Los colegios electorales de Rubí se salvaron de las cargas policiales en un referéndum muy pacífico pero lleno de obstáculos informáticos. La alcaldesa de Rubí, Ana María Martínez (PSC), decidió no poner ninguna facilidad a sus ciudadanos para que estos pudieran votar en el referéndum del 1 de octubre y no cedió ningún espacio municipal. Así lo comunicaba hace cosa de un mes en una carta dirigida al president Puigdemont que compartía con orgullo en sus redes sociales. A pesar de esto, ayer los rubinenses contaron con siete espacios donde poder depositar su voto: cinco institutos, un centro de día para la tercera edad y un centro de atención primaria.
Como en el resto de Catalunya, centenares de personas pasaron la noche en los colegios electorales de Rubí para mantenerlos abiertos y garantizar el referéndum. Algunos vecinos próximos a uno de los institutos, descontentos con esta situación, lanzaron huevos y petardos a los ciudadanos que ocupaban el colegio con el propósito, fallido, de ahuyentarlos. Fue alrededor de las cinco de la madrugada cuando los rubinenses empezaron a concentrarse en masa ante las puertas de los espacios de votación. Entre ellos, Albert, de diecinueve años, nos explicó que llegaba con el objetivo de hacer de voluntario en una mesa. Dicho y hecho, cuando los apoderados pidieron voluntarios para constituir las mesas, Albert se posicionó el primero de la cola para “poder vivir en primera persona una jornada histórica”.
Hacia las siete de la mañana, agentes de los Mossos se acercaron a los colegios donde pasarían el resto del día y, ante la imposibilidad de acceder a los recintos, levantaron acta. La jornada empezó con bastante retraso debido a la intervención del dominio por parte de la autoridad judicial y a varios problemas informáticos que se repitieron a lo largo del día. “Nos cortaron el wifi y tuvimos que trabajar compartiendo los datos de nuestros teléfonos móviles y usándolos como router”, explica Albert. Finalmente, la organización montó un router, pero se encontró con otro problema: fallos en la web. Esther, apoderada de ERC en otro instituto de Rubí, nos explica que la web caía constantemente y que los miembros de las mesas se vieron obligados en muchas ocasiones a “contabilizar los votos de manera manual y pasarlos posteriormente al sistema informático”. Además, los voluntarios recibían constantemente mensajes de la organización con distintas direcciones IP para solventar la situación.
Los problemas informáticos no fueron los únicos obstáculos que se encontraron en los colegios electorales de Rubí. Como en muchos lugares de Cataluña, los rubinenses pasaron el día tensos ante la posible llegada de los cuerpos de seguridad. Ariadna, voluntaria en una mesa electoral, nos narra los nervios vividos cuando recibieron el aviso de que la Guardia Civil estaba en Castellbisbal, municipio vecino. Los medios publicaban, a las cuatro de la tarde, imágenes de la Guardia Civil cargando contra estudiantes menores de edad a 5 kms de donde estaban Albert y Ariadna. “Nuestra reacción fue esconder las urnas”, explica la voluntaria, “solo nos quedamos con una que, de alguna forma, sería la sacrificada si la Guardia Civil entraba en el colegio”. Cuando esa única urna se llenaba de muchas papeletas “la cambiábamos por una que estuviera más vacía, para sacrificar menos votos”, añade Albert.
A pesar de la tensión, la ciudad de Rubí vivió el referéndum de forma pacífica sin tener que lamentar ningún episodio de violencia policial como los que, lamentablemente, protagonizaron la jornada de ayer. De hecho, los voluntarios, apoderados, vocales y presidentes de mesa destacan ilusionados distintos aspectos de la jornada. Entre ellos, la colaboración de los rubinenses al traerles alimentos y bebidas, la gran ovación a los bomberos de la Generalitat cuando llegaban a los colegios para ejercer su derecho a voto, y la profesionalidad de los Mossos d’Esquadra.
A las nueve de la noche, después del recuento de votos, las urnas vacías fueron trasladadas desde los distintos colegios electorales hasta la estación de Rubí, acompañadas por una comitiva de gente. Una vez allí, se apilaron y, a su alrededor, centenares de rubinenses entonaron Els Segadors y lemas como “hem votat” y “els carrers seran sempre nostres”.
El Comité de Defensa del Referéndum ha publicado los resultados provisionales de Rubí, con una participación de 16.730 votos. El “sí” se impone con un 85,8% de los votos mientras que el “no” se acerca a los 2.000, superando en tres puntos y medio la media catalana. Esto último no sorprende teniendo en cuenta que Rubí es una ciudad que se suele asociar con una orientación distante al independentismo. De hecho, fue el único municipio catalán donde se celebró, el 6 de diciembre, un acto en favor de la Constitución. Por este motivo, aún es más destacable el carácter pacífico de la jornada del 1 de octubre.
Raquel Vilella
Periodista y profesora.