Guido Moyano Carlotto, en tanto que un símbolo,es una potente arma pacífica, que no produce el estruendo feroz de la pólvora, sino la armoniosa melodía de la justicia.
Guido Moyano Carlotto, en tanto que un símbolo,es una potente arma pacífica, que no produce el estruendo feroz de la pólvora, sino la armoniosa melodía de la justicia.
Han pasado unos días de la maravillosa noticia: el nieto de Estela de Carlotto ha logrado encontrar a su abuela. Ella, su familia y todas las Abuelas han conseguido una victoria.
¿Qué diferencia hay entre el nieto 113, y el 114?
El 114, es ahora conocido en el mundo entero, se trata de Ignacio “Guido” Moyano Carlotto, nieto de la presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo e hijo de Laura Carlotto y “Puño” Moyano, ambos militantes secuestrados por la represión ilegal del General Camps, durante la Dictadura de Videla.
Laura parió a Guido con grilletes en las piernas, encapuchada, en un campo de exterminio militar y pudo tener a su hijo por 5 horas, según diferentes testigos, soldados conscriptos (del servicio militar obligatorio), enfermeras y otros prisioneros que sobrevivieron a la barbarie. Fue asesinada con varios disparos en el vientre y en la cara, en un vano intento de ocultar el parto. Su cuerpo apareció en una ruta de la Provincia de Buenos Aires.
Su compañero, Moyano también fue ejecutado un mes después. El cuerpo de Laura se recuperó de una fosa común, años mas tarde, donde había sido enterrada como NN. Fue entonces cuando los antropólogos pudieron certificar que había parido.
Pasaron 36 años para que Guido recuperara su identidad secuestrada y que las dos familias, la Carlotto y la Moyano, recuperaran al hijo de Laura y “Puño”. Cada nieto o nieta que se recupera, o que se obtiene la información de su asesinato, es una victoria.
Una victoria de la lucha
Pero no todas las victorias son iguales. El “Caso 113” es ilustrativo.
El 30 de abril de este mismo año, se pudo obtener la información del “final atroz» de 3 jóvenes que fueron asesinadas antes de dar a luz. Mónica Edith De Olaso, Alicia Beatriz Tierra y Laura Gladys Romero, asesinadas por el terrorismo de Estado, fueron identificadas a través del Equipo Argentino de Antropología Forense.
“La noticia confirmó, una vez más, la virulencia con que los represores se ensañaron con nuestros hijos. Los secuestraron, torturaron, a algunas mujeres las dejaron con vida hasta el momento de dar a luz, para luego robarles sus bebés; a otras las acribillaron aún con su hijo en el vientre«, declaró Estela de Carlotto:
«Hoy sabemos cuál fue el destino final de Mónica, Alicia y Laura, y con dolor cerramos la búsqueda de tres nietos, no porque hayamos restituido su identidad, sino porque sus madres fueron asesinadas embarazadas. Con esta información el número de casos resueltos por la institución asciende a 113″, señalaron el día en que anunciaron la noticia.
De esta manera, comparando el caso 113 con el 114, podemos comprobar que no todas las victorias son iguales. Seis familias pudieron cerrar los años de angustia, de búsqueda de la Verdad, con un final terrible, doloroso, pero un final.
Ahora esas seis familias tienen esos cuerpos, tienen un lugar donde llorar, donde llevar flores y donde redoblar su compromiso con esta lucha. Pero para esas seis familias, no hubo ninguna alegría en abril. Sin embargo, la semana pasada, sí que tuvieron una felicidad compartida con las familias Carlotto y Moyano.
Las consecuencias de cada victoria
Las 114 victorias tuvieron diferentes resultados, los más importantes, los que aseguran otras victorias, son los resultados mediáticos. Gracias a la difusión de cada nieto recuperado, miles de jóvenes, nacidos entre 1976 y 1983, se presentan para comprobar su origen, para resolver las dudas sobre su identidad. Es así como se han logrado estas 114 victorias.
Los medios difunden una realidad que no han creado, propalan la lucha de las Abuelas, de las Madres, del EAAF (el Equipo Argentino de Antropología Forense), del CONADI, (el Consejo nacional por el derecho a la Identidad), etc. Así cumplen, por fin, con su función social: servir a la sociedad y no solo servirse de la sociedad hasta la saciedad nunca colmada de sus voraces intereses.
Símbolos
Guido Carlotto buscó y encontró a sus familias, pero también se ha convertido en un símbolo vivo de esa lucha, un símbolo que piensa, siente, vibra, habla, expresa un discurso que él ya había comenzado a elaborar, como profesional de la música, como artista comprometido con los Derechos Humanos. Guido Moyano Carlotto es una potente arma pacífica, que no produce el estruendo feroz de la pólvora, sino la armoniosa melodía de la justicia.
Y tiene un amplificador potente, de millones de vatios, que se escucha en todo el mundo, que hace conmover a un país y a millones de personas que no son de la Argentina. Que interroga a jóvenes por su identidad, que ayuda a los nietos que en el impune Reino de España buscan a sus abuelos, que luchan por que se les haga justicia a sus padres, como los que fueron asesinados en las celdas de la Policía franquista a palos o a los hermanos asesinados a garrote vil.
Su mensaje es un guante justiciero, arrojado a la cara del cadáver del General Ramón Camps, de obvio origen catalán, un criminal confeso, furioso antisemita, ladrón de bienes y personas, quien exterminó a una familia judía, los Graiver, para entregar una fábrica de papel diario a Clarín y la Nación, los secuestró el, personalmente, luego de que firmaran en un notario la venta de las acciones de la empresa familiar, sencillamente, para que sus mandantes, la familia Mitre, descendientes del General Mitre, el que tiene una avenida en Barcelona para su recuerdo, propietarios del Diario la Nación y la Sra. “Noble”, propietaria de Clarín se ahorraran el pago de lo que habían firmado.
Guido, como símbolo, es útil, es eficaz en la lucha, para nuestra lucha y para atacar a nuestros enemigos, imponiéndoles la Justicia. Para eso sirven los símbolos, para irradiar un mensaje, un discurso, una interpelación a la conciencia humana.Por ello, esta Victoria, así, con una V triunfal, escrita con una inicial mayúscula, la Victoria de Guido, la de Estela, la de todos, no es igual, precisamente, es mayúscula.
Información adicional
En este camino, el proceso de Memoria, Verdad y Justicia, iniciado en 2003 por el entonces presidente Néstor Kirchner, les permitió a las Abuelas y a sus nietos ver cómo la justicia argentina, en junio de 2012, reconocía la existencia de un Plan Sistemático de Robo de Bebés a mujeres secuestradas durante la última dictadura, y condenaba a 50 años de reclusión, la máxima sanción prevista en la legislación nacional, al ex dictador Jorge Rafael Videla, además de aplicar severas penas de hasta 40 años a otros represores.
Pero la búsqueda sin retorno comenzó en 1977 y luego de dos años dio sus frutos. La recuperación de identidad de los hijos de sus hijos, arrebatados de las manos de sus padres por la dictadura militar se inició en 1979, con la localización en Chile y la restitución de los hermanos Anatole Boris y Victoria Eva Julien Grisonas. Desde allí fueron recuperadas las hermanas Tatiana Mabel Ruarte Britos y Laura Malena Jotar Britos; Juan Pablo Moyano; Tamara Ana María Arze; Martín Baamonde; los hermanos Humberto Ernesto Colautti Fransicetti y Elena Noemí Ferri Fransicetti; Sebastián Rosenfeld Marcuzzo; Eduardo Garbarino y Ana Laura Hisi.
También recuperaron su identidad Astrid Patiño Carabelli; Federico Luis Spoturno; Andrés La Blunda Fontana; Amaral García Hernández; Diego Mendizabal Zermoglio; Paula Eva Logares; Sebastián Ariel Juárez; los hermanos Felipe Martín y María Eugenia Gatica Caracoche; Carla Graciela López Rutila Artes; Jorgelina Paula Molina Planas y María Fernanda Álvarez.
Las hermanas Marina Leonor y Liliana Bau Delgado; los hermanos Paula Eliana y Esteban Javier Badell Acosta; Ramón Ángel Pintos, Laura Ernestina Scaccheri; Marcos Lino Moscato; Paula Orlando Cancela; Elena Gallinari Abinet; Gabriela Alejandra Gallardo; María José Lavalle Lemos; Hugo Ducca; María Victoria Moyano Artigas y Ximena Vicario, también fueron restituidos.
Asimismo, recuperaron su historia los mellizos Gonzalo Javier y Matías Ángel Reggiardo Tolosa; Marcelo Mariano Ruiz Dameri; Emiliano Carlos Castro Tortrino; Mariana Zaffaroni Islas; José Sabino Abdala Falabella; los hermanos María Alejandra, Stella Maris y Raúl Roberto Fuente Alcober; Carlos D`Elia Casco; Laura Fernanda Acosta y Manuel Goncalves Granada.
Javier Gonzalo Penino Viñas; Paula Cortassa; Andrea Viviana Hernández Hobbas; Carmen Gallo Sanz; María de las Victorias Ruiz Dameri; Claudia Victoria Poblete Hlaczik; Hilda Victoria Montenegro; María Macarena Gelman García; Guillermo Rodolfo F. Pérez Roisinblit; Martín Castro Rocchi y Gabriel Matías Cevasco, recuperaron su identidad.
Se suman también Simón Antonio Gatti Méndez; María Eugenia Sampallo Barragán; Susana Coloma Larrubia; Horacio Pietragalla; Gustavo Godoy Ferreyra; Juan Cabandié Alfonsín; Victoria Donda Pérez; Pedro Luis Nadal García; Leonardo Fossati Ortega; Sebastián José Casado Tasca; (Natalia) Suárez Nelson; Alejandro Pedro Sandoval Fontana y Marcos Suárez Vedoya.
También fueron recuperados (Pablo Hernán) Casariego Tato; Celina Rebeca Manrique Terrera; Belén Altamiranda Taranto; (Evelin) Bauer Pegoraro; Laura (Carla) Ruiz Dameri; (Milagros) Castelli Trotta: Jorge Guillermo Goya Martínez Aranda; (Alejandra) Cugura Casado; Laura De Sanctis Ovando; Federico Cagnola Pereyra y Sabrina Valenzuela Negro.
Recuperaron su historias: (Bárbara) García Recchia; (Martín) Amarilla Molfino; Matías Nicolás Espinosa Valenzuela; Francisco Madariaga Quintela y el hijo de María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein.
Durante 2011, recuperó su identidad María Pía, hija de Cecilia Beatriz Barral y Ricardo Horacio Klotzman; y Laura Reinhold Siver.
El caso 104 es igual que los últimos conocidos, ya que fue la confirmación del asesinato de Liliana Ross cuando estaba embarazada de cinco meses y medio.
En 2012, recuperaron su identidad Pablo Javier Gaona Miranda; la hija de María de las Mercedes Moreno y Carlos Héctor Oviedo; y finalmente el 108 un caso similar al 104: el hijo de Mirtha Noelia Coutoune, secuestrada en 1976 embarazada, quien no llegó a dar a luz.
El 7 de agosto de 2013 recuperó su historia Pablo Germán Athanasiu Laschan, apropiado a los cinco meses de edad cuando sus padres fueron secuestrados en 1976, que se convirtió en el nieto recuperado 109.
El 6 de febrero de 2014, recuperó su identidad la hija de Oscar Rómulo Gutiérrez y de Liliana Isabel Acuña, secuestrados el 26 de agosto de 1976, cuando su madre estaba embarazada de cinco meses.
Las últimas restituciones se anunciaron el 30 de abril, pero son las de tres mujeres que estaban embarazadas al momento de ser asesinadas.
De esta forma, hoy se sabe el destino de los hijos de Mónica Edith De Olaso y Alejandro Ford; de Alicia Beatriz Tierra, y de Laura Gladys Romero y Luis Guillermo Vega Ceballos.