Cada día millones de ciudadanos de Venezuela, en especial los trabajadores y habitantes de las comunidades, se preguntan: ¿a dónde está yendo el país? Se lo preguntan al ver que los salarios no alcanzan, en las largas colas para tratar de adquirir los productos que escasean o ante los continuos apagones.

Por eso es que siguen en ascenso los reclamos obreros por aumento salarial y contratos justos. Los trabajadores de Sidor tienen una semana en huelga; los maestros repudian la burla salarial anunciada por el Presidente; los trabajadores farmacéuticos también reclaman por su contrato; los trabajadores de Lácteos Los Andes reclaman apoyo a la producción paralizada al igual que los de Aceites Diana, Pdvsa Gas Comunal, y otras empresas estatizadas.

El gobierno de Venezuela es el responsable de esta situación

El responsable de todo este caos que vivimos es el gobierno de Nicolás Maduro. Denuncia a supuestos saboteadores, pero no resuelve los problemas. Nos hundimos en un mar de importaciones, mientras queda en evidencia que la verdadera causa del desabastecimiento es la caída de la producción industrial que profundiza la dependencia del petróleo.

Con sus políticas protege a los empresarios, a los especuladores y los negociados que hacen los importadores con las devaluaciones. El gobierno acaba de suspender todas las restricciones que existían para importar. Ahora los importadores que se han enriquecido con este gobierno, están exonerados de la solvencia laboral, de vivienda, del Inces, de Seguro Social. Adopta medidas propatronales al ofrecer a los dueños de supermercados a los efectivos de las “milicias” como mano de obra barata, ejerciendo las labores de suplentes.

Este descalabro social que padecemos es fruto del fracaso del modelo político y económico de los últimos años, enmascarado en el Socialismo del Siglo XXI, que en realidad no tiene nada que ver con el verdadero socialismo. Por el contrario, es la continuidad del capitalismo que siempre existió en Venezuela. La banca sigue ganando todos los reales del mundo, los importadores se enriquecen, y los burócratas gubernamentales se convierten en nuevos ricos.

Tanto Chávez como Maduro, más allá de sus discursos, han sido incapaces de construir un modelo de desarrollo alternativo.

Los principales grupos económicos privados del sector alimenticio siguen controlando la producción y distribución, como por ejemplo el Grupo Polar de Lorenzo Mendoza, con quien pactó el gobierno, sin ningún problema. No se impulsó una reforma agraria; Agropatria, adquirida por el gobierno, se consume en medio de la burocracia, despido de trabajadores y eliminación de los sindicatos. Empresas nacionalizadas que comenzaron funcionando bien, como Lácteos Los Andes y Aceites Diana, hoy naufragan en medio del burocratismo, la violación a los derechos de los trabajadores y la falta de inversión. Mal que también aqueja a las empresas básicas de Guayana. Todos los días estalla algún conflicto en esa región, desde hace una semana le tocó el turno a Sidor que está en huelga.

La más clara evidencia del fracaso del modelo, que desmiente la supuesta existencia del socialismo es que la industria petrolera fue entregada a las transnacionales a través de las empresas mixtas, mediante las cuales Chevron, Total, Repsol, Mitsubishi, petroleras rusas, chinas, etc. son dueñas del 40% de dichas empresas. Ese es el verdadero legado de los últimos 15 años.

Pero asimismo, el Partido Socialismo y Libertad (PSL) es categórico en afirmar que la MUD tampoco es la solución para nuestros problemas. Ellos representan a los de arriba. Son los adecos y copeyanos reciclados, son representantes de la vieja política, los cuales siempre gobernaron para el FMI y las transnacionales. Son los mismos que nos llevaron a la crisis del 89 que derivó en el Caracazo. Fueron los que impulsaron el golpe proyanqui de abril del 2002 y el paro-sabotaje de ese mismo año, a los cuales enfrentamos junto al pueblo venezolano. Y sus alcaldes y gobernadores también son corruptos y antipopulares.

Desde el PSL luchamos por un cambio de fondo que sólo será posible cuando los trabajadores y el pueblo sean gobierno, y que realmente avancemos hacia el verdadero socialismo con democracia para los trabajadores y las comunidades. Para ello es necesario construir una nueva alternativa política de los trabajadores. Este es el debate que está abierto con millones de activistas obreros, jóvenes y habitantes de las comunidades populares, que honestamente han creído que el proyecto político que encarnó el presidente Hugo Chávez era antiimperialista y socialista, y ahora sienten un gran desconcierto y confusión, padeciendo los innumerables problemas sociales que nos aquejan. Mientras desarrollamos ese debate es necesario unir criterios para salir a luchar para enfrentar esta crisis social que cada día destruye más el nivel de vida de la familia trabajadora de Venezuela.

Sólo la movilización unitaria de los trabajadores y los sectores populares, levantando un programa de emergencia, puede imponer medidas que den solución a los reclamos más urgentes.

venezuela

Medidas para un Plan Económico de Emergencia Obrero y Popular:

Por un aumento general de salarios. Que el salario mínimo se iguala al costo de la canasta básica. Salario ajustado cada 3 meses de acuerdo a la inflación.

Eliminación del IVA. Altos impuestos especiales a las grandes empresas y multinacionales.

Respeto a los contratos de trabajo y pago de todas las deudas laborales.

Congelamiento de precios y de alquileres de vivienda y comercios.

Que se garantice el abastecimiento de los productos básicos de la canasta familiar poniendo todas las empresas alimenticias (privadas y estatales) y de distribución, bajo la gestión y control de los trabajadores, técnicos y profesionales. Que a los trabajadores se les respeten sus contratos y la autonomía sindical.

Urgente reinversión en empresas estatizadas de alimentos (Lácteos Los Andes, Aceites Diana, La Gaviota, Empresa Socialista Pedro Camejo, Agropatria, Pdvsa Gas Comunal y otras), del cemento, separando a los burócratas del gobierno por una gestión y administración de sus trabajadores, para instrumentar una rápida reactivación de la producción.

Por un plan de reinversión para la recuperación de las empresas básicas de Guayana.

Por un inmediato aumento de los presupuestos de salud y educación.

Inmediata Reforma Agraria y creación de una empresa agroindustrial estatal bajo control y administración de los trabajadores.

Por un gran fondo nacional para desarrollar este plan de emergencia basado en: a) la inmediata suspensión de los pagos de la deuda externa y la eliminación de los tratados de doble tributación; b) una industria petrolera 100% nacionalizada, sin empresas mixtas ni transnacionales. Por una Pdvsa gestionada por sus trabajadores, técnicos y profesionales, para poner los cuantiosos recursos petroleros al servicio de este Plan de Emergencia.

Llamamos a todos los sectores obreros y populares en lucha, a las organizaciones sindicales, estudiantiles, campesinas y comunales a convocar a un Encuentro Nacional de Lucha para debatir este programa de emergencia, y un plan de movilización para enfrentar el modelo económico del gobierno nacional e imponer las medidas de emergencia que necesitan urgentemente la clase trabajadora y los sectores populares.

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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