Con motivo de la multitudinaria manifestación contra el terrorismo convocada en Barcelona este 26 de agosto, con la asistencia de todas las personalidades políticas españolas y catalanas, alrededor de 170 asociaciones sociales ciudadanas han convocado una “contra-manifestación” para mostrar su rechazo a la figura de Felipe VI y Mariano Rajoy y recordar a las víctimas de otros atentados ocurridos a los largo y ancho del Mundo. 

A las 16.00 h, bajo un sol de justicia, en la confluencia entre la Rambla de Catalunya y la calle Aragó, centenares de personas han acudido a la concentración convocada por más de 170 asociaciones ciudadanas de la ciudad condal (como “Lluita Internacionalista”, organización de cariz izquierdista, “Stop Mare mortum”, asociación que busca el fin de las muertes de inmigrantes en el Mar Mediterráneo o el Sindicato de Manteros de Barcelona) en la que las proclamas contra Felipe VI y Mariano Rajoy se han sucedido acompañadas de peticiones de respeto a los Derechos Humanos y recuerdos para las víctimas de atentados olvidados que se producen a lo largo del planeta.

Varios parlamentos han sido llevados a cabo, en las que se ha aludido a la “hipocresía” de la Casa Real, cuyo papel como intermediario en negociaciones de venta de armas a Arabia Saudí (uno de los principales países que financia a ISIS), ha sido primordial durante los últimos años. Asimismo, se han podido ver pancartas en las que se recordaba que España es el séptimo país exportador de armas en el mundo, o se aludía al rey Felipe (“quien quiere la paz no trafica con armas”) y al gobierno central (“Vuestras políticas, nuestros muertos”).

Las intervenciones se han centrado en recordar que no existen víctimas de primera ni de segunda, sino que, a lo largo del año se han producido atentados en Iraq, Turquía, Afganistán, Siria, Nigeria… cuyas víctimas no reciben el mismo reconocimiento que las de París, Londres o Barcelona. Especialmente acertado han sido el análisis de Lluita Internacionalista, que clamaba por el doble rasero que demuestran los políticos españoles, que acudían a una manifestación de repulsa al terrorismo que sus políticas mercantiles han contribuido a reforzar.

La concentración se ha dirigido en marcha hasta la calle Diputación y se ha disuelto pacíficamente alrededor de las 17.00 h. Los convocantes han querido dar libertad plena a los asistentes para acudir, si era su deseo, a la manifestación oficialista, convocada a las 18.00 H en els Jardinets de Gràcia. En palabras de Pepa Martínez (directora de la organización lafede.cat) “(se ha) querido crear un espacio para la gente que no se siente cómoda yendo detrás de determinados cargos políticos«.

A pesar de que la manifestación oficialista ha sido retransmitida, cubierta o radiada por casi 200 medios de comunicación y más de 800 periodistas y personal técnico de información (varios de ellos de otros países), esta pequeña revista local, que, para más casualidad se llama Revista Rambla, no ha podido acudir para informar, al haberle sido denegada su acreditación (sin informar del motivo, más allá de un escueto “razones de seguridad”, por parte del personal funcionario del Ayuntamiento de Barcelona). Lamentablemente, este redactor, ni su fotógrafo, han podido acudir a realizar su trabajo, igual que otros compañeros de profesión que han optado por acudir como asistentes no periodísticos.

En caso de poder acudir, hubiésemos informado de que, tal y como explicó Ada Colau días atrás, la manifestación ha estado encabezada por miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad de Barcelona y Catalunya (bomberos, Mossos d’Esquadra, Guàrdia Urbana…). Sin embargo, como era de prever, los miembros de la clase política y los representantes del Estado no han resistido la tentación de presidir una segunda cabecera, que establecía un perímetro de seguridad y notoriedad a partes iguales. De este modo, a su entrada en Plaça Catalunya, la primera cabecera ha sido jaleada y vitoreada, mientras los aplausos ensordecían los pasos de estos héroes reconocidos. No así la segunda, que ha sido abucheada e increpada con cierto énfasis. Algunos sectores y “opinólogos” dirán que los abucheos al Rey y al Gobierno han sido realizados por independentistas, en contra de la unidad. Algunas personas con criterio y vergüenza establecerán la relación de los silbidos con la amistad personal y los tratos de negocios de la familia real española con el sultanato de Arabia Saudí…

También hubiésemos podido incidir en el hecho de que, quizá por primera vez en la historia, banderas españolas y estelades ondeaban en armonía en un mismo espacio público, demostrando un respeto y un saber estar de los ciudadanos, de cuyo ejemplo deberían avergonzarse ciertos grupos de presión y más de un representante político.

Podríamos haber realizado la crónica de las casi 500 mil personas que han acudido a la manifestación (de, apenas, 1,5 km de recorrido); de los siete minutos que ha durado el acto final de ésta, en la que Rosa Maria Sardà y Miriam Hatibi han leído un manifiesto de repulsa al terrorismo, enaltecimiento del valor de y la falta de miedo para levantarse tras estos hechos y loa y agradecimiento a las fuerzas de seguridad, a los comerciantes, a los taxistas… y a todo aquel ciudadano que ayudó en el fatídico atentado, así como poemas de Lorca o Segarra y se ha entonado “El cant dels ocells”, de Pau Casals.

Podríamos haber realizado un compendio, como de costumbre, aburrido y plano, lleno de tópicos, de las declaraciones de los asistentes políticos. Entre, les hubiéramos dicho, los que ha destacado Ada Colau, afirmando taxativamente que ha impuesto el criterio del Ayuntamiento sobre quien debía encabezar la manifestación.

Podríamos haberles explicado como Plaça Catalunya ha acabado con el retumbar del consabido grito unánime de “No tinc por” (No tengo miedo) de los millares de asistentes. Como Cientos de miles de personas continuaban bajando por el Passeig de Gràcia hasta Plaça Catalunya, aun cuando las autoridades ya se habían retirado. Como los miembros del cuerpo de bomberos asistentes se han desplazado a las Ramblas para colocar rosas en los improvisados altares que las pueblan, seguidos por esos cientos de miles de ciudadanos que, a su vez, colocaban flores en las furgonetas policiales que rodean desde el 18 de agosto la entrada por donde otra furgoneta sesgaba vidas en segundos.

Y como la ciudadanía ha sido solidaria, una vez más, y deberá plantearse muy seriamente la clase de gobernantes que tiene, cuyas políticas nos han puesto a todos en peligro y que, con casi toda seguridad, utilizarán esta desgracia como arma arrojadiza entre catalanistas, independentistas, antisistema, españolistas… etc-istas para tapar su propia mezquindad e inutilidad.

Finalmente, les pedimos disculpas y confiamos que, en un futuro, les podamos informar mejor de lo que hemos podido hacer en este artículo. Aunque, sinceramente, deseamos que no sea necesario… o que les podamos informar con base a sucesos más reconfortantes.

Hagamos un acto de fe sobre las reacciones políticas a lo acontecido, que impidan que se vuelvan a repetir actos como el de hoy, porque sean innecesarios.

Oremos…”.

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