En su sentido más realista, acuñó Felipe González, dicha frase lapidaria titulada: ¡Se puede morir de éxito!

Advertía en 1996, en uno de sus múltiples discursos alusivos a la transformación de ideas y la renovación del PSOE en un futuro, argumentando ante la multitud de fieles que llenaban el recinto: ¡que no podían dormirse en los laureles!

Recogía EL PAÍS de aquellas fechas las manifestaciones de Felipe González, la necesidad de afrontar una transformación de ideas en el PSOE, recordando, que desde 1979, se acordaba el “abandono del Marxismo”, supuesto, que volvió de nuevo a ponerse en práctica por el actual presidente y su Gobierno de coalición.

Aparentemente, esas premisas o líneas de pensamientos vertidas no fueron llevadas a la realidad pretendida, y muy probablemente nadie podría imaginar a priori, que Zapatero y Sánchez, se alejarían a marchas forzadas de la política llevada a cabo por su predecesor.

Tampoco puede decirse que hayan sido pródigos en políticas virtuosas para España, comenzando por el primero, ya que el segundo fue embestido por una Pandemia desconocida, no siéndole achacable, salvo el desconcierto y caos del gasto producido por el pánico impuesto en su errática política, ante un país que ya se tambaleaba ante una coyuntura equívoca de desgobiernos.

Suelo ser crítico con el Poder a través de mis modestas Columnas, y tampoco me dolieron prendas con Rajoy llegado el momento, quedando reflejado en aquellos tiempos de elaboración de los Presupuestos Generales de 2018, en cuanto a las “concesiones” a la oposición para conservar los propios escaños, que indudablemente contribuían a los desequilibrios, tanto económicos como en infraestructuras, surgiendo posteriormente la Moción de Censura que le costó el puesto.

Dichas concesiones excesivas bajo mi punto de vista, algunas con escasa transparencia y poco reflexivas hacia determinados grupos, constituyeron dentro de la Institución Parlamentaria, más sombras que luces con determinados favorecimientos en detrimento de otras.

Desde entonces, visto lo visto, tengo la impresión de que comparado lo de entonces con lo que ocurre en la actualidad, aquello se trataba de un juego de parvulario.

Respecto a los años bisiestos, uno se muestra siempre respetuoso con el Universo, y desconoce el grado de influencia que las llamadas CONJUNCIONES ASTRALES puedan ejercer sobre el Planeta.

Pero resulta ser cierto, sin necesidad de recordar, lo que supuso el último bisiesto (2020), que según el refranero: año bisiesto, año siniestro, incluida Pandemia.

Considerando un eventual año sabático 2023, que pudiera reflejarse en primer lugar ante Elecciones Municipales y Autonómicas, el próximo 28/5, con la duda en fechas de la Comunidad Valenciana, e igualmente con la excepción de las Comunidades denominadas Históricas, pronto se irán perfilando candidaturas con la disposición de exministros para optar a las mismas, quedando tiempo para comentarlas.

No ocurre igual con las Elecciones Generales previstas como máximo para el 10/12/2023, salvo adelanto electoral no descartado.

A la vista de lo anterior, a siete meses vista de las Autonómicas y a poco más de un año de las Generales, posiblemente vaya en aumento el recelo y hartazgo político del electorado a tenor de los elevados porcentajes de desaprobación y desconfianza expresados por el Eurobarómetro (UE) hace escasos meses, dirigido a Partidos Políticos; Gobierno y Congreso. Un 86% para los primeros y un 71% sobre los segundos.

Sobre esta situación, se hace nuevamente preciso insistir en que España necesita una Regeneración Política, en la cual los españoles puedan volver a confiar, y las próximas elecciones podrían representar ese escenario sabático, remitiendo un mensaje en este sentido a sus Instituciones a fin de que se reflexione sobre lo acontecido hasta ahora.

Posicionamientos similares fueron adoptados en Elecciones europeas del presente año en: Francia; Italia; Portugal y Austria, con porcentajes de “PASAR DE LAS URNAS” con cifras del 28% al 57,36%.

Un comportamiento hasta cierto punto natural, considerando las escasas motivaciones para votar, ante otras circunstancias de rango superior a la Política, las cuales preocupan mucho más al ciudadano.

Finalizando, no sería baladí memorizar las interminables problemáticas que afectan al mismo, mostrando posiblemente en cada una de las próximas Elecciones la gran quiebra de confianza y temor que nos asola, y eso que aún no se ha “levantado el telón” sobre las refriegas políticas que nos esperan.

Doctor en Derecho por la U.C.M. (Cum Laude). Licenciado en Derecho. Licenciado en Ciencias Políticas. Caballero de Mérito de la Real Orden (Noruega).

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