altLa presidente Dilma Rousseff afirma que será respetado el derecho de manifestación pero advierte que será implacable contra quienes pretendan boicotear el Mundial

 

 

La presidente Dilma Rousseff afirma que será respetado el derecho de manifestación pero advierte que será implacable contra quienes pretendan boicotear el Mundial

 

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La presidente Dilma Rousseff afirma que será respetado el derecho de manifestación pero advierte que será implacable contra quienes pretendan boicotear el Mundial

 

El gobierno brasileño confía en que en la Copa del Mundo que hoy comienza no vuelvan a repetirse las multitudinarias manifestaciones que se registraron el pasado año. Y para ello no parece dispuesto a bajar la guardia, como lo demuestra las órdenes de búsqueda y captura tramitadas ayer (11 de junio) por la Policía Civil de Rio de Janeiro y que se saldó con la traslado de diez activistas para prestar declaración por sus actividades durante pasadas protestas.

 

La actuación policial se enmarca dentro de un expediente abierto en septiembre de 2013 tras la detención de tres personas acusadas de formar una organización criminal y de incitar a la violencia durante unas manifestaciones. El hecho de que estas detenciones se hayan producido once meses después de los hechos y a solo unas horas del acto inaugural de la Copa, ha desatado numerosas críticas por considerar que se trata de un intento de intimidar a los posibles manifestantes que hoy salgan a la calle.

 

Marino D’Icarahy, abogado de varios de los activistas detenidos, fue tajante al afirmar que lo ocurrido ayer “es la confirmación de que estamos viviendo un estado de excepción en Rio de Janeiro”. “Han sido para ser interrogados como testigo y ni siquiera se les reconoce el derecho a permanecer calladas. Todo el mundo sabe que esto es un intento del Estado para conseguir unas pruebas de una organización criminal que nunca van a conseguir porque no existen. Todo esto es una cobardía”, asegura.

 

Para el abogado, estos hechos son inseparables de las manifestaciones convocadas para mañana en numerosas ciudades brasileñas. “Esas coincidencias no existen, está todo programado, forma parte de la intimidación y criminalización del activismo político”. Una acusación que fue rechazada por el Secretario de Seguridad del Estado de Rio, José Mariano Beltrane. En este sentido, señaló que las actuaciones policiales de ayer responden a un requerimiento judicial, dentro de unas investigaciones abiertas, que no podían ser archivadas.

 

Pero esta actuaciones no han sido las únicas llamadas de atención sobre las posibles consecuencias a las que tendrán que atenerse los potenciales manifestantes. La firmeza del gobierno estadual de São Paulo para frenar la huelga de trabajadores del Metro no ha sido menos ejemplificante. Más de 40 trabajadores han sido despedidos por participar en actos de protesta. Aunque este colectivo no descarta retomar las movilizaciones en los próximos días, por lo pronto ayer se comprometían a no paralizar el servicio durante el día de hoy.

 

Pese a todo ello, las convocatorias contra la Copa no han cesado, aunque por el momento con menos asistencia que durante las manifestaciones de hace un año. Por lo pronto, hoy hay convocadas dos movilizaciones en Rio de Janeiro, otra en Fortaleza y otra más en São Paulo, sede de la ceremonia inaugural. Además, otros colectivos laborales han anunciado movilizaciones, como el personal de las compañías aéreas de los aeropuertos de Rio.

 

Ante esto, la presidenta Dilma Rousseff quiso combinar respeto antes las posibles protestas e intransigencia frente a los posibles intentos de boicotear la Copa. “Somos un país democrático y respetamos el derecho de las personas a manifestarse”, señaló. Sin embargo, inmediatamente después subrayó que “no tendremos la menor contemplación con quien piense que puede realizar cualquier acto de vandalismo o impedir el derecho de la mayoría a ver y disfrutar del Mundial”.

 

Por lo pronto, hoy en Rio de Janeiro, como en el resto de ciudades sede de la competición, efectivos del ejército están preparados para intervenir en el hipotético caso de que las fuerzas policiales, caracterizadas por su contundencia en actuar contra las manifestaciones, se vieran desbordadas por las protestas.

 

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