La semana arrancaba bien. El lunes el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno dictaba una orden internacional de detención contra cinco ex líderes chinos, a raíz de una querella presentada por el Lama Thubten Wangchen
El impulsor de la querella contra los ex dirigentes chinos que ha precipitado, esta semana, la decisión del PP de limitar la jurisdicción universal en España, habla con R@MBLA o en Barcelona para analizar una reforma que dejaría impune la masacre en el Tíbet, entre otros crímenes de lesa humanidad.
La semana arrancaba bien. El lunes el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno dictaba una orden internacional de detención contra cinco ex líderes chinos, a raíz de una querella presentada por el Lama Thubten Wangchen contra el genocidio en Tíbet. El martes, sin embargo, el Partido Popular echaba la buena noticia por tierra al aprobar en solitario la reforma de la llamada justicia universal. Con el rechazo unánime de la oposición, el partido de Mariano Rajoy daba luz verde en elCongreso de los Diputados a la restricción de laley que autoriza a los jueces a investigar delitos cometidos fuera del territorio nacional. Los responsables de crímenes de lesa humanidad ya no pueden ser juzgados en España y las causas que, en torno a estos casos, al día de hoy estaban abiertas, deberán archivarse. Así lo ha dispuesto la mayoría absoluta del PP y así lo ha presenciado, en primera persona, el director de Casa del Tíbet e impulsor de la querella contra China que desencadenó la súbita reforma de la jurisdicción universal en España. Thubten Wangchen ha estado este martes como oyente en el Pleno del Congreso de los Diputados en Madrid y ha asistido a una votación que, como tantas otras últimamente, solo ha tenido carácter simbólico. “Fue muy triste, el PP leyó unas diez hojas que nadie escuchó. El presidente de la sala pedía silencio y nada, era peor que los niños en el cole. Luego fueron hablando los otros partidos, todos en contra, y el Pleno, al final, estaba casi vacío. Pero ya muy tarde, cuando se hizo la votación, ¡de los del PP no faltaba ni uno! Votaron todos y ganaron” relata Wangchen.
“Me quedé con dos sentimientos encontrados. Por un lado, sentí lástima por el señor Rajoy, que demostró ser muy débil al considerar la economía más importante que los Derechos Humanos y al escuchar las órdenes del gobierno chino sin pensar en los beneficios de los ciudadanos españoles. Pero, por otro, estoy muy orgulloso de los otros partidos que se manifestaron a favor de la libertad de los pueblos” afirma el director de la Casa del Tíbet.
En efecto, todos los grupos de la oposición coincidieron en calificar como «inconstitucional» el archivo de causas abiertas como consecuencia de que se restrinjan las condiciones en que un juez español puede investigar delitos cometidos fuera del territorio nacional y acusó al Gobierno de «arrollar los derechos de los españoles al plegarse a las exigencias de países como China”. Gracias a la legislación española sobre la justicia universal, la Audiencia Nacional estaba tramitando casos como el asesinato en Irak del cámara de televisión José Couso, el abuso de los derechos humanos a activistas saharauis, una querella contra guardianes nazis, los vuelos de la CIA, el genocidio en Ruanda o las masacres en el Tíbet. Pero el PP dispuso que las causas que en el momento de la entrada de la ley se encuentren en tramitación, queden sobreseídas «hasta que no se acredite el cumplimiento de los requisitos establecidos«.
Thubten Wangchen es consciente de que, pese a la dudosa legalidad del archivo de procesos ya abiertos, España, bajo la presión del gobierno chino, es capaz de manipular la ley. “En noviembre diez delegaciones de China fueron a Madrid y se reunieron con el Ministro de Justicia– explica el Lama- Ellos le dijeron ‘¿No sabes quiénes somos nosotros, los chinos? ¿Qué hacéis interfiriendo en nuestros problemas internos?’ y el gobierno escuchó su amenaza, mientras que quienes sí están interfiriendo en España para cambiar las leyes son los chinos, lo cual es mucho más grave” denuncia.
La resolución del grupo parlamentario popular llegaba el mismo día en que el gobierno del gigante asiático amenazaba al español con posibles represalias, tras la orden internacional de detención contra cinco ex líderes chinos dictada el lunes por el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno. La portavoz de Exteriores Hua Chunying afirmó que se trata de una “decisión errónea” y que espera que España pueda gestionar el asunto “de forma apropiada para el buen desarrollo de las relaciones bilaterales”. Ni lerdo ni perezoso, el Congreso de los Diputados debatió la proposición de Ley Orgánica del PP para poner límite a la jurisdicción universal de los jueces españoles que permitió la investigación de los crímenes de lesa humanidad en el Tíbet. La orden de detención dictada por el juez Moreno incluye a Jiang Zemin, quien fue presidente de China entre 1993 y 2003; Li Peng, primer ministro de 1988 a 1998, y otros tres ex dirigentes acusados de genocidio y torturas contra la población de la región autónoma de Tíbet en las décadas del ‘80 y ‘90.
Con la proposición del PP, los delitos de la llamada jurisdicción universal serán perseguibles siempre que los criminalmente responsables sean españoles o extranjeros con nacionalidad española y, en el caso de desapariciones forzosas y torturas, limita también la investigación a que la víctima sea española en el momento de los hechos y el imputado se encuentre en el país ibérico. Por esta razón, quedaría ahora archivada la causa por las masacres en el Tíbet, dado que todos los querellados son ciudadanos chinos.
El director de la Casa del Tíbet sabe perfectamente que tiene por delante una misión muy difícil pero, en absoluto, la asume como imposible. Siempre optimista, siempre sereno, valora, por encima de todo, los logros alcanzados: “Estoy contento por las órdenes de detención contra los dirigentes chinos porque significa que los jueces tienen dignidad y, de forma contundente, los han declarado criminales. Esto para nosotros es suficiente. Yo soy budista y no quiero tampoco que se los encarcele y se los torture como a nosotros”.
De todos modos, ante el cierre de puertas de la justicia española, los tibetanos piensan buscar nuevas vías para hacer oír su lucha. El 19 de febrero están invitados al Parlamento europeo en Bruselas para hablar sobre su querella, a la vez que mantienen contacto con jueces franceses y holandeses, interesados también en la causa de su pueblo. “El problema es que China no va a aceptar una denuncia de ningún país y, además, nadie sabe decirle que no” reconoce Wangchen sin abandonar, por ello, el talante positivo que lo caracteriza: “Nosotros no estamos vencidos, no hemos perdido la esperanza. Seguiremos por el camino pacífico, sin armas ni sangre, basándonos en la verdad. Nada dura para siempre”.