Con una sala repleta de público entusiasta, se estrenó en los cines Verdi de Barcelona el documental sobre el economista y activista social Arcadi Oliveres. El film se proyectó durante unos días en el citado cine, pero ya está de viaje por otras poblaciones como Cambrils o Sant Vicenç dels Horts, y otras poblaciones donde se proyectará y que pueden seguir en el Twitter de la película
Con una sala repleta de público entusiasta, se estrenó en los cines Verdi de Barcelona el documental sobre el economista y activista social Arcadi Oliveres. El film se proyectó durante unos días en el citado cine, pero ya está de viaje por otras poblaciones como Cambrils o Sant Vicenç dels Horts, y otras poblaciones donde se proyectará y que pueden seguir en el Twitter de la película: @DocArcadi. “Nunca es tan oscuro” (Mai és tan fosc) es una roadmovie que, durante un año de seguimiento, nos enseña la frenética actividad de este hombre pequeño de estatura y grande de compromiso y actitud ética.
Hay un proverbio chino que dice que «la hora más oscura de la noche es la que precede al alba«, proverbio que repite el activista social Arcadi Oliveres en una de las conferencias que se recogen en la película. Para Arcadi, la frase es un canto a su optimismo antropológico, pero, en cambio, para la directora Érica Sánchez, el título de su ópera prima es una muestra de su escepticismo existencial que, además, muestra en la puesta en escena y en la estética fotográfica y atmosférica del film, lleno de imágenes nocturnas y días lluviosos. La directora recibió el encargo de la ONG católica Justicia i Pau para hacer un vídeo divulgativo sobre el pensamiento y activismo del que fue durante años su presidente, pero mientras la joven realizadora estaba preparando un primer guión de trabajo, vio las imágenes de la plaza Catalunya tomada por los indignados del 15-M. Allí, en medio de un numeroso grupo de gente sentada, en su mayoría jóvenes, se alzaba la pequeña figura de Arcadi que, cual profesor de una vieja república, se dirigía a los asistentes que le miraban en un completo silencio. Arcadi se convirtió, sin pretenderlo, en una figura icónica de la revuelta del 2011, de las manifestaciones contra los recortes sociales que terminaron con el cerco al Parlament, con las contundentes cargas de los mossos contra algunos manifestantes que impedían a los diputados llegar a la cámara para votar dichos recortes. Fue entonces cuando Érika Sánchez se dio cuenta que el personaje pedía un largometraje, y así se lo propuso a la productora Daria Esteve.
Según Érika estamos ante una película de guerrilla en toda su dimensión, por la producción y contenido. Aunque se tenía pensado una producción más cinematográfica y reposada, al final, por la propia actualidad y actividad de Arcadi, se convirtió en una película de urgencia, poniendo todos los recursos técnicos y narrativos al servicio del personaje. Financiada por 300 mecenas que salen en los títulos de créditos, la cinta está realizada con una licencia de Creative Commons, por lo que una vez que cumpla su ciclo en las pantallas grandes y los festivales, se podrá acceder a ella gratuitamente en la red.
En un momento de la cinta, y refiriéndose a los bancos y las entidades financieras, Arcadi grita: “Ladrones, ladrones, ladrones”, para luego añadir: “Estamos en manos de delincuentes financieros”. Y en otro momento clama por la movilización social, piedra de toque de su particular Evangelio anticapitalista: “De una cosa se pasó a otra, del germen del 15 M, que era genérico, se pasó a las movilizaciones sectoriales por los recortes de la educación, de la sanidad y los desahucios; y desde ese punto surgieron fenómenos como Podemos y Guanyem Barcelona. Todo tiene una lógica”. El propio Arcadi, junto a la monja Teresa Forcades, es el impulsor de Procés Constituent, manifiesto por un debate ciudadano para promover una candidatura unitaria al Parlament, que abra un proceso constituyente por un cambio social. Pero dice no estar muy convencido de que al final se celebre la consulta del 9 de noviembre, para añadir: “Sí, sí, yo apoyo el proceso y estoy por la independencia pero no solo la de cambiar la bandera, o abandonar la “ñ” por la “ny”, sino la que suponga un verdadero cambio en la banca, en economía, en la política ecológica o en la de inmigración”.
Y ante las políticas de austeridad de la troika europea y los gobiernos títeres que rescatan bancos y no personas, dice el activista ante un auditorio repleto de estudiantes: “¿Cuánto dinero, desde el 2008, han dado esos gobiernos que os acabo de decir a la banca para salvarla? Fijaos bien: 4 billones 600.000 millones de dólares. ¿Qué son 4 billones 600.000 millones de dólares? 92 veces más de lo que la ONU pedía para eliminar el hambre. Esto es inaceptable del todo”. Una de las escenas eliminadas de la cinta, por problemas de sonido y porque se apartaba de la línea argumental, fue la llamada Caputxinada 2.0, o Recaputxinada, que se celebró en febrero de 2013. De alguna manera, actos como esos demuestran que las luchas por una mayor y más participativa democracia, contra la corrupción política y económica, que estamos viviendo ahora, vienen de unos procesos revolucionarios de larga duración, a veces lentos, peroque son los que verdaderamente pueden ser transformadores.
En el documental vemos al protagonista deambulando de un sitio para otro con paso decido y meditabundo, contestando en su viejo teléfono móvil a un sinfín de propuestas que le llegan de toda España para asistir a charlas y todo tipo de actos, y a los que el convencido pacifista parece genéticamente imposibilitado para rechazar. Una de las escenas que hace reír al público es cuando, en una reunión de Justicia i Pau, pretenden que Arcadi Oliveres baje su actividad. Quieren ponerle una secretaria y, sobre todo, un nuevo teléfono que nadie conozca, para filtrar las llamadas. Con cara de poco convencido, deja a sus compañeros para atender una llamada que en ese momento le llega para pedirle su presencia en un acto. En la cinta también se trata, muy elegantemente, el fallecimiento del hijo de Oliveres, Marcel, que murió de cáncer mientras se estaba rodando el documental. Vemos a Marcel con su padre en la plaza Catalunya, en plenas movilizaciones y acampadas. Después vemos como Arcadi va solo, es una forma de pasar el duelo, acompañado por las miles de personas que estaban allí protestando, como reflexiona el propio activista.
“El mundo no está bien pero el mensaje es que el sol saldrá siempre, yo soy optimista”, palabra de Arcadi.