El Palau Robert dedica una exposición a unos de los mejores periodistas del siglo XX. Lúcido, irónico, crítico y exiliado por insobornable, pronosticó el inicio de la Primera Guerra Mundial y el régimen dictatorial de Hitler
Incisivo, divertido, políglota, independiente y visionario. Estos son algunos de los adjetivos que se podrían aplicar -sin riesgo de exageración ni necesidad de peloteo-, a Eugeni Xammar i Puigventós, uno de los mejores periodistas del siglo XX. Pero una figura poco mediática, más allá del prestigio unánime en su sector profesional. Como acto final de conmemoración del 125 aniversario de su nacimiento, el Palau Robert de Barcelona ofrece hasta el 31 de enero del 2015 la exposición “Eugeni Xammar. El periodista que nos explicó el mundo”, que sirve como tributo y recuperación a un personaje básico a nivel internacional en las crónicas de guerra. Entendió el periodismo desde las cuatro directrices imprescindibles: compromiso, contraste, contactos y lugar de los hechos, en una época en la que los artículos se “cantaban” por teléfono. Nada que ver con la dinámica funcionarial de la actualidad, en la que se puede escribir un periódico entero mediante teletipos de agencia desde la oficina.
Nacido en 1888 en Barcelona pero rápidamente reubicado en L’Ametlla del Vallès, fue corresponsal de guerra en la línea de otros muchos escritores de principios del siglo XX como Ernest Hemingway, Robert Capa o Jack London. El asesinato del archiduque de Austria le hizo predecir la Primera Guerra Mundial en la revista Hispania. Una vez iniciado el conflicto bélico, se desplazó con el ejército británico al frente de Francia.
Trabajó para The World, La Publicidad, El Día Gráfico, El Fígaro, El Sol o La Correspondencia de España y en 1923 Alemania entrevistó a Hitler. “Es un loco cargado de fuerza, vitalidad y energía, un loco monumental, magnífico y destinado a hacer una carrera brillantísima”, dijo. En 1933 escribió un artículo con un título explícito. “Alemania se halla en vísperas de inaugurar un régimen de dictadura”.
Republicano e ideológicamente próximo a Acció Catalana, la proclamación de la República le hizo ponerse al servicio de Macià. Su catalanismo más allá de siglas políticas (no escatimó dardos contra Cambó y Companys) también adquiere vigencia en el contexto actual. “Contra la España fascista, una Catalunya independiente”, exclamó a principios de los años 30.
La Guerra Civil española le obligó a exiliarse y desde la distancia criticó con dureza el colaboracionismo de los que se quedaron, como Josep Pla o Samaranch. París, Berlín, La Haya, Estocolmo, Washington, México, Viena, Roma, Ginebra, Nueva York o Puerto Rico fueron sus destinaciones en un largo periplo marcado por las traducciones y las crónicas a numerosos medios internacionales. La muestra incluye un exhaustivo documental con opiniones de distintas personalidades de la cultura y sociedad catalanas como Eugeni Triadú, Joan de Segarra, Albert Manent o Heribert Barrera.