó que los catalanes han luchado durante siglos por sus instituciones, que se han ganado “siempre con la fuerza de la gente y la fuerza de la democracia “.

La prueba más palpable de que la ciudadanía responderá al ataque a las instituciones se vivió en la calle, el protagonista de un mes de movilizaciones que no se detienen. Ayer, 450.000 personas inundaron el centro de Barcelona en una protesta que, con la libertad de Cuixart y Sánchez de telón de fondo, fue la primera respuesta al ataque al autogobierno. La represión a tanta velocidad que cuando el soberanismo responde a un ataque ya ha recibido otro, pero la ciudadanía demuestra que, de momento, mantiene el pulso.

Manifestación en Barcelona por la libertad de 'los Jordis' - Revista Rambla

Las manifestaciones han sido casi constantes desde el Once de Septiembre, y especialmente desde el día 20, cuando la Guardia Civil detuvo a los altos cargos del Gobierno que estaban preparando el referéndum. Ese día la indignación se mezclaba con la esperanza para el 1-O. El día 3, con el paro general, el dolor de los golpes de porra se aliviaba con la alegría de haber votado. Pero ayer la rabia predominaba en las calles, y el sentimiento de haber sido humillados por el gobierno español predominaba. “Libertad, libertad”, fue el clamor de la ciudadanía. La demanda del independentismo es clara: que los políticos declaren enseguida la independencia.

Desde el 1 de octubre que cada semana parece la definitiva en una partida que se alarga. La acción, ahora, va por múltiples bandas. En Barcelona, ​​el soberanismo debe decidir cómo hacer la DUI y, sobre todo, cuál es el siguiente paso, teniendo en cuenta que no se puede hacer efectiva -el control del territorio no está garantizado- y las diferentes salidas posibles aún no generan consenso. En Madrid, el PP disfrutará de tranquilidad interna, pero se enfrenta al reto de hacerse cargo del poder en Cataluña cuando sólo un 8,49% de los catalanes les votó el 27-S. Entre medias, el PSC, roto definitivamente por el aval de la dirección en el 155, y los comunes, alineados con el flanco soberanista pero incómodos para la salida de la DUI.

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