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En una época en la que la precariedad económica nos ha arrojado al empobrecimiento cultural (¿o es al revés?), una chica de 25 años se atreve a montar una editorial simplemente por amor al arte. Sabina Andrés, licenciada en Bellas Artes y con estudios de diseño gráfico, ha materializado su sueño y Blind Books ya ha editado su primer libro: “Metres quadrats”, un poemario del joven profesor Oriol Prat con ilustraciones de Alexia Garriga. Se ha ocupado de todos los detalles, incluso de repartir, mochila en mano, los 600 ejemplares por librerías del área de Barcelona. En los actos-recitales de presentación, Prat y Xènia Dyakonova han llevado los versos a otra dimensión. Ahora sólo falta que la osadía de Sabina tenga feedback.

¿Cómo decides montar la editorial?

“Estudié Bellas Artes en la UB y me especialicé en el grabado por lo que tengo mucho amor por la impresión, las tintas, el papel, el libro y la encuadernación y también amor a la lengua catalana, que es el idioma en el cual nos queremos especializar. Presenté un proyecto de final de curso sobre imagen gráfica de algo que quisiéramos tirar adelante. Mi idea era hacer una editorial, empecé a trabajar con la imagen gráfica pero me fui animando y dibujé la filosofía de la editorial. Después lo aparqué un poco, me fui tres meses en Nueva York y una amiga me pasó un borrador con los poemas de un profesor de filología catalana que hace tiempo que escribía y que siempre había querido publicar. Al volver, decidí reemprender el proyecto, me reuní con el autor y le propuse la posibilidad de publicarle el libro y que estuviera ilustrado. Conocer la obra antes que el autor me ayudó, la recibí como era y me apasionó por sí sola”.

¿Cuáles son las líneas de la editorial?

“Publicar en catalán autores jóvenes y poco conocidos a los que las grandes editoriales no dan la oportunidad, que los libros contengan un punto de ilustración y tengan una alta claridad impresa. Quiero que sean una pequeña joya, libros que realmente quieras tener en tu librería y que quieras que perduren, no un best-seller de tapa de bolsillo, yo prefiero algo hecho con más cariño. La idea es publicar de manera «artesanal» distintos géneros: poesía, ensayo, narrativa…”.

Apuestas por publicar sólo en catalán pero la editorial tiene nombre inglés…

“Porque creé la imagen gráfica antes de saber qué publicaría, estaba a punto de irme a Nueva York y en inglés los nombres me suenan mejor”.

¿Blind Books significa que hiciste el proyecto a ciegas?

“¡No!, es porque yo creo que los libros son ciegos hasta que alguien les da unos ojos, la selección no fue a ciegas, simplemente es porque pienso que los libros no tienen ningún interés si están en una mesa o en un almacén y que son ciegos hasta que alguien se interesa por ellos. Hay gente que me ha dicho: ‘se pensarán que tienes una empresa de libros en Braille’, otros ven el logo como un símbolo religioso… en el diseño gráfico hay todo un mundo que se abre porque cada uno extrae lo que quiere de una imagen”.

¿Qué significa para ti la literatura?

“Como autor, es abrir un mundo propio a un público inmenso”.

¿Y como editor? Se pueden separar los conceptos de editor y lector?

“Un editor básicamente es un lector que le ha gustado tanto algo que lo ha querido compartir, no se pueden diferenciar. Cuando editas y no lo ves como un empresario, como en mi caso, eres un lector más, pero que te has dedicado a maquetar un libro, ponerle unas tapas, hacer la portada…Yo me siento como un lector más”.

Podría ser un producto artesanal…

“Exacto, lo hemos hecho todo: des de la corrección, ilustración, paginar, todo ha sido artesanal, como una receta de ir añadiendo y mucha gente se da cuenta. El público es muy maniático, tiene muchos prejuicios y convenciones… ¡es de los más difícil de convencer!”.

¿Qué te llamó la atención de los poemas de Oriol Prat?

“Son muy ligeros, idóneos tanto para jóvenes como para adultos, el vocabulario no es grandilocuente, no usa palabras que tienes que ir a buscar al diccionario, sólo usa dos referentes culturales y comprensibles y no se pone a hacer metáforas complicadas o densas. Además, son vivencias muy personales, muchas vinculadas al tema amoroso, usando una cotidianidad simple, de tú a tú, parece que te esté explicando lo que piensa. Me pareció que daban juego y sus versos tienen mucha juventud. Y también incluso para las escuelas, por ejemplo en la mía sólo tratamos la poesía en la asignatura de literatura castellana y nos los enseñaron en una edad…te hablo de autores como Rosalía de Castro, que me pareció muy lejana. Si a una edad joven te ponen a una cosa más fresca, te entra con más facilidad. En la escuela no te hacen amar la poesía”.

¿Está teniendo buena respuesta entre el público?

“La gente está muy interesada pese a ser un autor poco conocido, está gustando mucho y algunos amigos que no han leído nunca la poesía les ha interesado e incluso comentan algunos poemas. De momento, se han vendido 250 libros”.

Tiene mérito porque actualmente el arte es marginal, la literatura es de las artes más marginales y la poesía, que era el género por excelencia junto al teatro, es el hermano pobre de la literatura y supongo que  está bien reivindicar su tradición oral, que son sus orígenes…

“La poesía, lamentablemente, está muy arrinconada pese a que muchos autores se dedican a ella. No sé si la gente no compra o no le parece próxima, quizás antes era más de sectores de cultura más elevados, con gente que tenía suficiente cultura para acceder a lo que el autor quería transmitir”.

La sociedad está educada en la novela, el teatro se puede ver en directo en un escenario y la poesía ha quedado desplazada…

“Sí, no se sabe si leída o recitada, es como una cosa extraña que hace mucho respeto y la gente no sabe cómo cogerla. Yo animo a la gente a que se atreva, quizá no se enganche con el primer autor pero luego sí, nunca se sabe”.

¿Falta que alguien con dinero apueste? Hablo de instituciones, entidades o incluso gobiernos…

“Creo que sí, es complicado, hay más premios de narrativa que de poesía, en cuanto a difusión, hay más artículos de narración que de poesía en los periódicos, se apuesta poco por la poesía y es triste porque se están perdiendo cosas que valen la pena y que quizás podrían llevar la poesía al mundo real y bajarla del pedestal al que la gente está acostumbrada a tener. A la gente le cuesta leer, y si es poesía, todavía más. Si desde las escuelas, desde el principio te hacen leer cosas menos complicadas y más próximas, eso haría que las  nuevas generaciones apostasen por leer”.

El problema es que las editoriales están concebidas como negocios y si piensan que un autor no les resultará rentable, no le publican…

“Esto hace años que pasa, lamentablemente las editoriales ya no son editoriales desde hace tiempo, antiguamente un editor era un filántropo que apostaba por algo. Yo no podría vender algo que no me interese o no ame, el editor tiene que ser alguien muy honesto. Ahora se publica todo lo que tenga salida, o todo lo que pueda cubrir gastos. Hubo una época en la que las editoriales apostaban por cosas que les gustaban, cuando todavía se imprimía a la antigua, después otra época en la que se equilibró un poco, porque una parte del dinero recaudado por los best-sellers se invertía en obras menos conocidas o autores más minoritarios para darles visibilidad. Pero ahora, por culpa de la crisis de la que se habla constantemente, no se apuesta por nada nuevo y se vuelven a hacer refritos de cosas que sabes que saldrán bien, que te darán unas ventas mínimas y publican cosas para asegurarse el tiro. También debo admitir que el ecosistema editorial está muy activo y han nacido muchas editoriales pequeñas con valores similares a la nuestra”.

Tengo la sensación que la literatura es una industria cuando debería ser una artesanía.

“Sí, el mejor momento fue cuando ganaban dinero e intentaban invertirlo en cosas más desconocidas para darles voz pero actualmente sólo quieren ganancias, cubrir gastos y nos estamos perdiendo cosas interesantes. Actualmente mucha gente se está autoeditando y el mundo editorial está en constante movimiento, pese a que están cerrando librerías y editoriales. Pero la parte positiva es que otras están naciendo fanzines y editoriales. Hay que reivindicar el editor como profesión honesta pero también la figura del librero que sabe quién eres, conoce tus gustos y te puede aconsejar”.

Como un tendero de fruta o verdura…

“Sí, como un tendero que tiene sus amigos en el barrio y sabe que a quién le gusta la poesía le recomendará un autor determinado. Ahora te fías mucho de los medios. El mundo de las librerías y el editorial debería reformularse”.

Los autores conocidos forman una especie de ghetto legitimado por el establishment: por ejemplo, antes el poeta “oficial” de Catalunya era Martí i Pol, ahora es Joan Margarit y cuando se muera encontrarán a otro… Eso es un problema pero al mismo tiempo hay el otro extremo, parece que cualquiera puede ser escritor. ¿Hay que encontrar el equilibrio entre el vale todo y unos parámetros objetivos discriminadores?

“Esto es muy interesante. En este mundo de comunicación tan activa, puede ser que alguien desconocido se haga famoso en dos días por una canción y quizá le ha sonado la flauta. Hay mucha gente del mundo editorial que se queja de que se publica a gente muy joven, eso le da cierto reconocimiento pero se le valora tan joven que no tiene un tiempo de hacer realmente lo quiere publicar y de estar realmente orgulloso de ellos. Es un arma de doble filo”.

En la música, con las descargas nos hemos liberado del poder que tenían las discográficas de imponer quién eran los artistas buenos.

“Es bastante triste, que cuatro decidan lo que puede ser publicado o no. Hay muchos autores que quieren publicar y ahora hay muchas páginas que te permiten colgar tu obra, te dejan leer el primer capítulo y si te interesa te suscribes y puedes leer la obra completa, poner puntuaciones, comentarios que le llegan al mismo autor. Las nuevas tecnologías han aportado mucho al mundo editorial porque es más factible llegar a algunos autores”.

¿Pero te imaginas un futuro sin editoriales en el que los escritores puedan colgar sus textos en Internet para que después sean los lectores los que real y directamente escojan, sin intermediarios de ningún tipo?

“Yo soy muy amante del papel, mucha gente va con e-book pero creo que sería muy interesante, daría mucho juego, que el propio autor pueda colgar su propia obra, quizás entonces la plataforma que te ayudaría a colgarlo pondría los límites porque siempre hay alguien controlando. Lo vería muy interesante. O que una editorial conocida permita a cualquiera colgar sus obras y que si llegas a las mil descargas, te impriman y distribuyan el libro, eso sería muy interesante. Porque el mundo de los premios es muy cerrado y difícil de acceder, conozco autores que tienen 40 años y lo continúan intentando porque tienen el sueño de publicar. Con editores que vuelvan a ser editores y una plataforma como Internet pueden llevar a un mundo editorial muy interesante”.

¿El libro electrónico debería ser un sustituto o un complemento?

“Espero que sea un complemento, entiendo que es muy cómodo, especialmente en los viajes, pero para mí, donde haya papel… con el e-book,  a la que te quedas sin pila…Tengo el corazón dividido, yo apostaría para que haya una convivencia entre los dos formatos, que ninguno de ellos domine. Como todavía hay generaciones que adoran el papel, creo que todavía tiene cuerda para rato, siempre funcionará, siempre habrá gente amante de una biblioteca aunque haya competencia de libros colgados en Internet”.

Las librerías se han convertido en un escaparate de supermercado donde te ponen delante el producto que les interesa, sólo ves Dan Brown, Stieg Larsson o Zafón y la poesía es un rincón que tienes que buscar, para ellos la literatura es sólo best-sellers…¿Hace falta un cambio de chip?

“Lamentablemente también es un negocio como el mundo editorial y lo que les sale más a cuenta es lo que tendrás más a mano, es triste. Son políticas de empresa, supongo, por eso hay que recuperar esa librería de antes.

¿Tienes previsto publicar más libros?

“De momento el libro de Oriol Prat está funcionando bien, quiero cubrir gastos y ya tengo algunos proyectos en mente, seguramente editaré un libro al año o  dos, quiero ir poco a poco, depende de cómo vaya la cosa, no puedo aventurarme. Ahora mismo tengo tres cosas entre manos que me gustaría publicar. Sólo por el hecho de leer cosas que la gente te pone en las manos porque saben que las valorarás es muy enriquecedor”.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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