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Ayer se estrenó en la Sala Beckett la nueva producción teatral del director Philippe Soldevila Quebec-Barcelona. Una historia que establece puentes interculturales entre la Belle Province y la capital catalana, y que es el resultado de más de tres años de trabajo entre el quebequés y la autora del texto Mercè Sarrias.

Definida por ellos mismos como una “aventura teatral internacional” nos cuenta la historia de dos mujeres, primas lejanas, que intercambian sus vidas para huir de los problemas. Un viaje-cruce que se convierte en un período, por tanto, de libertad en el que las dos protagonistas encontrarán un espacio para la reflexión.

Con director quebequés, autora catalana, dos actores quebequenses y dos actores catalanes, Quebec-Barcelona es un mélange cultural tanto en el plano de la ficción teatral como en el de la producción.

Mercè Sarrias, periodista, guionista y dramaturga catalana estrena por fin en Barcelona, después de que su texto se haya representado con éxito en la ciudad de Quebec.

Mercè, ¿qué nos cuenta Quebec-Barcelona?

Quebec-Barcelona es una obra sobre dos mujeres que se cruzan en el océano. Una catalana que viaja a Quebec, y una quebequesa que viaja hacia Barcelona. Es una comedia sobre sus vidas, lo que piensan y lo que les pasa. Cómo viven su viaje como turistas y a quien conocen mientras descubren las dos ciudades.

Este proyecto, que viene de largo, surge de una propuesta de Soldevila

Sí, escribí la obra cuando el director Philippe Soldevila, que dirige el Théâtre Sortie de Secours en Quebec, me propuso realizar un montaje con dos actores catalanes y dos actores quebequenses. Hace más de tres años, casi cuatro, que empezamos esta aventura transoceánica, ha sido un proceso muy largo para llegar a producirla.

Y en ese proceso…

Ha habido de todo. Escribí la obra gracias a una beca de la Institució de Lletres Catalanes, del Institut Ramon Llull. Institución que me ha pagado también los desplazamientos a Quebec. Pero realmente la correspondencia entre Philippe y yo tiene de base más de 600 mails. Más de 600 mails para poder coordinar este proyecto que se presentó en público hace ya tres años, cuando participamos en el festival Carrefour International de Théâtre de la ciudad de Quebec con unas lecturas dramatizadas. Han tenido que pasar varios años para que se materializara en una representación.

Como dramaturga, ¿qué has experimentado ante una apuesta por el bilingüismo, por el intercambio cultural en todos los planos?

Ha sido una experiencia fantástica, ya que he ido adaptando mucho el texto durante el montaje. Esto ha dado como resultado un trabajo orgánico en el que el texto ha ido rehaciéndose según las intervenciones bilingües de los cuatro actores. La pieza está escrita en catalán y en francés a la vez, y este plano bilingüe es tratado con naturalidad. Los catalanes hablan un poco más de francés, pero siempre lo hacen como turistas, y les damos a los del Quebec texto en catalán cuando intentan comunicarse con los catalanes.

Incorporáis el recurso de los subtítulos, más propio del cine

Sí y además quedan perfectamente integrados en el montaje. Yo creo que en esta época del audiovisual, donde es muy habitual ver videos en otras lenguas con subtítulos, nuestra mirada está mucho más acostumbrada. En mi opinión, el espectador se va a sentir cómodo con esta inmersión lingüística.

Philippe Soldevila nació en Quebec, pero sus padres son de origen español. Con Quebec-Barcelona ha querido trasladar a escena la multiculturalidad sentida desde su infancia.

Desde el principio…

Bueno, toda esta historia empezó cuando llegó a mis manos el texto de Mercè En defensa dels mosquits albins en el marco de un proyecto entre Montreal y el Obrador de Barcelona. Yo formaba parte del comité lector de textos catalanes, para realizar una serie de lecturas dramatizadas, y recuerdo que cuando leí la pieza de Mercè estaba en la cama y no podía dejar de reír. Fue en ese momento cuando decidí que quería trabajar con ella. Primero montamos En defensa dels mosquits albins allí en Québec, y luego ya nos aventuramos en el proyecto de Quebec-Barcelona.

¿Cuál era tu propósito con esta cooperación?

Pues realmente quería trasladar al plano teatral mi experiencia, y fascinación, con la multiculturalidad; proponer un viaje intercultural. Nací en la ciudad de Quebec en un contexto de inmigración. Mi padre es valenciano y mi madre de Navarra. Por tanto, el idioma que oía en casa, era distinto al que oía en la calle. Además Québec es multicultural, no es extraño encontrar, y sobre todo en Montreal, personas que hablen cuatro idiomas fácilmente.

¿Objetivo alcanzado?

Con creces. Quebec-Barcelona nos cuenta la historia de cuatro personajes que se cruzan en un contexto de viaje, de exploración. Y a través de este choque con la diferencia, establecemos la indagación sobre la identidad de cada uno. Los idiomas que se mezclan, los caracteres del frío norte que se encuentran con los del cálido mediterráneo… Una experiencia de encuentros que si nos paramos a pensar se ha trasladado también a todo el conjunto del proyecto. Este mélange cultural se encuentra tanto en el plano de la ficción como en el real. El montaje, mi relación con Mercè, la dirección de los actores, la producción… todo ha sido un encuentro entre dos culturas.

¿Se ha producido algún choque cultural?

Bueno, por lo que respecta al propio montaje y al trabajo con los actores no. Mi compañía se ha adaptado enseguida al trabajo de Mercè Sarrias y al de los dos actores. No hemos encontrado dificultades, realmente hemos hablado el mismo lenguaje desde el principio. Pero donde si que se ha producido un choque cultural ha sido en el plano de la producción. Además de que el proceso para conseguir el apoyo suficiente para representar la obra ha sido largo, nosotros en Quebec tenemos una forma de trabajar muy diferente a la de aquí. Me costó entender que mis mails no se contestaran el mismo día, y las previsiones que realizábamos en Quebec eran previsiones reales, mientras que aquí se proyectaban de una forma más arbitraria… Pero ya lo hemos conseguido.

La pieza debutó con éxito en la ciudad de Quebec, ¿cómo ha sido el montaje aquí en Barcelona?

El sábado estrenamos en Girona, en Temporada Alta, y estuvo muy bien. Vimos a un público muy divertido y con buena disposición. El montaje al otro lado del océano, por tanto, va bien. Y esperamos que en la Sala Beckett funcione. No hemos encontrado dificultades para montar la obra, estamos entre amigos. Es como si estuviéramos de visita, de hecho ayer mismo envié una postal a mi equipo que está en Quebec diciéndoles: Amigos, nuestro viaje va bien.

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