Decía Ortega y Gasset que nada era más difícil que encontrar a un español de pura sangre. Pero lo cierto es que, en realidad, nada es más difícil que encontrar a una sola persona del mundo que no proceda de una mezcla de sangre. Que esto de la pureza no sea sino una cuestión metafísica salta rápidamente a la vista. Porque, ¿dónde está el punto de cesura de la búsqueda de la pureza? ¿A partir de qué punto uno puede verse satisfecho y dejar de hundirse en las raíces? Tomemos el ejemplo de un español: ¿cuál es la línea de demarcación de su ser-español, los árabes, los visigodos, los romanos, los íberos, el hombre Neandertal? ¿Será verdaderamente «de la tierra» el primero en pisarla? Entonces quizá un pez sea el primer castellano de la historia. ¡Menudo entuerto!

Fátima Taleb

Está visto que la esencia no se halla en el origen, que la verdad de la cosa se enturbia en el ensalzamiento místico de la conquista. ¿Y qué nos queda, pues, para llamarnos españoles, franceses o ingleses? Un proceso de pensamiento en devenir constante, un flujo de idas y venidas, una de cal y otra de arena; verdades de hecho y valores históricos. Si nos fijamos, la búsqueda de la nacionalidad se parece a la del arte: ambas han templado sus espadas bajo el martillo del principio invariable. El arte, hasta Kant y él inclusive, era cosa esencialmente de unas formas del gusto subjetivo; la nación, hasta Herder y él inclusive, era cosa esencialmente de unas formas del sentimiento popular (alemán); impasibles, imperecederas, necesarias. Pero hoy, tanto el arte como el nacionalismo observan impotentes cómo se disuelven sus consagradas leyes y el mundo les da la espalda.

A fin de comprender lo que ocurre con el arte acúdase a la Teoría estética de Adorno. Pero si lo que se desea es comprender el quiebre del nacionalismo tradicional, váyase a hablar con personas con las que no se comparta más que la cantidad de miembros y órganos (o si se es tímido léase La era del vacío de Lipovetsky, así no sea lo mismo).

La comparación entre arte y nacionalismo no se ha traído por capricho. Y es que, dado que el reaccionarismo ya no puede sostener su barbarie sobre principios teológicos, hace constar su desagrado de elementos propiamente estéticos. Muy visible, por ejemplo, en el caso que hoy nos ocupa. Es improbable que no suenen los nombres de Xavier García Albiol y Fátima Taleb, puesto que hace unos meses se reavivó el esforzado debate sobre el racismo en Badalona por mor de los insultos dirigidos por aquél a ésta.

En síntesis, la regidora del ayuntamiento de Badalona responsabiliza al presidente del Partido Popular de Cataluña de presidir, además de su partido, toda la retahíla de odios y desprecios que se dirigen contra ella y que tienen por base el racismo. En respuesta, el líder de los populares catalanes le explica que nada tiene que ver con dicha maledicencia, y que en suma se debe su acusación a la incompetencia que ella profesa en su cargo político. Y aquí se acabaría el asunto si, por otra parte, el señor Albiol no diera rienda suelta a sus procaces epígonos en su mismo muro de Facebook. Neutrales y desinteresados, los insultos que allí se reúnen son de lo más variopinto: «mora de mierda», «vete a tu país», «te vamos a limpiar como a la mierda», y otros desvíos lingüísticos. Arte, en última instancia. Estetización de la exclusión, imprecación revestida de mala fundamentación política. Como ya no pueden creerse hijos directos de un linaje carpetovetónico, tratan de moralizar lo estético: para ellos, el velo es malo. Su tela es mala, su caída sobre el cabello es mala, hasta sus pliegues son malos. De lo que se trata de es de tirar de la superstición. El reaccionarismo sabe muy bien que la creencia ingenua se fija más en la mente del pueblo que el razonamiento en su despliegue. Así, de un modo atávico se establecen relaciones con los no-amigos, interpelando a lo de irracional que siempre late en el cuerpo social, esperando de éste la convulsión y el levantamiento de antorchas. Pero este movimiento denota fragilidad en la construcción teórica del odio; sus cimientos se tambalean cada vez que los caudillos profieren sus gritos de conquista.

Por esta razón, al final sus huestes irán abandonando el amparo del odio, porque ya no les ofrece un cobijo seguro. A medida que el conocimiento aumenta y la relación entre culturas se estrecha, los ciudades de antipatías se quedan vacías. Y el eterno contendiente se quedará a solas con sus gritos.

Hablemos, de mientras, con Fátima Taleb.

¿Cómo fueron los primeros días tras haber sigo escogida como regidora del ayuntamiento de Badalona?

 Como muchos de mis amigos saben, yo no tenía la idea de entrar a un partido político. Pero cuando me enteré del proyecto de Guanyem Badalona en Comú, que estaba muy en relación con mi lucha, me animé. Los primeros días fueron duros, incluso antes de la investidura. Entonces ya empecé a recibir mensajes por redes sociales y paseando por la calle. También en carteles: comentarios bastante duros y pintadas contra mí. Fueron días difíciles, pero no consiguieron desanimarme. Desde el primer momento ya sabía que no iba a ser fácil. Quizá, eso sí, un poco más.

¿Cómo lo vivió su familia?

Mi familia me dijo de consuno: «Ya eres adulta para escoger, nosotros te animamos». Nadie se opuso a mi decisión. Pero eso no quita que se preocupasen, y más viendo lo que decían de mí.

Usted afirma que Albiol practica una política de odio, ¿puede extenderlo?

Su lema: «Limpiando Badalona». Siempre ha estado en contra de la inmigración y, en general, de todo lo diferente. Todas sus campañas han consistido en el odio: no a la mezquita, no a los musulmanes. Él, con su discurso xenófobo y racista, se ceba contra los vulnerables. En realidad no es otra cosa que clasismo. Recordemos que cuando fue a Omán se puso la vestimenta tradicional, porque allí sí que hay dinero. Hace una diferencia entre árabes ricos y pobres. Su discurso es islamofóbia interesada. Cerró una madrasa escudándose en que era un lugar radical y terrorista cuando, en fin, madrasa significa escuela. ¿Qué hay de malo que se estudie árabe? Otro de los términos que tergiversa es el de yihad, que no tiene nada que ver con el terrorismo. La yihad es, por así decirlo, el proceso por el cual el musulmán se esfuerza en ser mejor persona. Lo cierto es que la mayoría de personas saben muy poco de esto. Tienen poca información. Precisamente esta circunstancia la aprovecha Albiol.

¿Cree que Badalona se ha vuelto más xenófoba?

Quiero pensar que Badalona no es una ciudad xenófoba, que no es una ciudad racista. Pero el discurso ha calado, indiscutiblemente. Sembrar este discurso de odio tiene sus efectos, sobre todo cuando lo relacionas con la economía.

Albiol dijo que usted era una incompetente, que exageraba.

Primero quiero dejar claro que la denuncia no es la primera, sino la cuarta. Su Facebook es un terreno donde tiene vía libre la amenaza hacia mí. Allí se ceban sin que nadie les corte el grifo. Yo al principio no quería hacerlo público. Pero me pareció que con ello podría dar visibilidad a la islamofobia. Aguanté un año y medio sin decir nada, hasta que los insultos pasaron a la calle y la situación se hizo insostenible.

¿Quiénes le insultan?

Bueno, vecinos de Badalona. Y todos los improperios tienen relación con el ser musulmana. En fin, yo lo llevo todo: soy mujer, musulmana y llevo el velo. Esto impacta, claro. Entiendo que es la primera vez, que estoy abriendo la puerta. Falta tiempo.

Volvamos a la acusación de Albiol.

 Él dice que soy incompetente. Pero si lo soy, ¿cómo es posible que como regidora del distrito seis, que comprende Sant Roc, El Remei y Artigues, he hecho el doble de trabajo que ellos en cuatro años? Antes de mí, la regidoría de participación y convivencia estaba vacía de contenidos. Por entonces se llamaba regidoría de seguridad, participación y convivencia. Esencialmente llevaban el tema de la guardia urbana. Pero a nivel de participación sólo el tema de subvenciones a entidades vecinales. Nada más. Se habían cargado todos los proyectos relacionados con la multiculturalidad. De seis mediadoras enviaron tres al paro. Y desmantelaron el diálogo interreligioso. Ni siquiera empezaron el proyecto anti rumores que con tanto ahínco habían prometido. Habían consejos que sólo se convocaron una vez en todo el mandato. Nosotros, varias veces en un año. Ahora todos los consejos de los seis distritos están activos. Lo cual me trae a la mente otro tema. La cantidad de proyectos que estamos llevando a cabo que ellos ni soñaron en hacer.

Usted es una incompetente de la incompetencia, pues.

Sí. La verdad es que cuando Albiol hizo esos tweets me dio un ataque de risa. No encontré la conexión entre el tema del racismo con lo de la incompetencia, desde el momento en que ya he explicado y se sabe cuánto hemos hecho por Badalona.

¿Ha notado apoyo por parte de la gente de Badalona?

Si un referente para Badalona como Albiol tiene un discurso racista, lo lógico es que influya en la gente. Y si a eso sumamos que no hay espacios compartidos, donde las personas puedan perder el miedo… Pero después de hacer la denuncia pública el cambio fue tremendo. He dejado de recibir mensajes xenófobos; al contrario, he recibido miles de muestras de apoyo. Muchos me han reconocido que gracias a mi denuncia han buscado más sobre el Islam y mejorado su opinión respecto del mismo. E incluso a raíz del incidente, la gente ha buscado lo que se está llevando a cabo desde la regidoría. En fin, la gente de Badalona no es racista, aunque tal discurso haya calado y pueda tener sus momentos de expresión.

El Tribunal Constitucional Europeo ha dictaminado que no se puede acudir al trabajo con velo.

¿Qué tiene que ver el velo con el trabajar bien o mal? Eso va contra un derecho mío. Y se aprovecha para acusar a la comunidad musulmana de que la mujer está sometida por la obligación de llevar velo. Pero, ¿qué diferencia hay entre esto y obligar a no llevarlo? Es curioso que se gasten recursos en sentencias como ésta pero no en evitar que hayan ataques racistas. Las mujeres son las que tienen que decidir sobre su cuerpo. Y si tengo que llevar una batalla al fin del mundo, lo haré.

¿Se adhiere Badalona al movimiento de acogida de inmigrantes?

 En principio sí. Se está trabajando desde Badalona Justa i Inclusiva.

La tónica común del pensamiento de las personas que te atacan es que que los musulmanes e inmigrantes en general tienen que mimetizarse en el entorno y adaptarse al estilo de vida occidental.

 No me gusta para nada la palabra «integración». ¿Dónde está la libertad de escoger, de expresarse? He pedido muchas veces en el congreso que se acabe con el uso de esta palabra. Integración significa aparcar todo lo tuyo y olvidar tu pasado. ¿Cómo puedo olvidar dieciocho años vividos en Marruecos? ¿Cómo lo hago? ¿Quién puede renunciar a sus raíces? Allí donde he ido, en Alemania por ejemplo, me he encontrado con peñas de un mismo origen y no supone problema alguno. Sólo se ve mal si son musulmanes. Creo que la identidad personal es una mezcla de muchos elementos y muy diversos entre sí. Nos iría muy bien hacer memoria; eso nos ayudaría a convivir. Recordar la historia, el movimiento de los pueblos. El Islam, tengámoslo claro, no es de ahora. Es que lleva instalado en Europa desde hace siglos. Es cuestión de reconocerlo y empezar a trabajar de manera constructiva. Y no depender tanto de la imagen televisiva, que no sabe hacer otra cosa que distorsionar.

¿Qué relación actual tiene con Albiol?

La mínima. Yo saludo, porque mis padres me han educado así. Ahora, si te responden o no ya es otra cosa. Eso cada uno, ¿no?

¿Ha notado apoyo por parte de otros partidos?

Sí, al principio sobre todo me decían que estaban conmigo y que me ayudarían en lo que hiciera falta. Al fin y al cabo, todos somos compañeros de trabajo. Muchos venían aquí a mi despacho a darme muestras de solidaridad.

¿Se siente segura por las calles de Badalona?

Soy una persona fuerte. Los primeros días de la denuncia sí tuve miedo. Pero ya está, se acabó. Sólo tuve protección durante unos días en concreto. Quiero hacer vida normal. Voy y vengo en autobús; no quiero ser una persona diferente.

¿Quiénes son los de aquí?

Todos lo somos. Yo me considero de aquí, catalana. Y que nadie me pueda decir lo contrario (sin olvidar mis orígenes). Me siento orgullosa de ser marroquí. «Primer els de casa» es el lema de Plataforma per Catalunya. ¿Quiénes son los de casa? Todos y todas estamos construyendo, independientemente de la cultura y religión.

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