observatorio contra la homofobiaEugeni Rodríguez es activista por los derechos del colectivo LGTBI y presidente del Observatorio contra la Homofobia de Catalunya. Recientemente, ha sido premiado por el Ayuntamiento de Ripollet (Barcelona) por sus más de 30 años de compromiso social. Conversamos con él sobre diferentes cuestiones que afectan a la comunidad LGTBI a raíz del éxito del movimiento #Mequeer en Twitter.

Se tiende a creer que la discriminación hacia el colectivo LGTBI es una cuestión generacional, es decir, muchas veces se “perdonan” los comentarios de personas de edad madura o avanzada por considerarlas “de otra época”. Pero nuestros jóvenes y adolescentes siguen llamándose “maricón” en los patios de los institutos. ¿Cómo se explica la discriminación en edades tan tempranas?

El problema es que no ha habido un cambio estructural. El modelo social para representar la sexualidad, la afectividad y el género continua siendo heterocentrista. En la masculinidad, el estigma es ser maricón y en la feminidad, ser puta. Existe la visión, sobre todo entre niños, de que es muy grave que puedas ser “de la otra acera”. Continúan los mismos esquemas porque realmente no ha habido un cambio en la base del problema. Se han hecho algunos avances en la estructura, pero el trabajo sigue siendo modificar los cimientos de la discriminación.

Hace unas semanas, un niño de 9 años se suicidó en Estados Unidos tras declarar su homosexualidad en el colegio. Las cifras del acoso escolar por razones de LGTBIfobia son muy elevadas. ¿Qué planes de prevención se pueden seguir en las escuelas?

En Catalunya tenemos la Ley 11/2014  contra la LGTBIfobia, la cual sentencia que tiene que haber protocolos de actuación, que han costado mucho de fijar, pero por fin el año pasado se consiguió. Estos protocolos, que han de ser conocidos por tutores, jefes de estudio y directores, están publicados en la web de la Generalitat, pero realmente no se conocen. Los profesionales de la educación no tienen la formación necesaria en este aspecto. Habría que ofrecerse una formación permanente y continuada. Desde el Observatorio contra la Homofobia siempre hemos pedido que haya un teléfono o un servicio de urgencia para todos los casos de bullying por razones de LGTBIfobia, sobre todo para asistir a alumnos de Primaria y Secundaria.

La Ley 11/2014 contra la Homofobia, aprobada en Catalunya y de la que usted fue impulsor, ¿se está implementando actualmente de forma correcta?

La Ley se está ejecutando, pero con una lentitud pasmosa. Recientemente publiqué un tweet para pedir responsabilidades por el retraso absoluto en la implementación de la Ley, y también para exigir la destitución de la responsable de políticas LGTBI de la Generalitat, la Sra. Lluïsa Jiménez y la directora general de Igualdad, la Sra. Mireia Mata.

La etiqueta #Mequeer ha sido seguida y comentada masivamente en las redes al ser un altavoz para denunciar las discriminaciones que el colectivo sufre a diario. ¿Cómo valora este movimiento?

La iniciativa del #Mequeer es buena, pero hubo alguien que dijo que sería una moda pasajera, y así ha sido. Está bien poder expresarse con un hashtag en Twitter, pero lo realmente importante es que la persona que sufre una discriminación o agresión lo denuncie a la policía, al juzgado o bien a las entidades que nos dedicamos a ello. En todo el Estado hay diferentes organizaciones que trabajan en este aspecto. Es muy importe denunciarlo y que tenga un itinerario legal o como mínimo que el movimiento LGTBI lo registre.

¿Qué medidas adopta el OCH delante de una agresión denunciada?

Desde el Observatorio contra la Homofobia, lo primero que hacemos ante una agresión que se nos comunica es averiguar que la denuncia sea cierta y corresponda a una situación concreta en un día concreto. Una vez sabemos que una persona o un colectivo ha sido agredido, le ofrecemos los caminos que puede seguir. Hay que dejar claro que la población LGTBI, por cuestiones atávicas, no tiene demasiada confianza en los itinerarios legales porque muchísimas veces los datos se han utilizado en nuestra contra. El Observatorio puede presionar en las instituciones, hacer mediaciones o denunciar casos públicamente. Nuestra misión es luchar contra la impunidad de las agresiones LGTBIfóbicas.

Las doctrinas religiosas y los fascismos han fomentado la discriminación y persecución a las personas LGTBI. ¿Son estas las instituciones que más daño han hecho a la comunidad? 

Sin lugar a dudas, el fascismo es la expresión máxima del rechazo a la diversidad sexual y cualquier otro autoritarismo va a ir en contra de la libertad. Tenemos que rechazar toda expresión autoritaria que se concreta en movimientos fascistas o de ultraderecha.

En 1984, en Londres, la marcha del orgullo fue secundada por el sindicato de mineros, en solidaridad por el apoyo recibido anteriormente por la comunidad gay. ¿Piensa que la solidaridad puede salvarnos de las distintas formas de discriminación?

Es absolutamente necesario tener una visión transversal y estar al servicio de diferentes causas y colectivos como el feminismo o la clase obrera porque es la forma de combatir la epidemia de la LGTBIfobia.

Para muchas personas, los bares y locales destinados a la comunidad LGTBI son “refugios” para no sentir las miradas acusatorias de los demás. ¿Cree que llegará el día en que podamos disfrutar de nuestro ocio sin barreras?

Lógicamente, nadie elige ir a un lugar donde te cobran un peaje. En términos generalistas, los heterosexuales acuden a las discotecas guiándose por sus preferencias musicales. Los gays vamos a bares de ambiente, independientemente de la música. Es claramente un refugio, y los cimientos que producen esta situación son los mismos que producen el bullying. Tenemos que cambiarlos para que la población LGTBI pueda vivir en igualdad total y absoluta con el resto de personas.

¿Considera que los orgullos organizados cada año en las grandes ciudades responden a las necesidades del colectivo o son meras celebraciones para incentivar el consumo?

Está claro que responden a una necesidad porque cada año se registran cantidades multitudinarias de asistentes, tanto en Madrid como en Barcelona. Las personas que vivimos una represión y que no podemos visibilizarnos de forma adecuada, necesitamos fechas concretas para poder salir a la calle y ver que no estamos solos pero, evidentemente, no es la solución. Por otra parte, en los orgullos hay consumo porque muchos de ellos están capitaneados por iniciativas privadas que buscan el lucro. En Catalunya somos herederos de la primera manifestación del orgullo gay que hubo en el Estado español, en 1977, y seguimos un esquema no lucrativo. Personalmente, creo más en un 28 de junio reivindicativo que lucrativo.

¿Qué reivindicaciones de la comunidad LGTBI considera que ya se han alcanzado? 

En el marco del Estado español, tenemos que valorar que durante el gobierno de Rodríguez Zapatero se aprobara el matrimonio igualitario. Fue un debate de primera línea y el hecho de que, independientemente de tu orientación sexual, te puedas casar, supuso un avance muy importante. Por otra parte, creo en la validez del movimiento LGTBI como interlocutor ya que las organizaciones han estado siempre reclamando los derechos del colectivo, incluso anteponiéndose a las leyes. Estas son las dos cuestiones que pondría más en valor.

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