altAda Colau es ahora referente de Guanyem Barcelona, una plataforma nacida en la capital catalana y pensada para conseguir que la ciudadanía se haga con las riendas del gobierno municipal. Barcelona, dice la exportavoz de la PAH, no es una ciudad cualquiera. Es simbólicamente importante y probablemente animará

 

 

 Ada Colau es ahora referente de Guanyem Barcelona, una plataforma nacida en la capital catalana y pensada para conseguir que la ciudadanía se haga con las riendas del gobierno municipal. Barcelona, dice la exportavoz de la PAH, no es una ciudad cualquiera. Es simbólicamente importante y probablemente animará iniciativas similares dentro y fuera de Catalunya.
 

Ha sido durante años la cara más visible de la lucha contra los desahucios. Dejó de ser portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) hace ya casi dos meses, pero sigue en primera línea de la movilización ciudadana y lo hace en nombre de lo que muchos llaman la nueva política.

 

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La ciudadanía demanda, según ella, «nuevas formas de hacer política«, que tienen que ver sobre todo, dice, con «la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace» y con lo que llama «liderazgo de la sociedad civil, que va muy por delante de cualquier partido político«.
 

 

Durante una conversación en una céntrica librería barcelonesa, Ada Colau desgrana y expone ideas que le han llevado a implicarse en el activismo social y ahora, más en concreto, en la plataforma ciudadana Guanyem Barcelona, una iniciativa, presentada en la capital catalana este pasado jueves con un ambicioso llamamiento a la participación y movilización democrática, para evaluar la posibilidad de ganar el ayuntamiento de Barcelona como institución para «servir a los intereses de la mayoría social».

 

De portavoz de la PAH a impulsora de Guanyem Barcelona

 

Ada Colau es consciente de que con la PAH adquirió una gran visibilidad ante la opinión pública. Se convirtió hace ya tiempo en un referente, en un personaje popular, con poder de convocatoria, y cuando dejó de ser portavoz, explica, se comprometió a no utilizar ese «capital simbólico» para «legitimar a una fuerza en concreto«. Considera que «eso sería una irresponsabilidad y algo muy reprochable«.

 

En cambio, en este caso, dice, con Guanyem Barcelona, «la apuesta es otra«. «No es fichar por un partido, algo que sería relativamente sencillo. He tenido propuestas, y podría tener más si las buscara. Podría tener un cargo de responsabilidad, un buen sueldo y una vida relativamente tranquila e interesante, pero aquí por lo que estamos apostando es por abrir nuevos procesos, nuevos movimientos, nuevas formas de participación política que cambien las reglas del juego. No es ser un partido más, que al final no cambie nada».

 

«Creo que el paso que hemos dado con Guanyem Barcelona es coherente con lo que venimos haciendo desde la ciudadanía en general en los últimos años, desde el activismo social, y no sólo desde la PAH, que es fijar unos mínimos objetivos. Más y mejor democracia y que los derechos humanos se pongan por delante de la economía. Es un trabajo que se ha desarrollado y que queremos llevar a las instituciones, en una confluencia de proyectos«.

 

Los impulsores de «Guanyem Barcelona» consideran que su proyecto sólo puede tener éxito si consiguen la «confluencia» de movimientos sociales y el apoyo de determinadas fuerzas políticas de izquierda.
 

 

Confluencia y no unidad
 

 

Hablan de «confluencia» y no de «unidad«, porque piensan que la unidad exige eliminación de diferencias.
 

 

Parten de la base de que «hay unos mínimos sobre los que hay un acuerdo generalizado«, «unos compromisos éticos que creemos que hacen falta en la política y unos mínimos programáticos que responden a esos derechos fundamentales que hoy se ven comprometidos por las políticas públicas, al servicio de unos intereses económicos muy concretos. Esos mínimos son los que ponemos sobre la mesa como punto de confluencia. No hablamos de unidad en un sentido genérico o a partir de etiquetas, como podría ser la de la ‘izquierda‘ o los ‘progresistas‘». Según Ada Colau, se han inventado muchas etiquetas «que en los contenidos no significan absolutamente nada». «Nosotros no nos preocupamos de la etiqueta si no de los contenidos. Vamos a fijar esos objetivos y prácticas en los que ya hoy estamos confluyendo en muchos espacios. En realidad el acuerdo no es una idea nuestra, si no que recogemos el que ya se está produciendo en espacios distintos y es el que ponemos sobre la mesa, como punto de partida hacia una confluencia. Eso no quiere decir que cada uno tenga que renunciar a sus visiones de la realidad, a sus diferencias, a su pluralidad, a sus matices, porque en democracia, si quieres abordar la complejidad de la realidad, no lo puedes hacer bien a partir de discursos simplistas. Cuanta más complejidad, cuantos más matices, cuanta más discusión y debate haya, seguro que se harán mejor las cosas. En cambio tenemos ahora un modelo de democracia que ve la discrepancia como enemigo«.
 

 

Liderazgo o jefatura. Autoridad o poder

 

Ada Colau sabe, por experiencia, qué significa la asunción del papel de portavoz de un potente movimiento social. Se le ha atribuido el liderazgo y reflexiona sobre las virtudes y peligros de ese papel, que se puede interpretar de diferentes maneras:

 

«Una cosa son los portavoces, que en una sociedad muy mediática adquieren muchísima visibilidad y otra cosa es el liderazgo en el sentido que a veces lo utiliza la derecha«. Recuerda que algunos políticos del PP, como Cristina Cifuentes, le llamaron «lideresa«. «Es la percepción que tienen ellos de la política, autoritaria, donde las caras visibles son los jefes, que lo mandan todo. Tienen una visión de la política que no es la mía y yo no creo que eso sea liderazgo. Eso son jefes, mandos, pero no liderazgos. Hay para una concepción positiva del liderazgo. Un sinónimo podría ser ‘referente‘. Referentes en realidad tenemos muchos, tanto individuales como colectivos. Bienvenidos sean los referentes, porque nos ayudan a interpretar la realidad, nos ayudan a marcar caminos

 

Tenemos referentes históricos que nos ayudan a pensar el presente y a imaginar el futuro. En ese sentido, hay muchísimos liderazgos en la sociedad. Y muchos de ellos invisibilizados. Una cosa son los liderazgos visibles en los medios y otra los que funcionan en la sociedad, en muchas redes comunitarias, en los barrios. Hay muchísimos líderes. Para la clave del liderazgo que funciona se encuentra en una diferencia que he aprendido del feminismo, que es la que existe entre autoridad y poder. El poder es una cosa que se ejerce autoritariamente, de arriba hacia abajo, por imposición. La autoridad es relacional. Te la dan o te la quitan los otros. O sea, yo a ti te reconozco como un referente, o me pareces un buen portavoz y te pido que hagas de portavoz y si dejas de hacerlo bien la colectividad te retira esa responsabilidad, porque ya no funcionas como referente o como liderazgo. En ese sentido creo que los liderazgos pueden ser buenos«.
 

 

Tiempos de cambio y repolitización

 

«Creo que estamos viviendo un despertar de la conciencia política, venimos de una fase larga de consumismo e individualismo, en la que habíamos llegado al discurso único del final de la historia con el triunfo incontestable del capitalismo. No había alternativa y ese era el mejor de los mundos posibles. Más o menos todo el mundo se había acomodado a ese relato, a esa fantasía en la que todos ganaban, se decía. Con el empobrecimiento, los recortes, la restricción de libertades y la indignación que todo ello produjo cambió la conciencia social».
 

 

Según Ada Colau, «la gente tiene claro ahora que si no haces política, la hacen por ti«. «Lo he dicho muchas veces. No es simple retórica. Tiene consecuenciasque no haya trabajo, que a la gente la echen de su casa, que no haya becas comedor, que nos quiten los hospitales públicos y las universidades. Si no haces política, te lo quitan todo y hoy quedarse en casa es lo más peligroso que podemos hacerEsto pasa por la movilización e implicación a distintos niveles y no se limita a que ahora haya que hacer frentes electorales. Creo que eso sería un error de lectura gravísimo. Si algo debemos saber, después de esta crisis, es que gobierne quien gobierne, debe existir una sociedad permanentemente movilizada y vigilante del poder, de lo contrario el poder tiene tendencia a abusar del poder, por definición«.
 

 

altTodo ha saltado por los aires

 

 

La exportavoz de la PAH cree que nuestra sociedad necesita una reflexión autocrítica sobre su propio comportamiento.

 

«El capitalismo de las últimas décadas ha mercantilizado nuestras vidas. Se convirtió en un modelo social y cultural, de determinados valores, basados en la individualidad, la competencia, el consumismo…». «De alguna manera, funcionaba un pacto tácito, según el cual los gestores políticos nos decían: votad cada cuatro años y nosotros nos ocupamos del resto. Tendréis casa, coche, asistencia sanitaria, un estado del bienestar, incluso vacaciones y eso nos ha llevado donde nos ha llevado, al colmo de los desastres. A una crisis de proporciones grandiosas, no sólo económicas, que ha puesto al descubierto puertas giratorias, corrupción e impunidad«. «Nos hemos dejado llevar a un modelo de sociedad que, cuando todo esto ha saltado por los aires, nos ha dejado sin herramientas. Nos ha costado mucho organizarnos, denunciar a los responsables y buscar alternativas porque nos habíamos despolitizado en medio del consumismo y con esa delegación política efectuada votando cada cuatro años. Evidentemente, no podemos dejar de señalar a los grandes responsables de esta crisis de modelo, que además se han enriquecido, pero al mismo tiempo, debemos realizar esa autocrítica para que esto no nos vuelva a suceder y no delegar nunca más«.
 

 

Buenas noticias

 

Ada Colau descarta la posibilidad de retorno a los tiempos anteriores a los recortes. «El actual diseño del capitalismo rapaz lo impide«. La única alternativa, advierte, «es que la mayoría de la ciudadanía nos organicemos para demostrar que otro modelo es posible«, porque «el poder no renuncia al poder y a los privilegios de forma voluntaria«. «Vamos a vivir momentos más duros que éste«, pronostica, «pero hay buenas noticias también«, añade. «Había un relato al inicio de la crisis, un relato de depresión, de la impotencia, de la falta de alternativas, según el cual todo lo sucedido era culpa nuestra y que en definitiva nos lo merecíamos. Ese discurso caló en la sociedad, y por ejemplo, en la PAH, cuando empezamos a organizarnos, nuestra principal dificultad no fueron los bancos, sino el estado de ánimo de personas afectadas, que antes pensaban en tirarse por el balcón que en realizar una acción de protesta en su propio banco después de ser estafadas. Esa fue la principal dificultad. La gente estaba sola, en su casa, culpabilizada y avergonzada. Viviendo problemáticas estructurales como problemas individuales. Ha costado mucho, pero una de las cosas más bonitas que está sucediendo en estos momentos es que gracias al 15M, a la PAH, a las mareas, se ha roto esa soledad«.

 

«Se ha roto un espejismo. Veníamos de esa burbuja inmobiliaria, de ese estado dónde aparentemente había un gran consenso social y de repente todo eso ha saltado por los aires. Hemos visto la gran estafa a la que nos habían sometido, que hay una minoría que se está enriqueciendo a costa de la mayoría y hay un despertar social, un despertar de las conciencias, una repolitización de la sociedad, afortunadamente, y la gente está viendo que o coge las riendas de la vida política o van a pasar por encima de nosotros«.
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Valores y tradiciones de la izquierda
 

 

Afirma que se reconoce en los «valores y en las tradiciones de izquierda«, pero  que también se identifica, «como una mayoría social en este país, en cierto rechazo a los partidos tradicionales de izquierda«. Piensa que el PSOE «ha traicionado profundamente los valores de la izquierda» y que «cuando los partidos de izquierda hacen política de derechas y abrazan el neoliberalismo, como ha pasado en las últimas décadas, traicionan a sus votantes«. Por culpa de estas políticas, dice, «dejan de tener sentido las palabras izquierda y derecha«. El debate ahora se debe situar, según ella,  en los valores y políticas concretas«. «Lo importante ahora mismo es que concretemos qué significan esos valores y esas políticas que queremos«.

 

 

¿Quién confluirá en Guanyem Barcelona?

 

La impulsora más conocida de «Guanyem Barcelona» explica que no pedirán a ningún movimiento colectivo que se sume como tal, porque creen en la «independencia y el apartidismo» de esos movimientos. «Es una prerrogativa que hay que respetar y potenciar: la autonomía de movimientos y colectivos sociales. Lo que vamos a proponer a esos espacios es que digan qué es lo que hay que hacer, pero sin pretender representarlos, ni cooptarlos, ni absorberlos, ni diluirlos, si no que sean los protagonistas y que digan…» .

 

Quieren contar con el movimiento en los barrios, el movimiento vecinal en sus diversas acepciones: «El movimiento vecinal clásico que ha sido tan importante en esta ciudad, autor de la mayor parte de cosas buenas que han pasado en Barcelona, y el movimiento vecinal no tan clásico, como pueden ser las asambleas del 15M y todas las redes de barrio que han generado, que son de una riqueza impresionante«. En el ámbito sectorial, piensan en «la gente que ya está dando respuesta a esos problemas en el día a día«, los movimientos por el derecho a la vivienda, la sanidad, la educación, y en que también les indiquen «cual es el camino que hay que seguir«.
 

 

Pero también cuentan con la militancia comprometida en organizaciones políticas: «Nos estamos encontrando mucha gente distinta, de Iniciativa per Catalunya, de EUiA, del Procés Constituent, de la CUP, de Podemos… nos estamos encontrando con esa gente y con mucha otra en la lucha contra los desahucios, por la sanidad, por la educaciónYa nos estamos encontrando y en ese sentido decimos que no estamos haciendo política ficción, estamos diciendo que eso ya está pasando y lo que la gente no puede entender es que no tenga una traducción institucional«. Al margen de reproches, diferencias y críticas por los compromisos de algunos en determinadas acciones de gobierno, Ada Colau insiste en que la decisión de facilitar la confluencia «es una cuestión de responsabilidad«.  «O escuchas esa voluntad mayoritaria, ese sentir general de la sociedad o te mantienes en las diferencias e intereses particulares. Es una decisión de cada formación«.

 

Un proceso, reconoce, que no será nada fácil, porque «van a ser necesarias grandes dosis de generosidad y de valentía, porque además el futuro de lo que estamos diciendo es incierto, porque no hay camino asegurado«. «No estamos planteando esto por capricho. Lo planteamos porque estamos ante un estado de necesidad extrema y creo que socialmente se van a premiar esos gestos de valentía y de generosidad«.

 

¿Quién queda excluido?

 

«Los partidos del régimen quedan excluidos por defecto. Los mínimos que fija «Guanyem Barcelona» claramente hacen que ni el Partido Socialista, ni el PP ni CiU se puedan dar por interpelados«, asegura Ada Colau.

 

La consulta del 9-N

 

En cuanto al proceso soberanista y la consulta del 9 de Noviembre, Colau garantiza que «Guanyem Barcelona» hará todo lo posible y lo imposible para que se vaya a las urnas el 9-N. «Toda la gente que está en Guanyem tiene como común denominador la creencia y la defensa de la democracia. La democracia no se suplica si no que se ejerce, se practica. Una consulta es un mínimo de ejercicio democrático, no es un máximo. No debería ser una excepción la consulta del 9N. Debería ser una práctica normal y habitual, en este tema y en muchos otros. Estoy segura de que si «Guanyem Barcelona» sigue hacia adelante y existe el 9N, seguro que vamos a hacer lo posible, junto con todo el resto de gente que está movilizada con este tema para que se pongan las urnas, tanto si dan autorización como si no, como ya hemos hecho en otros temas, como hemos hecho con las ILPs, la de la PAH, la de la Renta Garantizada, que ha reunido más de 100.000 firmas, ahora vamos a hacer la ILP de la educación, se hizo el multireferendum y se pusieron las urnas a pesar de que el ministerio y los Mossos lo impidieron. Hemos hecho consultas toda la vida. Hicimos la de la deuda externa que fue un grandísimo éxito hace muchos años. Los que creemos en la democracia hemos demostrado que si se quieren hacer consultas, se hacen«. Colau nunca ha sido independentista, pero afirma que el día de la consulta votará dos veces «Sí».

 

Lo que ha pasado, según ella, «es que ha sido la ciudadanía la que ha liberado el debate por el derecho a decidir. Ha sido la ciudadanía la que ha puesto el tema en la agenda. Había grupos independentistas desde hacía muchos años, pero ese tema no estaba encima de la mesa y no ha sido hasta que se ha producido una movilización ciudadana muy amplia, muy transversal, muy plural… que gente muy distinta se ha unido para poner el derecho a decidir sobre la mesa. Y eso ha desbordado la política institucional y a los partidos del gobierno. CiU jamás ha creído en el derecho a decidir y en la independencia. De hecho no lo ha practicado jamás. Lo podría haber hecho muchas veces, ha gobernado, podría haber convocado consultas sobre muchos temas y jamás lo ha hecho.

 

No está entre sus prácticas ni en su tradición ni en su naturaleza, pero en cambio ha tenido que aceptar el derecho a decidir como bandera porque se lo ha impuesto la sociedad civil catalana«.

 

«Creo que eso es una buena noticia y creo que el mejor resultado posible de este debate soberanista se dará siempre y cuando sea la ciudadanía la que lidere este debate y no lo delegue en unos partidos que luego acaban convirtiéndolo en una política electoralista de confrontación, de pactos de salón…».

 

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